Capítulo XLII

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Tomás G.

[Cuatro años atrás]

Giovanni leía el periódico, lo hacía mientras esperaba su desayuno en aquel café. De todas las noticias de ese día, una insignificante en las páginas de sucesos llamó su atención. "Detenido joven hacker...", pero no era la noticia lo que llamó su atención, sino la foto de aquel chico en aquel diario.

«Me ha salido un doble», pensó al ver la imagen. «Creo que necesito conocer más de este muchacho».

Tras anotar los datos que necesitaba salió, necesitaba viajar a Nápoles. Un par de días después consigue llegar a la dirección en cuestión. Estuvo como testigo en los pasillos de los tribunales esos días del juicio, y vio como la madre de aquel mocoso lloraba por su muchacho mientras era casi arrastrado al vehículo que lo transportaba al reten.

—Buenos días, tome, —dice Giovanni pasándole a la mujer un pañuelo. Esta lo agarra y se enjuaga las lagrimas. —No soy periodista, policía o algo similar, sólo necesito hablar unas palabras con usted.

No termina de hablar y la mujer lo mira.

—¿Qué dice usted?

—¿Podemos hablar unos momentos, por favor?

Ella al verlo finalmente se sorprende. La mujer asiente y permite que el hombre la guíe a la salida.

—Disculpe mi sorpresa, usted se parece a...

—Lo se, esa es la razón de mi visita.

—¿Pero cómo es posible?, estoy segura que nunca lo he visto antes, —insiste la mujer.

—Lo mismo puedo decirle yo, —sonríe Giovanni a la mujer.

Rato más tarde ambos están en una mesa de un café en la calle.

—¿Y usted en que trabaja?, —pregunta la mujer.

—Tenemos la misma ocupación, —responde el hombre, la mujer sonríe con una mueca. —¿Y el padre del chico?

—Cíngaro, atractivo como usted, iba de paso con su grupo; sabía que era un error, pero no me contuve; una de sus mujeres me maldijo, nueve meses después él llegó, —ella sonríe nuevamente, pero sus ojos muestran tristeza.

—¿Por eso nunca lo puso en una escuela normal?, —pregunta él.

—En parte, una se mete a puta y luego tiene un hijo con un paria, es como sumarse al grupo; lo intente un par de veces, pero lo insultaron y golpearon; no lo hice más. Fue un parto en casa, otra puta me ayudó. Ella sugirió hacer como muchas otras en iguales circunstancias, no atarle el cordón umbilical, pero no tuve el valor para ello. Luciano legalmente no existe, no tiene apellido, ni siquiera está en el registro civil; e hice como en la tierra de su padre, use mi nombre y le nombre Luciano Alicesco.

—Hijo de Alice, —completo Gino, ella asintió.

Por las siguientes dos horas ambos se contaron sus historias. A ella ya los años le entraban, la clientela disminuía y con ello el dinero; y el chico tuvo una idea, ella lo apoyó; pero la idea del chico se devolvió y mal; habían mordido más de lo que podían y ahora Luciano pagaba las consecuencias. Gino la acompaño y dejó en aquel cuarto que la mujer alquilaba; iba saliendo cuando escucha la explosión dentro y lo empuja al piso. Él corre a la habitación de la mujer, entra dentro, entre el humo y las llamas, y rescata a la mujer. Ella está moribunda, apenas respira, retiene en sus manos la cartera y se la pasa.

—Salva a mi hijo, —le dice. —Lo quieren matar por esto, —le completa pasándole el bolso que llevaba encima. Ya llegan los vecinos y se escuchan las sirenas, él entiende que tiene que desaparecer y escapa entre el caos que se ha presentado. Tres días después logra entrar en el reten donde tienen a Luciano, se hace pasar por un empleado de limpieza y tras hablar con el chico lo ayuda a desaparecer; es un reten para menores no es una cárcel, la seguridad no es igual.

Thomas & Tomás - Serie: Agencia Matrimonial - 03Donde viven las historias. Descúbrelo ahora