Capítulo 34

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Estábamos en mi recámara, platicábamos acerca de mi embarazo.

—Nadie tiene que saber esto, ¿me escucharon?—les advertí—nadie, Annie. Sólo nosotros cuatro.

— ¿Le dirás a Adam? —preguntó Michel

—No. Si se lo digo, él querrá que regrese y no puedo. No podemos dejar todo esto a medias. Además, si me voy Dissarno iría por mí y ustedes correrían mucho peligro.

—Si esa es tu decisión, nosotros la respetamos—comentó Eitan al tomarme del hombro.

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—Así no es— le dijo Michel a Adam

—Para darte cuenta de que una obra de arte es falsa, tienes que ser muy observador. Siempre hay algo que hace que lo notes, muchas veces es la variación de color en la pintura o ciertos detalles, para eso necesitas conocer a la perfección las pinturas, dónde están ubicadas y qué ha sido de ellas, así sabrás si es falsa, si ha sido robada o si en realidad es la verdadera.

—Esto es muy complicado. Mejor te dejo ese trabajo para que tú lo hagas, se nota que tú eres un experto en arte.

—Hay algo de cierto en eso—sonrió de manera victoriosa

—Lo mío son las estafas, no los robos a galerías. Yo voy a lo grande, no ando con juegos infantiles.

— ¡Qué modesto!— indicó en tono sarcástico

—Comenzamos de nuevo— le comentó Michel

Así estuvimos toda la tarde, hasta el sol de oculto y dio paso a su amiga la luna. Me dormí, lo único que quería era dormir, para desaparecer un poco de mi horrible realidad y dejar de pensar en todas las emociones del día.

Desperté a la mañana siguiente. Era el día dos del entrenamiento estratégico de Adam, para ser ladrónm igual que nosotros, estaba muy atrasado. Le faltaba mucho y según Dissarno era uno de los mejores.

Escondía algo y estaba dispuesta a averiguarlo.

Me levanté de la cama con asco y fui directo al baño. Tomé mi toalla y mi ropa para aparentar que iba al bañarme, corrí, en cuanto alcancé a llegar, vomité. Tenía los ojos llorosos, me quité la ropa y me metí a bañar. Sentir el agua fría caer sobre mis hombros fue reconfortante, después de todas las emociones que había tenido en los últimos días.

Salí del baño, me fui a la recamara, ahí ya estaba Annie despierta.

— ¿Dónde estabas?— me preguntó preocupada

—Estaba en el baño, fui a vomitar y a bañarme.

—Me desperté, no te vi, y me asusté.

—Ya estoy aquí, no tienes porque asustarte. No haré nada malo que dañe al renacuajo, es un guerrero.

—Al igual que su madre—sonrió

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Estábamos en la sala de estrategias. Eitan trabajaba con Adam, enseñándole lo básico de esto.

—Tienes que ser muy observador e inteligente para poder utilizar a tu beneficio lo que tienes alrededor.

—Dime un ejemplo.

—Por ejemplo, al hacer apuestas, mediante el comportamiento de tus contrincantes, puedes darte cuenta si están seguros de ganar, de perder, ó si hace trampa.

— ¿Puedes darte cuenta cuando alguien hace trampa?

—Sí, por su comportamiento. Es por eso que nosotros siempre actuamos y en ocasiones nos mostramos inexpresivos. Tu comportamiento puede decir mucho de ti.

Mentiras EstafadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora