Capítulo 2

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Respiré profundo. Me negaba a creer que él hubiera regresado, aunque era de esperarse, que nos quisiera a todos de regreso.

— ¿Es una maldita broma, Eitan?

Negó con la cabeza

—Por más que quisiera que lo fuera, no lo es.

— ¿Y cómo supieron que él ha regresado?, ¿Se comunicó con ustedes?

—No, pero estamos esperando a que lo haga.

— ¿Entonces? —arqueé una ceja

— ¿Recuerdas a Jerry?

—Sí

Él era uno de los amigos de Eitan, nos había ayudado a investigar. También trabajó para Dissarno, al igual que nosotros, ahí fue donde lo conocimos.

— ¿Entonces se comunicó con Jerry?

Asintió

Me senté en el sillón de la sala de estar.

—Él vino hace unos días—comentó Michel—Nos dijo todo lo que le había dicho y que se comunicaría con nosotros

—Nosotros ya no trabajamos para él, dejamos de hacerlo antes de que se lo llevaran a prisión.

—Sí, pero él nos quiere devuelta—indicó Eitan—en especial a ti.

— ¿Por qué a mí?

Pero sabía la respuesta. Mi matrimonio con Adam, era lo que le interesaba de mí.

—Sabe de tu matrimonio con Adam Jones y quiere hacer negocios contigo—respondió Eitan

—Sí, ya sé qué clase de negocios tratará de hacer— pasé mi mano por el cabello, en signo de desesperación.

—Tranquila, Nina. Todo estará bien, Eitan ya tiene un plan— señaló Annie al acercarse a donde yo estaba y poner su mano sobre mi hombro.

—Eso no me sorprende

Desde el momento en que me casé con Adam, Eitan había ideado ese plan, pero nunca me lo quiso contar, dijo que lo haría solamente cuando fuera extremadamente necesario. Es decir, cuando Dissarno apareciera.

— ¿Cuál es el plan?— pregunté mirando a Eitan –Por favor que no involucre acostarme con alguien, recuerda que ahora soy una mujer casada— le enseñé mi mano izquierda con mi anillo de compromiso y matrimonio.

Todos rieron, pero mi hermano mas.

—Para derrotarlo y vengar la muerte de nuestros padres, tenemos que regresar y meternos de nuevo en sus fuerzas, ganarnos de nuevo su confianza, poner a todos en su contra y cuando menos se lo espere atacarlo.

—Sólo hay unos pequeños problemas en tu plan, Annie y Michel están en la universidad, tú y yo trabajamos en la empresa y por último está Adam, ¿cómo vamos a hacer todo esto sin que él se entere?

—Sé que no le has dicho sobre quien eras, pero, creo que ha llegado el momento para que lo hagas, Nina. Tienes que contarle tu pasado, tarde o temprano se tenía que saber y que mejor que se entere por ti, a que alguien más se lo diga.

— ¿Quién se lo diría? Nadie lo sabe, solo nosotros.

—Piénsalo, Nina. Creo que será mejor que le digas la verdad ahorita, sino, ¿qué le dirás cuando se comunique Dissarno y tengamos que irnos?

Negué con la cabeza.

—Aún no es tiempo. Además, cuando llegue ese momento se me ocurrirá algo.

*****

Estaba en casa preparando la cena. A lo lejos escuché cómo se abría el portón de la entrada, era Adam, quien venía entrando en su Lamborghini Gallardo 2013 color blanco. Para ser sincera no me agradó la idea de que se comprara ese coche. Nunca había derrochado tanto dinero, era como si quisiera llamar la atención.

¿Adam sabría sobre el regreso de Dissarno?

Alejé esos pensamientos, cuando escuché su voz y sentí un tierno beso en mi mejilla.

— ¡Qué rico huele!— me tomó de la cintura.

Sonreí

— ¿Cómo te fue?

—Bien— respondió en un tono seco y cambio rápidamente de tema — ¿Qué vamos a cenar?

—Hice unas pechugas de pollo, con verduras al vapor

—Ya quiero probarlas—se lavó las manos en el fregadero — ¿Cómo te fue con los chicos?

—Me agradó verlos, los extrañé.

Él sonrió

— ¿Y qué pasó durante las semanas que nosotros no estuvimos?

—Nada interesante, es como si nunca nos hubiéramos ido— respondí en un tono bastante agradable, para que no notara mi preocupación.

Serví las pechugas en dos platos junto con las verduras. Nos sentamos en el comedor. Comíamos en un silencio casi sepulcral.

—Gracias por mi sorpresa de esta mañana—rompí el silencio

— ¿De verdad te gustó?

—Sí

—Esa es una de las muchas formas en las cuales puedo demostrarte que te amo. Nunca dejaré de hacerlo. Eres lo mejor que me pudo pasar y como te dije el día en que nos conocimos, cuando te defendí de ese hombre en el antro: "lo haría de nuevo, sólo para conocerte". Hice hasta lo imposible por encontrarte, Nina y por esa razón no te dejaré ir.

Esperaba que después de conocer la verdad, lo siguiera haciendo.

—Quiero decirte algo—le dije

— ¿Qué me quieres decir? —me miró fijamente

Lo miré a los ojos, traté de acomodar las palabras correctas en mi boca, para decírselo, pero como una cobarde, no pude. Así que le dije algo más.

—Te amo, nunca olvides eso.

—Jamás lo olvidaría

Sonrió

Se paró de su silla, tomó mi mejilla y me besó apasionadamente. Me levantó de la silla, llevándome entre sus brazos hasta la recámara, depositándome tiernamente en la cama, entregándonos al amor que sentíamos el uno por el otro. 

Mentiras EstafadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora