CAPÍTULO 39

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A unos metros más allá de la cueva, un esqueleto de elefante adulto yacía en los suelos del Cementerio de Elefantes; Éste esqueleto parecía haberle pertenecido a un elefante joven que posiblemente habría muerto de enfermedad. Los colmillos de éste difunto paquidermo eran medianos, pero se veían muy duros y puntiagudos.

Unos hiénidos que estaban comiendo muy cerca del cráneo de éste elefante, se horrorizaron cuando vieron cómo de pronto, y de la nada, uno de los colmillos pareció partirse a la mitad, como si alguien invisible lo hubiera hecho, pero lo que más aterró a los pobres hiénidos fue cuando el pedazo puntiagudo del colmillo arrancado comenzó a elevarse por los aires y a seguir un rumbo específico, prácticamente, el pedazo de colmillo estaba volando hacia algún lugar.

Los dos hiénidos se miraron uno a otro, llenos de espanto, y gritaron al unísono: "¡El fantasma del elefante viene por nosotros!", y así, aquellos hiénidos, que hasta ese momento disfrutaban de su cena bajo la luz de la luna, huyeron despavoridos del lugar.

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El Rey León: CLARO DE LUNA (sobre HIENAS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora