Capítulo XLIII

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Thomas L.

—Te juro padre que si no viene lo mato, —reclamaba Thomas ya montado sobre Apolo.

—Dijo que vendría y que por nada del mundo se lo perdería, —respondió tranquilo el hombre.

—Ya Helena está en su presentación, hace más de dos horas que lo estoy llamando y nada que responde.

—Tiene que estar ya aquí, mira, incluso doña Martina y la abuela Luisa ya están aquí, y atrás están la Rosita Fresita y tu amiga del Gym, —completó apuntando al cuarteto de mujeres que se acercaban, mientras les hacía un saludo.

Las mujeres llegaron donde estaba el grupo, al lado del cercado donde Thomas estaba detenido sobre el caballo y saludaron.

—¿Y Tomás, no vino con ustedes?, —preguntó un ansioso Thomas.

—No, pensamos que estaba ya aquí, no vino a trabajar en la mañana y anunció que nos esperaba en el club para el concurso ecuestre, —dijo Martina.

—Lo voy a matar, eso es seguro, —repitió Thomas.

—Mira, pon buena cara que aquí viene Helena, —ordena Arthur.

Y era cierto, la prima acababa de realizar su segunda presentación y retornaba a donde estaba el grupo familiar. Ya los comentaristas hacía la descripción de los resultados obtenidos y los puntos señalados por los jueces la ubicaban de primero entre las competidoras femeninas del evento. Tan pronto llegó y descendió de la yegua, se vio rodeada por los ahijados y las felicitaciones de Adán y Neal primero, luego los elogios de los mayores, empezando por el chupamedias de Manuel.

—¿Dónde están Giovanni y Luciano?, —pregunto, en parte extrañada, en parte molesta por su ausencia en ese lugar.

—No los hemos visto desde que empezaste tu representación, —dijo Manuel. —Lo más seguro es que te esperan adentro de restaurante, —insinuó el hombre, indicando que a esos dos no les gustaba juntarse con la familia.

Ella dudo, pero prefirió seguir con esa idea.

—¿Y dónde esta Tomás, no lo he visto?, —dijo al primo, ella no se aguantó, necesitaba soltar la bilis por algún lado.

—Por ahí, —fue la respuesta de Thomas, si decía que no sabía sería peor.

«Señores, ahora la presentación de un potro del hato ecuestre Centella», se escuchó por las cornetas del lugar. «El potro de dos años de nombre Yago es un hermoso cuarto de milla color chocolate y es montando por el jinete Tomás García, quien se presenta por primera vez en esta competencia», —completo el comentarista.

—¿Dijo Tomás García?, —pregunto una Helena dudosa. —Ese no es...

Ya no pudo decir más cuando todo el grupo se lanzó a la baranda del cercado del campo donde se encontraban los obstáculos a brincar por los animales, a mirar la entrada del caballo y del joven jinete que lo montaba. Todos vieron como aquel potro iba entre los distintos obstáculos marcados, para finalmente tras tres minutos de ejecución el potro y jinete completaban la primera ronda de ocho obstáculos en el trayecto sin ningún problema.

«Una ejecución impecable del potro y su jinete», comenta el narrador en la caseta de radio. «Los jueces le otorgaran una muy buena puntuación y seguramente va a encontrarse dentro de los primeros lugares en la competencia».

En el campo el par, caballo y jinete, se aproximaban al vallado donde se encontraba el grupo familiar, otras dos mujeres se acercaban también, Aura y su madre, que venían a comprobar lo bien que aquel potro de su hato había hecho la ejecución, eso era propaganda gratis para el negocio que regentaban. Thomas seguía dentro del campo sobre Apolo cuando el otro centauro llegó a su lado, Tomás puso una sonrisa y se estiró sobre el caballo para darle un beso al hombre.

Thomas & Tomás - Serie: Agencia Matrimonial - 03Donde viven las historias. Descúbrelo ahora