Estábamos en el elevador los dos tomados de la mano. Nos mirábamos cada 5 segundos, como dos tontos adolescentes enamorados. A mi cabeza vino la imagen del elevador, cuando nos besamos por primera vez. Él rió y yo también lo hice, probablemente recordó lo que pasó aquella vez.
— ¿Recordaste lo del elevador, cierto?— le pregunté
—Sí y me encantaría besarte de esa forma aquí, de nuevo
—No creo que sea posible
— ¿Por qué?
—Ahora estamos casados, ya no sería lo mismo
—Claro que si
—Claro que no, porque el elemento era la sorpresa y ahora estoy sobre aviso
Seguimos en silencio. Pensé que lo haría, pero no lo hizo. Estábamos a punto de bajarnos, las puertas estaban a punto de abrirse, pero presionó un botón y el elevador se detuvo. Me recargó contra la pared y comenzó a besarme con pasión. Coloqué mis manos detrás de su cabeza y jugué con su cabello. Sus manos fueron descendiendo hasta llegar a mi cintura, me acercó a él. Me cargó y yo enredé mis piernas en su cintura.
—Aquí no. No es el lugar apropiado.
—Demasiado tarde— se bajó el cierre del pantalón.
— ¿Y si alguien nos descubre?
—Ese será el elemento sorpresa
— ¡Adam Jones! —grité
—Así gritaras, ahorita—rió
— ¡Bájame ahora mismo! —le ordené
—Está bien, pero me debes una
— ¡Adam!
— ¿Qué?
Lo miré fijamente. Sabía no que estábamos haciendo lo correcto y él lo entendió
—Está bien
Me bajó. Presionó el botón y las puertas se abrieron, ahí había unos ejecutivos esperando.
—Estos elevadores. Creo que tendré que decirle a los de mantenimiento que los chequen— dijo al salir
Cuando los ejecutivos entraron y las puertas cerraron, nos reímos. Caminamos tomados de la mano. Llegamos hasta su coche. Me abrió la puerta, entramos.
— ¿Lista?
Asentí
— ¿A dónde me vas a llevar?
—Ya lo veras
—Sabes que odio que no me digas las cosas
—Sí, lo sé. Por eso lo hago
— ¡Adam! —lo reprimí
—Es broma, pero sabes que yo amo darte sorpresas
Nos fuimos en su Lamborghini a una dirección desconocida para mí.
Cuando dio vuelta en la esquina con rumbo al departamento, supe que íbamos ahí. Bajamos, y subimos. Cuando estábamos en la puerta me pidió que cerrara los ojos.
Cerré los ojos, tomó mi mano, escuché que abrió la puerta, entramos y cerró al entrar
—Ya puedes abrirlos— expresó
Obedecí, pude ver que había preparado una deliciosa comida. En realidad había dos copas y dos platos en la mesa con cubiertos una botella de vino tinto y en medio una enorme pizza.
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Mentiras Estafadas
Romance(COMPLETA) Todo parecía ir bien en la vida de Nina Harris y Adam Jones, pero lo que no sabían era que ambos guardaban secretos. El pasado al fin alcanzó a los hermanos Harris, con el regreso de Dissarno a sus vidas. La situación no podía complicar...