Capítulo 17

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Estaba parada en el baño sosteniendo la prueba, pude sentir un alivio al ver que marcó una sola línea, lo cual, según la caja, es negativo. Sentí que el alma regresó a mi cuerpo. Me gustaría ser madre, algún día, dentro de muchos años, no dentro de nueve meses. Las cosas que se aproximaban eran peligrosas, además sólo arruinaría los planes.

Salí del baño, fui al comedor, ahí me estaban esperando todos impacientes. Eitan se notaba desesperado, ansioso por saber el resultado.

— ¿Qué dice la prueba? —preguntó mi hermano.

— ¿Que tan enfadado estarías si estoy embarazada?— le respondí

—No juegues, Nina. Sabes que esto arruina todo verdad, solo tendríamos aproximadamente como tres o cuatro meses, antes de que ese bulto comenzara a brotar— expresó con arrogancia.

—No hables así—lo miré fijamente

— ¿Cuál fue el resultado?

Respiré profundo y le enseñé la prueba a Eitan, la tomó, vio el resultado y el semblante le cambio por completo. Podría jurar que hasta volvió a respirar.

—Gracias a Dios, no estás embarazada. ¿Sabes el alivio que siento al saber que no lo estás?

— ¡Qué!— comentó Annie al quitarle de las manos la prueba a Eitan —ya me había ilusionado con ser tía, ya me había imaginado a un mini Adam o una pequeña tú— sonrió.

Comencé a reírme. Todos tomaban la prueba como si no hubiera orinado sobre ella.

— ¿Están consientes que oriné en esa cosa?

Annie la soltó y cayó al suelo. Ella y Eitan salieron corriendo a lavarse las manos a la cocina.

Pensé en lo que Annie dijo, una versión miniatura de Adam o mía. No lo imaginé, nunca, de esa manera. Coloqué mi mano derecha sobre mi vientre por dos segundos y después la quité.

—No sería justo traer a un pequeño indefenso a esta situación tan critica que está a punto de suceder, además los planes se arruinarían y se tendría que acelerar todo, Eitan me mataría por eso— reí al decir las últimas palabras

—No te mataría, pero si se arruinaría todo y no queremos eso. La ventaja es que no lo estas, así que todo sigue como hasta ahora.

Recostada en la cama pensaba en la manera más adecuada de decirle a Adam que me iba el jueves. Lo más apropiado sería decírselo a la cara, pero no soportaría verlo cuando lo hiciera, asi que lo mejor será con una carta.

Todavía no llegaba. Tomé mi celular y le escribí un mensaje.

"¿Vendrás a cenar?"

A los segundos, como siempre, obtuve su respuesta

"No lo creo, aún estamos con el trabajo"

Le envié mi respuesta

"Está bien, cenaré sola. No te tardes, te estaré esperando"

Nuevamente tenía mi respuesta rápidamente

"Mejor duérmete, no quiero que te desveles. No sé si llegaré temprano"

"Ten mucho cuidado, cuando regreses"

"Siempre cuidándome, por eso te amo, esposa mía"

"Yo también te amo, pero ya deja de mandarme mensajes, así puedes concentrarte y terminar pronto"

"Está bien, pero aunque no esté mandándote mensajes, me distraes siempre, porque estas todo el tiempo en mis pensamientos"

"Regresa pronto"

"Regresaré pronto"

Dejé mi celular en la mesa que había a un lado de la cama. Tomé unas cuantas hojas que tenía en el cajón de la misma y una pluma, ya que Adam llegaría tarde, usaría ese tiempo para escribir la carta.

Respiré profundo, tomé la pluma en mis manos, la puse sobre el papel, cerré mis ojos y dejé que mi corazón hablara, por primera vez.

Querido Adam:

Cuando estés leyendo esto ya estaré en Boston, perdón por no habértelo dicho antes, pero traté y no pude hacerlo. No soportaría ver tu rostro, me rompería en mil pedazos. Estoy tratando de ser fuerte, pero en este mismo momento, me estoy derrumbando. Quiero que sepas que te amo, aprendí hacerlo, tú supiste ganarme y eso te lo agradezco.

¿Por qué voy a Boston? Dissarno nos quiso ahí. Sí, esto es obra de él, otra razón más por la cual no te dije nada, porque sé que no me hubieras dejado venir, pero es mi deber, tengo que estar aquí con él y concluir con algo que ya hemos iniciado Annie, Michel, Eitan y yo.

Estaré en contacto contigo, espero y puedas perdonarme. Te mandaré mensajes y correos electrónicos cuando Dissarno o alguno de los del equipo no se den cuenta. No sé cuando regresaré ó si es que regresaré. Si no lo hago recuerda que nuestro amor puede más que cualquier cosa, trata de buscarme, cuando lo creas prudente, que yo te estaré esperando. Siempre te amaré.

Por siempre tuya

Nina

Después de terminar la carta la metí a un sobre y la escondí en la maleta que Adam se llevaría a Nueva York. Me tiré en la cama y comencé a llorar. No pude evitarlo, todo era un conjunto de sentimientos encontrados, abrazada a una almohada me quedé profundamente dormida.

Soñé con Adam.

Caminé hacia él, pero cada vez que intentaba acercarme él se alejaba más —Espera no te vayas— le grité pero él seguía alejándose. Vi como movió sus labios, pero no escuché las palabras que dijo. Cuando al fin pude enfocarme en sus labios y leerlos comencé a llorar por lo que interpreté "¿Por qué te fuiste, Nina? Ahora ya no tendré a quien amar. Creo que buscaré a alguien más".

Fui despertada de ese horrible sueño, por una mano que acariciaba mi mejilla, quitándome las lágrimas que comenzaron a brotar.

— ¿Por qué lloras? —preguntó Adam con ternura

—Aquí estas— lo abracé

—Sí, voy llegando y no me iré

Lo abracé con fuerza, quería sentir que ese momento era real y no parte de mi sueño. Con su mano acarició mi cabello.

—Jamás me iré de tu vida.

En ese momento, él tuvo razón, no se iría de mi vida, quien se iría, era yo.

—Te amo—susurré.

—Yo también te amo y no sé qué haría si te perdiera.

Con esas palabras, mi corazón se partió.

¿Cómo se suponía que me fuera, después de lo que me acababa de decir?

Sólo hacía mi huida más difícil. 

Mentiras EstafadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora