Capítulo 19

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Me puse un bikini color azul turquesa que resalta con mi tono de piel. Sobre él, me coloqué un short beige y una blusa color blanco. Tomé mis sandalias del armario, en una bolsa metí unas toallas y bajé a la cocina donde estaba Adam, guardando la comida en una pequeña canasta de picnic.

— ¿Ya estas lista?— me preguntó Adam al verme.

—Sí—sonreí

—Vámonos— tomó la canasta.

Él vestía un short negro y camisa sin mangas color blanca. Extendió su mano para que la tomara. La agarré y nos fuimos. Bajamos por la puerta que teníamos en el jardín por la cual salíamos directo a la playa.

Caminamos tomados de la mano, durante un buen tiempo, hasta que nos sentamos en la arena lo bastante lejos de la casa.

Adam sacó de la canasta un mantel y lo puso sobre la arena, colocó la canasta sobre él y nos sentamos juntos.

— ¿Quieres ir a bañarte?

—Por supuesto— me quité la ropa, dejando solamente el bikini.

Él caminó hacia mí y me tomó entre sus brazos. Nos adentramos entre las olas. Cuando vio que venía una bastante grande me dejó caer en ella. Al instante reaccioné y me levante, estaba detrás de mí, sentí como sus manos acariciaba mi cintura, me gire hacia él y le planté un tierno beso en los labios. El beso fue subiendo de intensidad, con sus manos, Adam acarició mi cuerpo, en un ágil movimiento desató mi top.

— ¡Adam! —lo reprimí

Él rió y lo dejó caer al agua. Me tapé mis pechos y fui por él, pero él fue más rápido.

—Dámelo—le exigí

—No

— ¿No? —arqueé una ceja—Dame eso, actúas como niño pequeño.

—La responsable aquí es usted, por besarme de esa manera.

—No, el responsable eres tú. Por no pensar con la cabeza fría—reí.

—Aquí tiene, señora Jones— me dio el top

—Gracias— lo tomé

Me giré del lado opuesto al de Adam para ponérmelo.

—Te ayudo— se ofreció a amarrármelo

Se acercó a mí, de una manera cuidadosa y excitante le hizo un nudo al top, besó mi hombro, pude sentir como mi piel se erizaba con su gesto. Era irremediable no sentir eso.

— ¿Quieres comer algo?— me dijo al oído

Asentí

Me tomó de la mano y juntos salimos del agua. Nos sentamos sobre el mantel, saqué una toalla de la bolsa que traía para secarme, le pase una a él, se la colgó alrededor del cuello. Sacó de la canasta una botella de té y unos vasos, seguido de unos sándwiches

—Aquí tienes— me lo dio

—Gracias, si mal no recuerdo haces muy buenos sándwiches

Rió

—Anda come. Después de eso, te tengo preparado un delicioso postre.

Comimos, al terminar no dejaba de mirarme y tuve un ligero presentiemiento del cual sería el postre. Los dos estábamos solos en la playa, en una zona exclusiva, no había nadie a kilómetros, si nos pasaba algo, nadie se daría cuenta y no podrían encontrarnos con facilidad.

— ¿Quieres ver cuál es tu postre?

Asentí

—Muy bien— expresó.

Buscó algo en la canasta, sacó de ella un recipiente con fresas y otro con chocolate.

— ¿Ese es mi postre?

—Sí

— ¡Qué exquisito!

Él se acercó a mí, lo tenía a escasos 3 centímetros de mi boca

—Tu postre consiste en un juego con estas fresas, yo te daré las fresas bañadas en chocolate y tú las comerás.

—Más que un juego, parece como si yo fuera una niña pequeña y tú me dieras de comer.

—Es sólo parte del juego, lo que quieras hacer cuando te de las fresas lo dejo a tu imaginación

— ¡Adam!

— ¡Que! —arqueó una ceja —Es un excitante juego que quiero hacer contigo.

—Ya sé hasta donde quieres llegar, pero estamos en la playa es un lugar publico

—Si mal no recuerdo no hemos visto a nadie en kilómetros, estamos solos Nina, muy apartados de la civilización. Nos podemos perder y tardarían días en encontrarnos.

—No tiene remedio, señor Jones.

—En realidad, tú eres mi mejor medicina, eres el remedio que cura todos mis males.

—Creo que le tengo que dar su dosis diaria de su medicina— me acerqué a él. Me senté a horcajadas sobre él, lo besé de manera apasionada, él correspondió el beso de la misma manera. Tomó mi espalda acercándome más a él. Nos separamos por falta de aire.

—Así no es el juego—me reprimió

—Jugaremos basándonos en tus reglas

Él tomo una fresa, la bañó de chocolate y la metió a mi boca. La saboreé y la comí. Hizo lo mismo unas tres veces más. A la cuarta, yo chupe los dedos de Adam. Este juego comenzaba a excitarme y a él también. Me tomó con fuerza y me acostó en la arena.

—Casi llegas a tu objetivo. Tomó la última fresa que tenía en el recipiente, la baño y la puso en mis labios, a los tres segundos de ponerla él la mordió besándome también

—Señora Jones, es oficial el juego a comenzado

Enredé mis piernas en su cintura. Metió su dedo índice en el chocolate y comenzó a trazar un mapa con él en mi cuerpo. Con su lengua fue limpiando el rastro de chocolate, pasando por mi cuello, mis pechos y finalizando en mi cintura. Era tan exquisito que me erizaban la piel con cada tacto, con cada caricia. Arqueé mi espalda, él me tomó de la cintura con su mano izquierda y con la derecha me desamarro el top de mi bikini.

—Te amo— expresó entre gemidos

—Yo también te amo—lo besé salvajemente

Sin duda extrañaría todo de él. No quería dejarlo, pero era inevitable. 

Mentiras EstafadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora