Capítulo 35

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Tenía días sin saber de Lain, lo que me enteré fue que Dissarno lo había mandado a investigar para la misión que nos tenía preparada.

Mientras tanto Adam, en la última semana había mejorado mucho. Inclusive en pelea era casi un experto, estaba listo para una nueva misión.

Estaba por terminar la semana, era viernes por la tarde, Dissarno nos citó a Michel, Eitan, Adam, Annie y a mí en la sala de estrategias.

—Cierra la puerta al entrar, Nina— me ordenó Dissarno

— ¿Para qué nos quieres?— preguntó Michel.

—Para que ha de ser, si no para su nueva misión.

— ¿De qué trata?

—Irán a las vegas y jugaran en los casinos, es un juego bastante sencillo.

No sería sencillo. Los juegos de azar eran engañosos y conociendo las reglas de él, sólo tenías una opción, ganar. Era fácil ganarle al sistema cuando tenías la práctica. Lo que quería eran fondos, ¿para qué? Eso tenía que descubrirlo.

—No lo creo— expresó Eitan seguro —ganarle al sistema es complicado, ya no es lo mismo que hace dos años, las cosas cambian.

—Tienes razón y es por eso que mandé a Lain a investigar. Está dentro de la seguridad de varios casinos, así que podrán jugar sin ningún riesgo de ser atrapados. La cuestión es muy sencilla, irán de casino en casino, nunca se quedaran más de un día en el mismo lugar con la misma identidad, saltaran de hotel en hotel, eliminando así todo rastro para ser atrapados.

— ¿Cuánto tiempo estaremos allá?

—Una semana, o tal vez menos, eso depende de ustedes.

— ¿De cuánto dinero estamos hablando?— preguntó mi hermano

—Eres inteligente, Eitan.

—Te conozco que es distinto—se cruzó de brazos.

—Un millón

Bufé

— ¿Quieres que regresemos con un millón de dólares? —arqueé una ceja

— ¿Para qué quieres un millón de dólares? Todos sabemos que tienes dinero, ¿para qué quieres más?—intervino Michel

— ¿Es para tu gran estafa? —le pregunté

— ¿Cómo sabes de ella? —Dissarno me miró fijamente

—Todos comentan sobre ella y que pronto lo pondrás en marcha, pero aún nadie sabe de qué trata.

—Está bien, se los diré por que los cinco están involucrados, pero hasta que regresen de las vegas con mi dinero. Lo único que puedo adelantarles es que tú— apuntó hacia mí— serás la encargada de que todo salga como planeo.

Respiré profundo, tragué saliva y exhalé.

—Pueden irse—los demás comenzaron a salir

—Tengo una última pregunta—se detuvieron— ¿Cuándo nos vamos?

—Salen mañana a medio día, para que estén generando dinero a partir de mañana en la noche. No te preocupes son 5, sí lo lograran, si cada uno gana 200, 000 dólares por noche, en menos de un día lo ganaran.

Salimos de la sala de estrategias. Cada uno nos fuimos a nuestras habitaciones, comencé a hacer mi maleta, lo mismo hizo Annie. Al terminar me di una ducha rápida y me acosté, al poco tiempo ya estaba dormida. Me sentía muy cansada.

******

"Pasajeros del vuelo 395, con destino a las vegas, favor de abordar por la puerta 7. Pasajeros del vuelo 395, con destino a las vegas, favor de abordar por la puerta 7"— dijo una voz femenina por el alta voz.

Me paré de mi asiento.

—Comienza un nuevo juego

— ¿Nerviosa?

—No, pero si ansiosa. Ya quiero llegar a las vegas, ¿Cuánto tiempo tenemos que no vamos?

—Dos años desde la última vez.

—Y ahora hacemos lo mismo.

—Así es hermanita— me abrazó y me llevó hasta la puerta que dijo la mujer.

Le dimos los boletos a la señorita de la puerta, entramos por ese largo pasillo, hasta llegar adentro del avión, donde un sobrecargo nos atendió llevándonos a nuestros asientos. Nos sentamos, para mi desgracia, me tocó sentarme a un lado de Adam.

Miré a la azafata darnos las instrucciones. Nos abrochamos el cinturón de seguridad y después de que ella terminara, escuchamos la voz del piloto que nos decía que íbamos a despegar, ya estando a unos cuantos pies de altura, me asomé por la ventana, la cuidad se veía tan pequeña, que podía tenerla en la palma de mi mano. Me puse mi reproductor para distraerme, además de que era una buena técnica para que Adam no me hablara. Después de un rato me quedé dormida, durante un lapso de 2 horas. Cuando abrí los ojos tenía la chaqueta de Adam sobre mí y mi cabeza descansaba sobre su hombro, desperté asustada, solamente lo miré extrañada y él me sonrió.

— ¿Por qué tengo tu chaqueta?

—Parecías tener frio y te la puse, además te veías muy incómoda en la posición en la que estabas y por eso te recargué en mi hombro.

—Toma— le di su chaqueta —ya no la necesito, gracias por tu préstamo.

—No es necesario, puedes tenerla en lo que dura el vuelo, yo no la necesito, pero parece que tú sí, te dará frio.

—Te estoy diciendo que no la quiero

—Yo tampoco

—Si no la quieres, habrá alguien en el avión que si la quiera

—No serías capaz

— ¿Quieres apostar? —arqueé una ceja

Tomé la chaqueta, me paré de mi asiento y en cuanto iba a hablar este me jaló del brazo.

—Está bien, te creo. Dame la chaqueta

Se la di.

Pasó el tiempo en el avión, se me hizo eterno, lo que pude notar era que Adam no me dejó de ver, todo el tiempo volteaba a verme, no me quitaba la mirada de encima.

— ¿Qué es lo que me miras tanto?

—Hoy te ves muy linda.

Arqueé una ceja

—Tus ojos tienen un brillo, que no había notado antes.

—Hablas como si me conocieras de toda la vida

—Olvídalo—apartó la vista, yo seguí viendo por la ventana.

*****

Llegamos al hotel Montecarlo con identidades falsas y los disfraces puestos.

—Aquí estamos— expresó Michel

—Y comienza el juego— dije mientras caminábamos hacia dentro del hotel.

Mentiras EstafadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora