Thomas L.
Era mitad de marzo, y las locuras en el cabello de Thomas habían acabado antes del día de Reyes, eso para tranquilidad de todos en la casa. Arthur miraba el periódico esa mañana, no había noticias interesantes que acapararan su atención, hasta que vio aquel clasificado; uno pequeño, no muy resaltado, pero definitivamente importante. Terminó rápido su desayuno y salió, necesitaba por fin poner el cascabel al gato y no seguir con este juego de la candelita, persiguiendo cortinas de humos. Entró en el despacho de Adán y el sobrino lo miró atento, era evidente que sabía a que venía. Arthur se paró al frente del escritorio del joven y puso sus puños sobre aquel bastón al frente de él mientras seguía de pie.
—Esto es lo que va a pasar esta tarde, —dijo Arthur. —Voy a llamar a una junta de accionistas, que es más bien una junta familiar; en estos meses que ustedes me han dejado fuera de lo que sea que esté haciendo Elizabeth, yo también jugué bajo cuerda y tengo a hoy el cincuenta y dos por ciento de las acciones, lo que implica que esta misma tarde procedo a removerte como director ejecutivo de toda la compañía; asumo el control de la misma formalmente e inicio su venta en trozos mañana mismo, ¿nos entendemos?
Adán miró al tío unos instantes, como tratando de asimilar toda la información. Levanto un dedo en señal de espera e hizo una llamada con el teléfono celular.
—Madre es hora, tío Arthur ya está aquí, —dijo y colgó sonriendo. —Que conste en acta que yo no estaba de acuerdo en no decirte nada, —completó.
—¿Bien, entonces qué es lo que ocurre finalmente?
—Hace unos cuatro años atrás el alcalde anterior realizo un experimento urbano, te suena Río Negro.
—El boulevard peatonal.
—Se cerró una calle y se la convirtió en un pasaje al aire libre para peatones; se plantaron arboles donde antes había asfalto, se cerraron burdeles y se sacaron de las calles a prostitutas y vendedores de drogas; el resultado fue un vecindario que creció no sólo en lo económico ante las nuevas tiendas que abrieron, sino se mejoro la calidad de vida de las personas del sector.
—¿Y qué tiene que ver eso con la compra a escondidas de casi ocho manzanas a las afueras del casco histórico?
—La alcaldía anterior pensó en repetir la experiencia, sólo que esta vez crearían tres pasajes para peatones partiendo del boulevard de la playa, cerca del casco histórico, subiría cada uno unas seis cuadras, pasando por la avenida donde están los edificios donde trabajan Thomas y su esposo, y luego cerrando todo como una herradura al final al unir estos tres pasajes dos cuadras más arriba. En la avenida se construirían pasajes subterráneos con tiendas y demás para no interrumpir el flujo vehicular, así como paradas para autobuses.
—Aja, sigo sin ver el problema, y si mal no me fallan mis ideas de costos, la construcción de esas caminerías serían para nosotros algo así como un palillo de dientes, ¿por qué perder tiempo y dinero en ellas?
—Hay mucho dinero en juego aunque no lo creas, pero hay algunos problemas con ese proyecto, —dijo atrás Elizabeth, que entraba acompañada con Erik y Fernando.
Arthur se volteó a mirar al grupo que entraba.
—Ilumíname, —sonrió Arthur.
—A diferencia de Río Negro, donde la mayoría de los edificios tenían en su planta baja locales comerciales, estos pasajes peatonales corren entre edificios que no tienen esa característica, —aclaró Adán.
—Se realizaría una gran inversión, de unos veinte a treinta millones de dólares en algo que no serviría para nada a largo plazo, salvo eliminar calles que ahora se necesitan por el colapso en el transito, —aclaró Elizabeth.
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Thomas & Tomás - Serie: Agencia Matrimonial - 03
AléatoireHan pasado casi cinco años de la muerte de Eva; pero Thomas Lyon no logra olvidarla. Su tía le sugiere hacer como ella hizo con Adán, usar la Agencia Matrimonial de su amiga para conocer a su alma gemela. Hay sólo un problema, él no cree que pueda e...