CAPÍTULO 33

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Dentro de la cueva, el ritual continuaba.

"¡Divina madre, Poderosa Diosa Roh'kash!

¡Roh'kash Ne Nabu Escucha!

A través de la transmutadora y purificadora llama violeta,

Permite que esta alma pura sea liberada del mal que hoy la aprisiona.

Libérala, por los poderes del agua, de la tierra, del fuego y del viento.

Pero éste fue interrumpido de manera brusca e inesperada.

"¡¿Pero qué está ocurriendo aquí?!",

Los espiritistas habían estado tan concentrados en su ritual que no se percataron de que Fabana había entrado en la cueva.

Fabana quedó petrificada ante lo que vio al entrar al lugar: Kokasha, Rómulo y Shimbekh, acomodados en forma de triangulo con Loebanna recostada en el piso frente a ellos retorciéndose y gritando, ella parecía estar rodeada de una luz color violeta que le impedía ponerse de pie.

De alguna manera, Fabana creyó que Loebanna estaba siendo víctima de un ritual de magia negra o de tortura, así que, sin reflexionarlo, corrió hacia la sacerdotisa.

"Me engañaste, Shimbekh; tu magia es negra, no blanca", y como si Fabana se hubiese convertido en un búfalo africano enardecido, utilizó su cabeza para embestir a la sacerdotisa, mientras decía: "He dicho... ¿Qué está pasando aquí?"

"¡No!", gritaron Taka y Loebenna detrás de ella. Ambos habían entrado a la cueva detrás de Fabana, pero no pudieron impedir que Fabana arruinara el ritual.

Shimbekh recibió el golpe justo en el muslo de una pata trasera. Éste impacto hizo que perdiera el equilibrio así como la concentración. ¡Gran error de Fabana!

Debido a semejante acto, no sólo Shimbekh perdió la concentración, sino que se desvanecieron los campos energéticos protectores de cada uno de los espiritistas, la triada perdió por completo la concentración en el ritual; todos abrieron los ojos, el triangulo espiritual se deshizo, y el proceso de exorcismo se detuvo. Rómulo, Kokasha y Shimbekh fulminaban a Fabana con la mirada. Por su parte, Taka y Loebenna no pudieron más que sentarse a ver con frustración lo mal que habían salido las cosas. Mas como Fabana no entendía nada de lo que estaba ocurriendo, seguía gritando histéricamente.

"¡¿Pero qué pasa aquí?! Shimbekh me decepcionas; Tú eres la sacerdotisa de la jauría, nunca te creí capaz de recurrir a las artes oscuras... Y tú, anciana Kokasha, ¡Todo éste tiempo le mentiste a la jauría haciéndole creer que eras una sacerdotisa buena, cuando en realidad no es así!", pero antes de que ambas sacerdotisas pudieran decir algo para defenderse, el sacerdote mayor Rómulo, tomó la palabra: "Shimbekh, Kokasha, y un servidor sólo hacíamos nuestro trabajo; UN EXORCISMO A ÉSTA INFORTUNADA CRIATURA", dijo, señalando al cuerpo de Loebanna con su nariz. "Ahora no hay tiempo de explicar nada, salga de aquí, o el Makei que hay dentro del cuerpo, se apoderará de la esencia, del alma de Loebanna para siempre".

A Fabana casi le da un infarto debido al impacto que le provocó la noticia; ¡Su amiga poseída por un demonio!, ¡¿Por qué había pasado?! También se sintió culpable de haber interrumpido el ritual inútil y tontamente.

De pronto, el poseído cuerpo de Loebanna comenzó a reír de una manera siniestra y aterradora.

"¡Oh, no!", exclamó Rómulo, "¡Ya no ha tiempo!, ¡Ustedes dos!", dijo mirando a Kokasha y a Shimbekh, "vuelvan a sus posiciones y armen de nuevo el triángulo espiritual junto conmigo. Hay que restablecer el campo protector".

Mientras los sacerdotes volvían a sus posiciones, por desgracia, el Makei dentro de Loebanna aprovechó para darles la desalentadora noticia, su voz era siseante, sibilante, como la de una serpiente: "¡Tontos de ustedes!; Ahora que han roto el triángulo, tendrán que reiniciar el ritual desde el comienzo, pero lamento informarles que su tiempo se ha agotado, en menos de un minuto, Loebanna y yo, nos fusionaremos en una sola entidad, seremos uno, y la esencia de Loebanna como ustedes la conocen, desaparecerá para siempre de éste mundo... ¡Y todo habrá sido culpa de esa idiota!", exclamó, mirando a Fabana de una manera horrible.

"¡Por eso no queríamos que te entraras aquí!", gritaron Taka Y Loebanna, detrás de ella, Fabana los miró con una profunda sensación de culpa y no pudo decir nada más, mientras que la triada de sacerdotes se sentían frustrados porque sabían que el Makei tenía razón; Resultaba imposible ya reiniciar el ritual desde el principio cuando faltaba menos de un minuto para que se completara la fusión, sabían que no habían sido capaces de salvar a Loebanna de las garras del Makei y eso los hizo sentirse ineptos, impotentes, totalmente inútiles.

El Makei seguía hablando en un tono burlón y sarcástico con ese siseo inquietante salido de ultratumba: "Como Loebanna está a punto de desaparecer para convertirse en una sola entidad conmigo, la dejaré despedirse de ustedes, ya que ella ha estado muy inquieta".

El Makei guardó silencio. Todos los presentes se miraron unos a otros, desconcertados.

"Mutty, ¿Qué va a pasar ahora?", preguntó un Taka muy asustado a Fabana, escondiéndose detrás de ella.

"No lo sé, pequeño", respondió Fabana con voz quebrada, casi petrificada por la incertidumbre.

Lo que ocurriría a continuación les resultaría demasiado repulsivo a todos:

Al cuerpo de Loebanna le apareció, como por arte de magia negra, una segunda cabeza además de la que ya tenía, y ésta segunda cabeza era horrible y siniestra: ¡Era la del Makei!, de ojos rojos y hocico espumoso como el de un perro rabioso. Así, el cuerpo de Loebanna se había hecho de dos cabezas: La del Makei, de aspecto monstruoso, y la habitual cabeza de Loebanna.

Loebenna comenzó a llorar con mucha fuerza y se acercó al cuerpo poseído. "¿Qué te ha ocurrido? ¡¿Qué te ha ocurrido?!", gritaba la afligida hiena una y otra vez sin parar.

"Eso ya no importa", decía la cabeza de la bella Loebanna en susurro y con voz quebrada, como si ella también quisiera llorar, agregó: "Ahora lo más importante es que yo pueda liberarme de culpas antes de desaparecer, antes de volverme una con el Makei. Ahora, necesito que les digas a Fabana y a la abuela Kokasha que se acerquen. Necesito hablar con ustedes tres".


NOTAS AL PIE: Según la metafísica mística, la llama violeta es una energía, una luz poderosa capaz de transformar la energía negativa en positiva.

El Rey León: CLARO DE LUNA (sobre HIENAS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora