Capítulo 50

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Conduje a la oficina de Nicholas, que estaba ubicada al sur de la ciudad, casi a la salida de San Francisco. Llegué a su edificio, de mi bolso, saqué la peluca y mis lentes de sol. Entré, en la recepción estaba una joven de no mas de veinticinco años. Ella sonrió cuando me vio.

—Buenos días, señorita, ¿la puedo ayudar en algo?

—Buenos días, vengo con el licenciado Miller.

— ¿Tiene cita?

—Sí— le mentí, pero ella no me creyó

—¿Cuál es su nombre?

—Ivy Dowson.

Decidí usar ese nombre, porque era el seudónimos que más conocía.

—Lo siento, pero no tengo ninguna cita para hoy con ese nombre. Pero veré si el Licenciado la puede recibir.

La recepcionista, de nombre Carolina, tomó el teléfono y le marcó

—Licenciado, en la recepción hay una señorita que viene hablar con usted. Se llama Ivy Dowson. Está bien— colgó

—Puede pasar, es en el piso numero 15, aquí tiene—me dio un gafete de visitante.

Tomé el elevador, presione el botón que me llevaría hasta el piso. Esperaba que él me dijera lo que Adam y Eitan tramaban. Llegué a mi destino. Ahí, me recibió su asistente.

—Pase por aquí, el licenciado la está esperando— me guió hasta la oficina y abrió la puerta. Ella entró primero y yo detrás de ella.

—Licenciado, aquí está la señorita Dowson.

Nicholas estaba detrás de su escritorio, escribía velozmente en su computadora.

—Gracias—respondió él

Ella asintió y cerró la puerta. Él dejó de escribir, se paró y se recargó en el escritorio.

— ¿Qué haces aquí, Nina? —se cruzó de brazos —Se supone que estas en reposo.

Me quité la peluca y los lentes oscuros.

—Lo siento, Nick, pero tengo que averiguar lo que Eitan y Adam traman y tu eres el único que me puede decir la respuesta

— ¿Por qué crees que yo sé la respuesta?

—Porque Adam confía ciegamente en ti

—Por favor, Nina— bufó

—Sé de sobra que tú debes de saber cuál es el plan.

—No puedo hacerlo.

—Dime, ninguno de ellos lo sabrá.

Me miró fijamente, su semblante era serio.

Exhalé exasperada, me senté en una de las sillas que estaban frente a su escritorio.

—Siento que algo malo se aproxima. Tengo un mal presentimiento—respiré profundamente — ¿sabes cómo se siente? —él negó con la cabeza—como un hoyo negro en el pecho, como si tomaran tu corazón, lo apretaran con fuerza. Te quita el aliento, es un sentimiento horrible.

Se tomó el cabello en señal de desesperación.

—No lo supiste por mí— se sentó en su silla—Después que Adam y yo supimos que Dissarno estaba detrás de ustedes, a él se le ocurrió un plan para adentrarse en las filas de Dissarno, así ganar su confianza y eso lo ha estado haciendo muy bien.

Mentiras EstafadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora