Capítulo XIV

1K 122 13
                                    

Tomás G.


Tomás respira con dificultad, Thomas lo ha estado follando en aquel gimnasio privado casi una hora. Inicialmente con él apoyado contra aquel espejo, luego sobre el banco, Thomas abajo y él lo ha cabalgado hasta que se ha corrido lanzando su semen sobre el rostro y el torso de quien está abajo. Thomas ríe divertido de la sorpresa al verse bañado de esa forma. Tiene la cara toda mojada con aquel jugo, y por sus labios escurre aquel semen. Se incorpora un poco y besa al otro, que empieza a lamer de su cara y torso aquella leche con que lo ha bañado.

Finalmente terminan en el piso a cuatro patas. Tomás no deja de mirar aquel espejo al frente mientras atrás lo sigue bombeando el otro con furia. No deja de ver la cara de idiota que pone cuando esta contento, y vaya que está contento. Eso lo tranquiliza un poco, debe mantener contento a dos; a Thomas por un lado con su culo y al padre al saber que cumple a cabalidad su misión. Sonríe a aquel espejo, y sonríe cuando siente los últimos golpes fuertes del otro y este se entierra profundo, sabe que se está corriendo al fin.

Thomas sale y cae a su lado boca arriba, respirando con dificultad. Él se deja caer nuevamente boca abajo y mira a su compañero agotado, respirando con dificultad.

—Gracias, —logra decir Thomas en medio de su ahogo, todo bañado en sudor. —Esto es verdaderamente entrenamiento, contigo no necesito caminadoras o hacer fitness.

—De nada, —dice Tomás todo divertido. —Espero que tengas aún fuerza y carga para esta noche en la cama.

El otro lo mira divertido.

—¿Ya se te quitó el miedo escénico?

—No, tengo terror a que tu papá vuelva a entrar y me encuentre boca abajo viendo como me rompes el culo de esa forma.

—¿Entonces?

—Tu papá y yo hablamos esta tarde, cuando me llevo el carro a la oficina y luego antes de que bajara aquí; me dijo que después de las cinco, cuando no quedaba nadie en la casa; él, salvo por ir a picar algo a la cocina en la noche, no sale de su estudio o su habitación...

—La habitación vecina, te recuerdo, donde se escucha todo, —completó divertido Thomas.

—Si, eso, ya se que te gusta atormentarme, eres igual a tu papá. Bien como iba, me dijo que teníamos la casa para nosotros solos, que podíamos estar dentro como quisiéramos, y hacer lo qué quisiéramos, dónde y cómo quisiéramos.

—Son muchos quisiéramos, hay trampa seguro, —sonrío divertido Thomas sin dejar de mirar al otro.

—Si, me dejas terminar, —Thomas asintió, poniéndose de medio lado. —Como decía, nos dio carta libre en la casa, claro que puso una condición, dos realmente.

—¿Esas serían?

—La primera es que debo mantenerte con esa cara de idiota; no importaba si mi culo sangra en el esfuerzo por lograrlo.

—Pervertido, pero lo apoyo en todo eso. ¿Y lo segundo?

—Que limpiemos todo al salir, no quiere que doña Ignacia reclame por las manchas blancas en los muebles.

—Será desgraciado, —soltó la carcajada Thomas.

—Por eso te esperaba aquí.

—Con ese sexy pantaloncillo corto pegado al cuerpo.

Tomás asintió.

—Estos espejos me recordaron los del chalet.

—¿Así que te gusta ver como te rompo el culo?, —dijo el otro pasado sus dedos por el pelo alborotado y sudado de Tomás.

Thomas & Tomás - Serie: Agencia Matrimonial - 03Donde viven las historias. Descúbrelo ahora