Capítulo 27

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Desperté a la mañana siguiente, muy temprano. Desde que llegamos, lo primero que hice fue apagar mi celular. No había visto si tenía mensajes de de Adam. Debía estar preocupado por mí. Me levanté, tomé de mi maleta mi celular y lo encendí. En cuanto lo hice, sonaron las notificaciones, eran un sinfín de mensajes. Comencé a leerlos. Lágrimas comenzaron a rodar por mis mejillas.

Los primero rayos de sol, atravesaron la ventana, Annie, despertó

— ¿Pasó algo Nina?

Negué con la cabeza y sequé mis lágrimas.

Miró mi celular en las manos y supo lo que pasaba.

— ¿Por qué has encendido el celular? Recuerda, que, si él sabe nuestra ubicación, corre peligro

—Lo sé, pero quería saber cómo estaba y quiero hacerle saber que yo también lo amo y que lo que hice fue por su propio bien.

Annie se paró de su cama, se sentó en la mía y me abrazó con fuerza

—Todo estará bien, ya verás que esta pesadilla pronto terminará— me dijo al oído

—Gracias, Annie— la abracé con más fuerza.

—Creo que es hora de levantarnos. Es un nuevo día y tenemos que entrenar a los novatos.

—Sí, primero hay que desayunar, no sé porque tengo mucha hambre.

—Debe de ser por los largos y arduos entrenamientos que has tenido.

—Sí, eso debe de ser.

—Me iré a bañar— se levantó y tomó una muda de ropa de un cajón del armario.

Salió de la recamara, me quedé sola, los mensajes que más me dolieron fueron los últimos dos.

"¿Por qué te fuiste?, ¿Por qué lo hiciste? Te necesito. No puedo vivir sin ti, te amo."

"Jamás pensé que lo harías, pero me equivoqué. Te fuiste y mi corazón de fue contigo"

Quise responderle, pero no pude.

Me armé de valor. Tomé mi celular y comencé a escribirle un mensaje.

"Sé que no debí hacerlo de esta manera, pero era la única forma que tenía. Tal vez me odies por hacerlo, pero tengo una razón, espero que me entiendas. Te amo, nunca lo olvides".

Respiré profundo y lo envié. Limpié mis lágrimas y lo apagué de nuevo. Guardé mi celular en el cajón donde tenía mi ropa. Me cambié de ropa y salí a correr un poco, para despejar mi mente.

Mientras trotaba por el bosque, escuchando un poco de música con mi reproductor. No dejaba de pensar en todo lo que había pasado en estos últimos días, era increíble como la vida puede cambiar de la noche a la mañana.

Ya estando de regreso, sentí una mano en mi hombro, me giré para ver quién era, para mi desgracia, Adam.

Era curioso que se llamara igual que mi esposo, pero los dos eran tan diferentes.

— ¿Qué hace una muchacha tan delicada, como tú, andando sola por el bosque? Te puede pasar algo.

— ¿A qué te refieres con delicada? Te recuerdo que quien te da las clases de defensa, soy yo. La que tiene el record de desarmar a un hombre en menos en 13 segundos soy yo también.

—Sí, eres capaz de todo eso, pero no de defenderte de un hombre en un bar—se detuvo

También lo hice.

Mentiras EstafadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora