Capítulo 28

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Estaba en el comedor junto con los demás, oía sus pláticas pero no les prestaba atención alguna.

— ¿En qué piensas?— preguntó Eitan, sacándome de mis pensamientos

—En nada importante, hermano. Sólo estoy pensando que los novatos han mejorado mucho.

Eitan me miró extraño, supe que no me creyó

— ¿Sabes que no nací ayer, verdad? —arqueó una ceja

—Lo sé—lo miré fijamente

— ¿Entonces?

—Para que me preguntas, si sabes cuál es la respuesta

—Adam

Asentí

—Sólo te hace más daño, cuando todo termine lo volverás a ver

—Sí, lo volveré a ver. Pero no sé, si él me quiera volver a ver. Me odiará, Eitan. Estoy segura

—No te odiará, Nina. Él te ama, y yo diría que demasiado—tomó mi mano, él estaba sentado frente a mí

—Sí, Nina. Él te ama y te perdonará— intervino Annie, dando palmadas en la espalda. Ella estaba sentada a un lado de mí

—Me cuesta mucho trabajo tenerla en estos momentos.

—Debes de tenerla, porque regresaremos, pondremos el plan en marcha pronto, para que en menos de lo que pienses, todo esto termine.— expresó Eitan con una mirada sombría y llena de odio.

*****

Los días transcurrieron, teníamos aproximadamente un mes en Boston. Los novatos, irían a su primera encomienda, de la cual, Eitan, Michel, Annie y yo, éramos los encargados. Dissarno ordenó que Adam, también estuviera en el atraco, quería ponerlo a prueba.

El equipo de estrategas tenía, aproximadamente, tres semanas investigando. El asalto consiste en una pequeña estafa a una mini galería, con obras bastante valiosas, en el norte de la cuidad. Sería en la noche, ya que había una exhibición de las obras.

Era una pequeña reunión con los hombres más ricos de la ciudad, a la cual sólo se podía entrar con invitación. Michel fue el encargado, él hizo un duplicado exacto de las invitaciones, y Annie fue la encargada de meternos en el sistema de la lista de invitados; parte del equipo estaban como meseros en el lugar. Eitan y Michel estarían en la camioneta, esperando a que nosotros hiciéramos nuestro trabajo, escuchando y viendo cada uno de nuestros movimientos, todo estaba fríamente calculado, cualquier error, por más mínimo que fuera, sería nuestra ruina total.

Dentro de la fiesta, estaríamos Annie, Adam (aunque yo no lo quería ahí) y yo. Me encontraba nerviosa, había pasado bastante tiempo, desde mi último atraco y me preocupaba haber perdido mi toque.

Estaba en la recámara alistándome para la fiesta. Annie se miraba ansiosa, igual que yo, pero no lo demostraba.

— ¿Estás nerviosa, Nina?— me preguntó

—Sí, Annie, un poco

— ¿Por qué?

—Porque yo si lo estoy

—Lo sé, será nuestra primera estafa después de mucho tiempo de no hacerlo. Sólo hay que estar tranquilas, recuerda lo que bien se aprende nunca se olvida. Esto lo hicimos miles de veces, durante un largo tiempo—sonreí

—Tienes razón

Me pinté mis labios, color rojo, di mis últimos toques, cuando me sentí mareada. Me recargué en el tocador.

— ¿Estás bien, Nina?

—Sí— le dije al tambalearme

—Ven. Siéntate— me tomó del brazo y me ayudó a sentarme en la cama.

— ¿Has comido?

—Sí, comí hoy.

— ¿Segura? —arqueó una ceja

—Sí—la miré fijamente— ¿a qué viene tu pregunta?

—Los mareos y desmayos de deben a sólo dos cosas, a la falta de alimento y a los embarazos. Y cómo me dices que comiste, la única posibilidad que nos queda, es el embarazo

—Annie, no estoy embarazada, tú misma viste la prueba, salió negativo.

—Es cierto, pero ¿Has tenido tu periodo?

—No

—Entonces, hay posibilidades

—Sabes de mi problema

—Sí y es por eso que nunca sabrás si estás o no embarazada, al menos que te hagas una prueba.

—Ya me la hice y salió negativa, tú viste el resultado junto con los demás.

—Sí, pero leí que esas pruebas no son seguras, son seguras si te salen positivo, no hay vuelta atrás si estas embarazada, pero si sale negativo, hay cierta probabilidad, además esas pruebas no detectan si estas embarazada a una fecha menor de 4 semanas.

—No estoy embarazada y punto final

—Para estar seguras, vamos con un doctor mañana o en la semana.

Me quedé callada meditando mi respuesta

—Por favor Nina, porque si lo estas podría ser peligroso para el bebé y no sólo para él, sino, para ti también.

—Está bien, iremos al doctor. No le digas a nadie de esto, Annie, prométemelo

—Te lo prometo, Nina

— ¿Estás lista para todo lo que nos espera esta noche?— me paré y me puse las zapatillas

—Completamente— respondió con una sonrisa victoriosa.

Mentiras EstafadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora