Capítulo XXXII

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Tomás G.

Thomas y Tomás regresaban a la mesa de la familia tras estar más de una hora en la pista de baile. Tomás miró, pero ni el suegro, ni el marido de Helena se encontraban ya, en su lugar se encontraba el estirado primo del Thomas, junto con su mujer e hija. Thomas saludo al primo mayor, este devolvió el saludo.

—Tomás, puedes hacerme un favor, —dijo Fernando. Ambos chicos miraron al hombre. —Tiene razón Arthur, —sonríe el sujeto. —Es un problema que ambos tenga el mismo nombre. Tú, —apunta a Tomás. —¿Puedes sacar a bailar un rato a mi hija Gabriela?; su pareja no ha llegado todavía, —aclara el hombre.

Tomás mira a su compañero y este asiente; dicho esto extiende la mano a la chica y ella con una sonrisa lo acompaña a la pista de baile.

Gabriela es una chica hermosa, heredo del padre la altura propia de los Lyon, su madre, Mercedes, era más bien baja de estatura si se la comparaba con el esposo; la chica también había heredado del padre la cabellera rubia, pero las facciones hermosas y los ojos grandes y azules eran de la madre, no cabía la menor duda. Si se lo propusiera podría entran en algún certamen de belleza y seguro ganaba la corona.

Pronto ambos estaba bailando el ritmo de la salsa que tocaba la orquesta.

—Eres bien atractivo, y sabes bailar muy bien, —le dijo Gabriela.

Tomás jura que se sonrojo ante el comentario. En el gimnasio había aprendido algunos pasos de baile con el grupo de danse fitness. Pocos meses atrás no hubiera sido capaz siquiera de mover los pies. Menos podía interesar a las chicas. El matrimonio definitivamente le había servido.

—Gracias, —respondió Tomás.

—No pareces gay, —comento la chica.

—¿Qué cosa?

—Eso, que no pareces gay, —insistió la chica.

Tomás sólo sonrió ampliamente.

—¿Y cómo te imaginas a los gays?, —preguntó divertido Tomás mientras ellos seguía bailando.

—Como tu esposo, ese tiene pinta, tú no; —dijo la chica sonriendo.

Ahí Tomás sólo pudo soltar la risa, el macho que todas las noches le rompía el culo era quien tenía pinta de gay, y él no, eso no lo creía.

—Gracias, —fue todo lo pudo decir.

—Eres agradable y divertido, —insistió la chica.

—Y tú muy hermosa, una diosa caminando entre los hombres, —respondió él.

—Y galante, —se sonrojó ella.

—¿En serio?

—Debiste ser todo un rompe corazones en el liceo.

—No tuve tanta suerte, mi madre estaba delicada de salud y hubo otras prioridades.

—Humilde, encima, —sonrió ella. —Lastimas las que te despreciaron.

—Me vas a hacer sonrojar, —dijo divertido.

—Pero por qué, eres guapo, divertido, trabajador, mi padre dice que tienes tu propio negocio, responsable, eres todo un partido.

—Lo lograste, —sonrió Tomás.

—¿Qué logre?

—Que me sonrojara, —soltó la risa Tomás.

—¡Oh, qué cosas dices, sabes como hacer que una chica se enamore de ti!

—No sigas, va hacerme sentir culpable.

Thomas & Tomás - Serie: Agencia Matrimonial - 03Donde viven las historias. Descúbrelo ahora