Capítulo 32

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Desperté a la mañana siguiente, muy temprano. Salí a correr necesitaba despejar mi mente de la ajetreada noche. Cerca de ahí, había un pequeño lago, me senté en la orilla a pensar un poco.

Era increíble como vida cambió en el último año. Pasé de ser una estafadora y ladrona, a trabajar para Adam, descubrir la verdad sobre la muerte de mis padres, enamorarme de él, casarme, dejarlo para regresar a mi vida de antes, para vengar la muertes de todos los Stevenson.

Sabía quién era el asesino, pero sentía que todavía había un gran secreto detrás de su muerte y eso era algo que teníamos que descubrir.

Me levanté de donde estaba sentada y me fui a la bodega. Me di una ducha rápida, me puse unos jeans con una blusa color turquesa y nos tenis blancos. Entré a la recamara, ahí estaba Annie sentada en su cama, comencé a cepillarme el cabello.

— ¿Lista?—me preguntó

— ¿Para qué?

—Para ir con el medico

— ¿Iremos hoy?

—Sí, entre más pronto mejor. No quiero que te pase algo a ti o en dado caso al bebé, si es que estás embarazada

—Está bien. Nada más termino de arreglarme

—Muy bien

Me peine con una cola de caballo, me maquille lo más natural posible. Entonces, Annie hizo una muy buena observación.

— ¿Te irás así?

Asentí

— ¿Por qué?

—Porque te reconocerán y sabrán que estas aquí en Boston. Tal vez le puedan decir a Adam ¿quieres que él sepa donde estas?

—No

—Será mejor que uses uno de tus alias

—Está bien

Decidí usar el alias de Ivy Dowson, así que tomé una peluca color rojizo del armario, la peiné con una cola de caballo y me la puse, tomé mis pupilentes color gris del cajón, tomé mis credenciales y todos los papeles con el nombre de Ivy.

—Estoy lista

—Perfecto

—Solo hay un pequeño inconveniente

— ¿Cuál?

— ¿Cómo saldremos sin que nos cuestionen a donde vamos?

Se hizo un pequeño silencio incómodo. Pensamos, hasta que a las dos se nos ocurrió algo. Nos miramos a los ojos y como si nos comunicáramos mentalmente supimos que pensaba la otra.

Comencé a quitarme la peluca y los pupilentes, los guardé en una mochila, junto con una bolsa. Salimos de la recámara

—Tú vete para allá, como si fuéramos a correr

—Yo me voy por este lado, nos encontramos en la entrada. Tomaré las llaves de la Chevrolet Suburban que es la que menos usan

—Te veo en la entrada en cinco

En cinco minutos Annie estaba recogiéndome en la entrada. Estando arriba de la camioneta saqué de la mochila la peluca y los pupilentes, ambos me los puse, por último saqué la bolsa con todas las credenciales falsas, aventé la mochila al asiento trasero y nos concentramos en el viaje.

Todo el camino hasta llegar a la clínica estuve callada, distante, al estacionar la camioneta Annie trató de darme ánimos.

— ¿Nina?

La miré

— ¿Estás nerviosa?

—No son nervios, Annie

— ¿Entonces?

—Es ansiedad y preocupación

— ¿Por qué?

— ¿Qué es lo que pasará si el resultado sale positivo?

Ella se quedó callada

—Yo te diré que pasará. La operación se pondrá en riesgo y todo lo que hemos logrado se vendrá abajo.

—No hables así, Nina

—Es la verdad, no sé qué voy a hacer si el resultado sale positivo

—Ya no estés diciendo cosas sin sentido. Hay que bajarnos, anda.

Nos bajamos de la camioneta, entramos a la clínica, Annie me registró y nos sentamos a esperar a que me llamaran.

—Tranquila, todo saldrá bien— tomó mi hombro y me dio unas palmadas en la espalda.

A los minutos me llamaron

— ¿Ivy Dawson?

—Sí, soy yo

—Sígueme, por favor

Me levanté y la seguí por un largo pasillo hasta llegar a un cuarto.

—Siéntate— ordenó la enfermera, de unos cuarenta años, aproximadamente.

Tomé asiento, ella me puso una liga en el brazo

— ¿Es la primera vez que te sacan sangre?

—No, pero si es la primera vez que me hago este tipo de estudios— respondí un poco nerviosa.

—Son análisis prenatales ¿cierto?

—Sí

Ella me miro a los ojos, se quedó así por unos segundos. Las palabras que me dijo son difíciles de olvidar.

—Sí, estás embarazada

— ¿Cómo sabe eso?

—Hay linda, después de tener 4 hijos y estar en esto por más de 25 años, sé cuando una mujer está de encargo.

Me sacó la muestra de sangre

—Ahorita te pasamos con el doctor para que te de los resultados y te haga un ultrasonido, mientras tanto, toma mucha agua y no vayas al baño.

—Gracias— salí de ahí y fui con Annie a sentarme en la sala de espera

— ¿Cómo te fue?

—Sólo me sacaron sangre, ahorita me pasan con el médico para decirme los resultados.

Tomé mucha agua. 60 minutos después ya estábamos, Annie y yo, esperando al médico

—Señora Dawson. Buenas tardes, soy el doctor Robert Bell— extendió su mano para que la estrechara.

La estreché

—Mucho gusto.

—Imagino que debe de estar ansiosa por saber el resultado

—La verdad, sí

Tomó asiento, abrió el sobre que tenía en la mano, comenzó a leerlo, tenía una cara inexpresiva, así que no pude leer su rostro para saber el resultado.

Mentiras EstafadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora