Capítulo 7

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Me levanté de la cama muy temprano. Me bañé, cepillé mis dientes y regresé a la recámara. Adam seguía dormido, comencé a vestirme, estaba en ropa interior cuando él despertó.

—Qué maravilloso es despertar con esa vista.

Reí

— ¿Cómo amaneciste?— le pregunté

—De maravilla.

Se levantó de la cama, se acercó a mí y me besó apasionadamente en los labios.

—Me iré a bañar

Busqué en el armario que ponerme. Saqué un vestido negro con un saco blanco. Me puse el vestido negro de vestir que me quedaba entallado. Sequé mi cabello y me quedó lacio. Me maquillé sencilla dando énfasis, como siempre, a mis ojos. Me coloqué las zapatillas y bajé a la cocina por un café.

Puse la cafetera, a los minutos, ya tenía listo mi café y uno para Adam también. Saqué del refrigerador fruta y comencé a picarla, para cuando él llego ya tenía listo el desayuno.

—Gracias—tomó su café— yogurt con fruta, qué rico

—Sí, es que no quería almorzar algo muy fuerte, ¿quieres que te prepare algo más a ti?

—No— respondió no muy convencido. Seguí insistiendo, pero no quiso que le preparara otra cosa.

Comenzamos a desayunar en silencio, era extraño, estar desayunando con él y no decir ni una sola palabra, el silencio era tal que parecía una sala de alguna funeraria, a excepción de no escuchar a ninguna mujer llorar, pero si en ese momento le hubiera dicho la verdad, yo estaría llorando.

****

Íbamos en el ascensor con rumbo a nuestras oficinas. Me bajé en mi piso y él siguió hasta el suyo.

—Te veo a la hora de la comida— me dijo él

—Muy bien, hasta entonces— lo besé tiernamente.

Salí del elevador. Ahí ya me esperaba Marie.

—Buenos días, Marie—la saludé

—Nina, buenos días

— ¿Ha venido a buscarme mi hermano?

Negó con la cabeza

—En el tiempo que yo tengo aquí no ha venido.

—Si llega a venir lo pasas de inmediato

—Está bien—sonrió

—Gracias

Me metí a la oficina. Sobre mi laptop había una pequeña nota:

"Te viene a buscar, hermanita, pero no te encontré. Te dejaría tu encargo, pero es demasiado riesgoso. Búscame cuando leas esto.

Eitan"

Salí de la oficina.

—Marie, vengo en un momento, voy a ir a la oficina de Eitan. Si me ocupas, ahí voy a estar. Si alguien me habla que te dejen el recado.

—Sí, Nina.

En la recepción de la oficina de Eitan, estaba Hannah, quien me saludó jovial, como siempre.

—Hola, Nina. Pasa— me dijo

—Gracias

Abrí la puerta y entré.

—Aquí me tienes, hermanito—caminé hasta su escritorio y me senté en una de sus sillas.

—Ya era hora—rió — ¿Se te pegaron las sábanas?

—No le encuentro la gracia— expresé seria

—La señora ya se enojó— comentó en tono sarcástico

Comencé a reírme

— ¿Trajiste lo que te pedí?

—Sí, aquí esta— me enseñó la memoria USB, la tomé y la guardé en el bolsillo de mi saco.

— ¿Me dirás para que la quieres?

—Es información clasificada

—Por dios, Nina. ¿No piensas decir?

Respiré profundo.

Era mejor decirle la verdad.

—La ocupo para abrir unos archivos que tienen contraseña.

— ¿Eso es todo?

Asentí

— ¿Qué creías que iba a hacer con ella?, ¿hackear una página?

Comenzó a reírse.

No le dije toda la verdad, pero era mejor así. No hasta estar completamente segura del contenido de esos archivos.

— ¿Y qué tipo de archivos son? —me miró fijamente.

Comenzó a sospechar. Estaba segura.

—Unos que me mandaron por correo, sobre unos trabajos que tengo que checar.

No me creyó del todo.

—Me voy, tengo trabajo que hacer— me levanté

—Te veo luego hermanita— se paró de la silla detrás de su escritorio, me abrazó con fuerza —Cuídate porque estamos a punto de entrar a la boca del lobo nuevamente—me dijo al oído

Me quedé callada, pensando en lo que había dicho.

—Claro que lo haré—sonreí

¿A qué se refería con cuídate?

Él tenía razón estábamos a punto de entrar a la boca del lobo. Nuevamente jugaríamos con fuego y correríamos el riesgo de quemarnos.

Mentiras EstafadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora