Capítulo IX

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Thomas L.

Arthur miraba desde el ventanal del estudio. Eran pasadas las nueve de la mañana del lunes; abajo estaba llegando Thomas y descargaba las maletas. El chico Igor ayudaba a cargarlas dentro. Se suponían que llegaban ayer tarde. Habían enviado muchas selfies toda la semana a la pagina de la familia, y un sólo mensaje ayer también a su teléfono.

[Estamos bien, vamos a llegar mañana]

Por la sonrisa que tenía el chico y la cara de felicidad que cargaba implicaba que todo había ido mejor de lo esperado en esa semana de Luna de Miel.

—Bien, —se dijo para si mismo Arthur. —Al parecer habrá que subir la presión un poco si vamos a querer que las apuestas de esta quiniela resulten según la estadística; hay un casi cincuenta y cincuenta para que se divorcien antes del mes, y aún quedan tres semanas, —él se reía a si mismo divertido.

Minutos después subía Thomas y entraba en el estudio del padre. Arthur ya se había sentado en su escritorio y hacía que trabajaba con su computadora revisando algo.

—Papá, —gritó el chico al entrar. —Llegue.

—Te vi llegar, ¿dónde dejaste botado a T.G.?

—¿T.G.?

—Tomás García, no puedo llamarlo Tomás aquí; no quiero ni imaginar una conversación en la mesa y no sepamos a quien me estoy dirigiendo.

—T.G. suena raro, ¿por qué no le dices yerno simplemente?

—Yerno no es un nombre es una condición, ¿y dónde dejaste a T.G.?

—Pasamos primero por su oficina, esta tarde lo busco y lo ayudo a bajar sus cosas para que se mude para acá.

—¿Todo bien?, —Arthur preguntó más como un decir, Thomas seguía con aquella cara de idiota que no cabía la alegría.

—Todo bien.

—Una pregunta, ¿cómo lo llamas?

—¿Qué cosa?

—¿Qué apodo le pusiste, no creo que lo llames Tomás en privado?

Thomas sonrió.

—No puedo decírtelo.

—Tan feo es.

—Es algo privado.

—¿Pruébame?

—No..., no puedo, si sabe que te dije me mata.

—No le voy a decir.

—Seguro, —dudo Thomas.

—¿Te he mentido antes?, —Thomas empezó a contar con los dedos, cuando iniciaba nuevamente la cuenta, Arthur dijo. —Bien, bien, algunas veces, ahora responde.

—Culito Rico.

—Repite.

—Culito Rico.

Arthur soltó la carcajada.

—Ves, por eso no te lo quise decir.

—C.R. suena mejor que T.G.

—No lo vas a llamar C.R.

—Vi algunas de las fotos que enviaron, —dijo Arthur tratando de cambiar la conversación.

—Hay unas que no he enviado, y algunos vídeos, pero quiero mostrárselos primero a Neal.

—¿A Neal, a tu hermano antes que a tu padre querido?, quien te crió, educó, y te ha mantenido todos estos años, incluso te ha brindado su casa para que te vengas con tu marido a hacer esas porquerías que seguro hicieron toda la semana, y no me diga que siguen vírgenes los dos, esa cara de idiota sólo significa una cosa.

Thomas & Tomás - Serie: Agencia Matrimonial - 03Donde viven las historias. Descúbrelo ahora