Capítulo 4

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Sólo veía a la gente pasar a través de la ventana del auto, cada una sumergida en sus problemas, sin mirar a los demás o ver lo que sucedía a su alrededor. Por un momento, me di cuenta de que mi vida era de esa manera.

— ¿A dónde me vas a llevar?

—Ya lo veras

—No me piensas decir, ¿Verdad?

Negó con la cabeza

—Solo espera, ya vamos a llegar.

Avanzamos unas cuantas calles más y estacionó el coche afuera de North Beach Restaurant.

— ¿Aquí vamos a comer?

Asintió

—Es uno de mis restaurantes favoritos, además, te tengo una sorpresa ahí.

— ¿De verdad?

—Sí

— ¿Qué es? —lo miré fijamente

—No

—Por favor

—No te diré. Tiene que aprender a esperar, señora Jones— Adam bajó del Lamborghini. Fue a la puerta del copiloto y me abrió la puerta.

—Gracias, señor Jones— extendió su mano para ayudarme a bajar. La tomé y bajé.

— ¿Lista para su sorpresa, señora Jones?

—Sí, siempre lista.

Nos fuimos tomados de la mano hacia el restaurante. A la entrada nos recibió un joven de unos veinticinco años.

—Bienvenidos, ¿en qué puedo ayudarles?

—Tenemos una reservación a nombre de Adam Jones.

Él revisó en sus registros para confirmar lo que decíamos.

—Señor Jones, ya lo están esperando en su mesa, sígame por favor.

Nos guió hasta una mesa dentro del lugar. En la mesa había dos personas más, estaban de espaldas y no lograba reconocerlas.

—Esta es su mesa, que disfruten la comida.

—Gracias— le dije al joven cuando se iba.

Al escuchar mi voz, el joven que estaba sentado se levantó, giró y nos dio la cara. Era Nicholas.

—Adam, amigo. Pensé que nunca llegarían y nos dejarían plantados.

—Como creen

Rachel también se paró. Se veía maravillosa con su vientre, de aproximadamente, 7 meses de embarazo.

—Nina— me dio un fuerte abrazo — ¿Cómo has estado?, ¿Cómo les fue en París?

Sonreí

—Fue, todo de ensueño.

—Déjame decirte que se les ve de maravilla— le dio una pequeña palmada en el hombro.

Él rió

Sólo miraba a Adam a los ojos, él acaricio mi mejilla y me dio un tierno beso en la mejilla

—Te amo— susurró en mi oído

—Yo también a ti— sonreí

—Hay que sentarnos— intervino Nick

Nos sentamos. Estuvimos platicando de lo que fue nuestra luna de miel en Paris y los lugares en los que estuvimos.

— ¿Seguro que conocieron todos esos lugares?

—Sí— contestó Adam — ¿Por qué lo preguntas?

—Al ver sus caras, podría jurar que no salieron de su departamento— comentó en un tono burlón

Todos reímos al escucharlo.

—Sí, salimos y también pasaron cosas en el departamento, eso no te lo puedo negar— le dije entre risas.

Llegó el mesero a nuestra mesa.

—Señor Jones, yo seré su mesero, aquí les dejo el menú y cuando estén listos para ordenar me llaman.

Él se fue. Adam tomó mi mano que estaba sobre mi regazo

— ¿Qué vas a ordenar?— me preguntó mientras yo veía el menú.

—No lo sé ¿qué ordenaras tú?

Él comenzó a ver el menú y en una lectura rápida ya sabía lo que ordenaría.

—Ya sé que ordenar.

Rachel volteó a ver a Nicholas, después se dirigió a mí

— ¿Me puedes acompañar al baño? —me preguntó

—Claro

Nos paramos

—Nina ¿qué ordeno por ti cuando venga el mesero?

—Lo mismo que tú— sonreí

Nos fuimos al baño. Él y Nick se quedaron platicando en la mesa. Sabía que algo tramaban.

¿Sabrían sobre el regreso de Dissarno?

¿Descubrieron mi pasado con él?

Llegamos al baño

—Gracias por acompañarme

—No te preocupes—la miré fijamente— ¿cómo va tu embarazo?, ¿Cómo se porta mi futuro ahijado?

—Cada día, tu ahijado crece más. Ya no cabe en mi vientre y a pesar de estar bastante grande y de ser un bebe muy activo, duermo muy tranquila—respondió mientras entraba a uno de los compartimientos del baño.

— ¿Ya pensaron que nombre le pondrán al bebe?

—Sí, Nicholas quiere ponerle igual que su padre.

— ¿Y tú estás de acuerdo?

—Harry es un nombre muy lindo y me gusta.

—Así que mi ahijado se llamara Harry.

—Sí— contestó, cuando salía del compartimiento.

Le toqué el vientre

—Hola Harry. Soy tu madrina, Nina. Pórtate bien, para que tu mami pueda seguir como hasta ahora

Ella rió y yo sentí una patadita

— ¿Sentiste?— me preguntó

Asentí

—Creo que te respondió

Las dos reímos

— ¿Y tú y Adam piensan tener bebes?

—Por el momento no creo que los tengamos. Quiero disfrutar de nuestro matrimonio, además tenemos unos asuntos que arreglar antes de ser papás.

— ¿Entonces te estás cuidando para no quedar embarazada?

—La verdad no, nunca me he cuidado. Tengo ciertos problemas, que hacen que sea poco probable que me embarace

— ¿Ya fuiste a ver a un medico?

—Sí, antes de conocer a Adam.

— ¿Adam sabe esto que me estás diciendo?

—No, nunca se lo he dicho. Y por favor, no se lo digas.

—No te preocupes, no le diré.

Nos fuimos de regreso a nuestra mesa. Vi como Nick le daba una memoria USB a Adam, él la ocultó de inmediato, en uno de sus bolsillos.

No cabía duda, nuestro matrimonio comenzó con una mentira y seguía basado en mentiras.

— ¿Ya ordenaste, Adam?

—Sí

—Gracias—me senté a un lado de él.

Tenía que actuar rápido, si quería saber que era lo que me ocultaba. 

Mentiras EstafadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora