Capítulo 13

40 3 0
                                    



Eitan abrió la puerta de mi habitación, teníamos mucho que hablar con respecto a Dissarno y la llamada que hizo Lain en la mañana.

—Qué bueno que llegas Eitan—cerré mi laptop— tengo que hablar contigo

—Yo también tengo que hablar contigo.

— ¿Qué pasa?— lo miré fijamente

Negó con la cabeza

—Primero habla tú

—Está bien, se trata sobre Dissarno

— ¿Qué hay con él?

—Al fin se comunicó y nos llegaran los datos en unos días. Nos quiere de regreso, pero aún no tenemos nada sobre su localización, pero ¿tú que me querías decir?

—Se trata de Adam

— ¿Le pasó algo?— le pregunté preocupada

—No

— ¿Entonces?

—Él quiere hablar contigo

—Eso lo sé

—Qué bueno que lo sepas, porque él, está aquí afuera.

Se acercó, estaba detrás de Eitan, parado en la puerta, se veía destrozado.

Mi hermano se hizo a un lado y mi esposo entró en la habitación

—Lo siento, Nina— me dijo

Lo miré fijamente, sin expresión.

—Los dejo para que hablen—intervino Eitan. Se fue, cerrando la puerta detrás de él.

Cuando se fue, me levanté y caminé hacia él.

— ¿Qué haces aquí?

—Vine a disculparme contigo

— ¿Te cansaste de estar solo y ahora me quieres de regreso? —arqueé una ceja

—No digas eso, Nina.

Se acercó más a mí, tomó mi mano.

—De verdad, lo siento. No debí de haber actuado de esa manera. Pero compréndeme un poco, es difícil de aceptar.

—Sé que debí decirte la verdad antes de casarnos; era y sigue siendo demasiado peligroso.

—Deja de protegerme, quien soy yo quien tiene que protegerte—me solté

— ¡Qué machista me saliste! ¿Ahora resulta que yo no puedo proteger a mi marido? Te recuerdo que, quien trabajó para él, fui yo, quien conoce como funciona ese mundo, soy yo—crucé los brazos.

Me abrazó, pude haberme soltado, pude haberlo tirado al suelo, en unos segundos, era parte de mi entrenamiento, pero no quise. En realidad, necesitaba sentir el calor de su piel, respirar su perfume y que alguien, a parte de mí, me dijera que todo estaría bien.

No pude evitar llorar, lo abracé con fuerza.

—Yo también lo siento—confesé —sé que debí haberte dicho la verdad desde un principio, tal vez mucho antes de casarnos, así no te hubieras casado conmigo y esto no estaría pasando.

—No digas eso de broma. Sí me hubiera gustado saber todo de ti, toda la verdad para poder conocerte mejor y protegerte ante todo. Te amo, nunca te dejaré de amar, aunque pasen mil años, aunque te vayas lejos, aunque digas y hagas miles de cosas, siempre te amaré.

Lo miré a los ojos, ellos me mostraban dolor, se notaba que había llorado, sufrido y que no había dormido en toda la noche.

—Regresa conmigo, regresa a nuestra casa.

—No puedo

— ¿Por qué? Ya te dije que lo sentía, ahora que me ocultas Nina?

Respiré profundo y se lo dije.

—Es Dissarno, Adam—me solté de él y caminé hasta la cama, me senté—Ha regresado, se comunicó con nosotros, nos quiere de regreso.

—No puedes ir, es peligroso.

—Tengo que ir, Adam. Si no voy, te pueden hacer algo y eso no me lo perdonaría.

—Si te vas te harán algo a ti

—No lo creo, Adam. La pieza clave soy yo.

—Entonces iré contigo

— ¡Qué! ¿Estás loco o qué te pasa?— expresé exaltada –Ni loca dejaré que vayas

—Es la única forma que tengo para estar cerca de ti y protegerte.

—No Adam, entiéndelo. Para poder ser parte de esto tienes que cambiar todo de ti, tu color de ojos, cabello, la forma en cómo hablas, hasta tu nombre, todo entendiste, todo—exhalé exasperada—sabes que no dejaré que vayas.

—Nina...

Lo interrumpí

—Nada Adam, no vale la pena arriesgar tu vida.

— ¿Pero tú si puedes arriesgar la tuya?

Pasé mi mano por el cabello

—Te amo demasiado como para dejar que vayas conmigo

—Y yo te amo a ti— se sentó a un lado de mí—y me preocupas, por eso quiero estar cerca de ti para protegerte.

—No Adam, y si es necesario alejarme de ti por un tiempo, lo haré

—No podemos vivir el uno sin el otro.

—Créeme Adam, lo haré—lo miré fijamente

—Tal vez podríamos encontrar una solución juntos—tomó mis manos.

— ¿Que tengo que hacer para que entiendas que esto no es lo tuyo? Te pueden lastimar.

—No, que es lo que tengo que hacer yo, para que entiendas que puedo hacerlo y que no te quiero perder— me señaló con voz fuerte al tomarme de ambos brazos.

—Adam, cálmate. Que no te quiero lastimar

— ¿Lastimarme tú?

—Recuerda que se desarmar a un hombre en menos de 15 segundos.

—No pudiste con un borracho en el antro, vas a poder conmigo—arqueó una ceja

—Aunque lo dudes—la arqueé también.

Suspiró

—No me perderás, si me dejas ir a concluir con esto; me perderás si no me dejas ir, porque me iré y jamás me volverás a ver. Aunque me duela con todo mi corazón, me tendré que ir.

Acarició mi mejilla, sentí nuestra peculiar electricidad. Me besó apasionadamente, me dejó sin respiración. Con un beso me dijo que me amaba y que me extrañaría si me iba.

—Te amo y si te vas me harías falta.

—Ya te dije que es necesario hacerlo, puedo estar contigo el tiempo que nos falta, pero cuando sea necesario me iré. No te preocupes, podemos estar en contacto cuando me vaya, claro a escondidas, sin que él se entere, será como cuando éramos novios.

Sonrió

Lo tomé de la mejilla

—No tengas miedo no me pasara nada.

Mentiras EstafadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora