Capítulo 18

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La luz resplandeciente de un nuevo día, me dijo que era domingo. A partir del lunes comenzaba la cuenta regresiva. Le di un beso en la mejilla a Adam. Me levanté de la cama y fui al baño a lavarme los dientes, dejándolo dormido.

Bajé a la cocina por un poco de café, me lo preparé y lo vertí en una taza que tomé de la alacena. Salí a la terraza a tomar un poco de aire fresco.

Eran las 6:30 de la mañana y yo ya estaba despierta. Tenía mucho que pensar y eso no me dejaba conciliar el sueño. Me senté en una silla de la mesa de jardín que había, subí los pies a la misma, abrazaba mis piernas sosteniendo en mis manos la taza de café.

Extrañaría la tranquilidad de todo esto, cuando me fuera. Era lo que pasaba cuando te acostumbrabas a una vida que no era la tuya. Me di cuenta que mi sed de venganza, era más grande que el amor que sentía por Adam. Era mi deber hacerlo, tenía que saber la verdad, por qué Dissarno mató a mis padres, ellos eran buenos, no estaba inmiscuidos en este mundo, a menos que la respuesta fuera contraria. Con tantos secretos en la familia Stevenson, ya no sabía ni que esperar.

Un tierno beso en la mejilla me sacó de mis vagos pensamientos.

— ¿En qué piensas? —preguntó Adam

"En lo que mi vida se convirtió". Respondió mi subconsciente

—En nada en especial—dije en voz alta—no podía dormir, así que mejor bajé a tomar un poco de aire fresco.

— ¿Te gustaría pasar el día en la playa?

—Me parece una buena idea—sonreí

—Pero primero, necesita dormir un poco más, señora Jones— me levantó de la silla y me cargó hasta la habitación.

— ¡Que fuerte es usted, señor Jones!— reí

—Es que hago ejercicio, para satisfacer a mi esposa—arqueó una ceja

— ¿Satisfacerla en qué forma?

—En todo

— ¿En todo?

—Sí, en todo— me miró pícaramente

Tomé su mejilla y le planté un tierno beso en los labios, el cual fue subiendo de intensidad. Al llegar a la habitación, me depositó en la cama, me fui haciendo un poco hacia atrás, lo tomé hacia mí, besándolo con más pasión, Adam me correspondió el beso de la misma forma.

—Te amo y te deseo— expresó extasiado en el oído.

Él se deshizo de mi bata de seda, tirándola en el piso, dejándome solamente en bragas, las cuales, después me sacó. Se quitó el pantalón de la pijama y se subió sobre mí, con sus manos acarició mi cuerpo, haciéndome estremecer con cada toque, mi espalda se arqueó y él me tomó de la cintura, con sus labios me besó el cuello, descendiendo por mis pechos, besando cada uno, mordiendo y chupando mis pezones, que estaban erectos por la excitación que sentía, para terminar en mi cintura, a la altura de mi ombligo.

Pude sentir sobre mí como Adam estaba listo, de una embestida lo tuve dentro de mí, enredé mis piernas en su cintura. Él hizo movimientos lentos, con calma y paciencia, sentí una satisfacción diferente, ya que siempre lo hacíamos salvajemente, esta vez fue lento, poco a poco fue aumentando el ritmo. En un giro inesperado, yo me puse sobre él, besando sus labios, bajando por el cuello llegando a sus pectorales, bien marcados por el ejercicio. Me moví hacia arriba y abajo, él apretó mi trasero y vi su cara de satisfacción.

—Nina— mordió su labio.

Pude sentir como mis terminaciones nerviosas estaban a punto del colapso, lo cual me avisó que el orgasmo era inminente

—Adam—pronuncié entre gemidos.

Ambos aceleramos el ritmo, dejándonos entregar al orgasmo. Me dejé caer entre sus brazos. Me acosté a un lado de él.

—Fue maravilloso—me dio un beso en la frente.

Me abrazó, acariciando mi espalda

—Duerme, Nina. Te hará bien. Yo velaré tus sueños—susurró a mi oído. Arrullándome con su gruesa voz. Cerré mis ojos, cayendo un súbito sueño.

Desperté y Adam no estaba conmigo en la cama. Bajé a la cocina, lo vi parado frente a la estufa, estaba cocinando algo, reí al verlo, bailaba y cantaba. Él me escuchó, así que volteó hacia la dirección en la que estaba

— ¿De qué se está riendo, señora Jones?

—De nada

Él arqueó una ceja

Me acerqué a él

— ¿Qué estas cocinando?

—Estoy haciendo un poco de huevo revuelto, tengo tostando pan— señaló el tostador —y ya hice el jugo de naranja, está en el congelador.

— ¡Qué consentidor!— sonrió

—Todo para que te amines. No te vi muy bien ayer, así que hoy pasaras un día siendo consentida por tu esposo

—Esa idea me agrada— besé su mejilla izquierda.

Terminó de guisar los huevos y los puso en un plato, mientras él hacia eso, yo puse la mesa y serví en vasos el jugo, los llevé a la mesa. Adam llevaba los platos con el desayuno y las tostadas, nos sentamos uno frente al otro, él colocó el plato frente a mí. Comenzamos a comer, al probar el primer bocado, le cayó de maravilla a mi estomago, ya que no cené

—Está muy rico, chef

Él rio a carcajadas, las cuales retumbaron por toda la casa

—Gracias

Al terminar de desayunar recogió los platos y los comenzó a lavar, fui detrás de él ayudándole con unos cuantos también. Los deje en el fregadero, pero él me dijo que los lavaría, me cargó y me sentó en el desayunador.

—Quédate aquí, yo los lavo—besó mis labios con ternura.

—Aquí me quedo.

Comenzó a cantar can't take my eyes off you y yo junto con él. Cuando llegó al coro, dejó el plato para que se secara, se limpio las manos en el pantalón, se acerco a mí

—Qué bien canta, señora Jones— me dijo

Nunca lo creí

—Gracias— le dije

Puso sus manos a un costado de mis piernas recargándose en el desayunador. Lo tenía a escasos 3 centímetros de mis labios.

— ¿Lista para un día maravilloso con tu esposo?

—Por supuesto— lo besé

Mentiras EstafadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora