Capítulo 33

32 2 0
                                    



Estaba sentada en el consultorio del Dr. Bell esperando el resultado.

—Señora Dawson, no sé si sea una buena o mala noticia, pero el resultado salió positivo, está usted embarazada.

—Es imposible. Hace un mes me hice una prueba y salió negativo.

— ¿Se hizo una prueba casera?

—Sí

—Esas pruebas no registra si estas embarazada hasta después de las cuatro o cinco semanas de gestación, es por eso.

—No puede ser.

—Tranquila. Le haré una ecografía para ver cuantas semanas tiene con exactitud. Recuéstese aquí por favor— señaló una especie de camilla.

Me acosté donde dijo el doctor. Él comenzó a hacerme unas preguntas.

— ¿Cuándo fue tu último periodo, Ivy?

—Aproximadamente como hace 4 o 5 meses no recuerdo con exactitud. Verá mi menstruación es irregular, no llega cada mes ni cada 2 meses, ha durado hasta 5 o 6 meses.

— ¿Ya te habías checado antes esto?

—Sí, inclusive los médicos me dijeron que batallaría para quedar embarazada, es por eso que me sorprende esto.

— ¿Cuándo fue la última vez que tuviste relaciones sexuales?

—Como hace poco más de un mes.

—Está bien. Súbete la blusa un poco más arriba del ombligo y bájate un poco el pantalón junto con tu pantaleta, dejando el vientre descubierto.

Eso hice.

—Ahora sentirás un poco frío— puso un gel sobre mi vientre.

Brinqué al sentirlo, escalofríos y un pequeño retortijón recorrieron con el vientre.

—Ivy, juzgando por el tamaño, diría que tienes aproximadamente entre 6 o tal vez 7 semanas de embarazo. Fíjate en la pantalla— dijo apuntando al monitor que tenia frente a mí. Annie no podía creer lo que veía en la pantalla, se notaba emocionada. Yo tampoco podía creerlo.

El doctor explicó unas cuantas cosas, de las cuales, no puse mucha atención. Sólo pensaba en lo que haría al respecto.

¿Cómo ocultar el embarazo?

¿Cómo le diré a Eitan?

¿Qué dirá Dissarno cuando mi vientre aumente su tamaño?

Tenía que evitar lo más posible que mi embarazo se notara, sino, correría riesgo este pequeño renacuajo. No podía dejar que le hicieran daño, aunque no fuera deseado, era el producto de la relación entre Adam y yo.

— ¿Entendiste las indicaciones, Ivy?— me preguntó el doctor

—Sí, todas gracias—mentí.

No escuché ninguna, por estar pensando qué hacer con respecto al bebé.

******

Estaba sentada en el lago. Me escapé un poco de Annie, porque se sentía con la obligación de protegerme.

Comencé a pensar en qué hacer con respecto a esta situación. Me toqué el vientre. No pudo llegar en peor momento.

Junté mis piernas, coloqué mi cabeza sobre ellas y comencé a llorar. Las lágrimas rodaban por mis mejillas, lloraba por coraje, frustración, por no saber qué hacer en esos momentos. Necesitaba que alguien, además de mí, me dijera que todo estará bien.

Sentí unas manos en la espalda.

—Todo estará bien, Nina. No te preocupes. Sabremos salir de esta situación—era Eitan.

— ¿Ya te dijo Annie?

—Sabes que noticias así, no se las puede guardar—sonrió

—Le dije que no te dijera, debes de quererme matar.

Él sentó junto a mí. Extrañamente estaba tranquilo

—No te negaré que si me enojé, pero ella me hizo entrar en razón. Ninguno de los dos tiene la culpa. Tú ya estabas embarazada antes de que todo esto comenzara. Yo te protegeré a tu y al bebé.

Sonreí levemente. A penas de notaba que era una sonrisa.

— ¿Ahora qué haremos, Eitan?

—Por lo pronto, tendremos que adelantar el plan, antes de que se te empiece a notar el embarazo.

—Tengo miedo, Eita. No quiero que este bebe nazca en un ambiente así, no quiero tener a este bebe. No quiero que sea un estafador, un ladrón de guante blanco, como nosotros lo fuimos y somos en este momento.

—Te entiendo, Nina—tocó mi vientre.

—No sé si eres sobrino o sobrina, pero yo soy tu tío Eitan. Escúchame bien, no dejaré que nada malo te pase a ti y a tu mamá. Te cuidaré, porque tu papa no sabe de tu existencia, aún; cuando se entere sé que te querrá mucho, igual que todos nosotros. Tu mami, está asustada por todo lo que está pasando y aunque no lo diga en este momento se que te quiere mucho, más que todos nosotros.

Me reí, no pude evitar hacerlo.

— ¿De qué te ríes, Nina?

—De ti, ¿te estás escuchando?

Me miró fijamente.

Mi semblante cambió por completo. Me limpié mis lágrimas secas.

—Ya deja de hablarle al renacuajo—me levanté —vamos, tengo que entrenar

— ¿Entrenar? —Él hizo lo mismo—¿Acaso estás loca? No te dejaré que lo hagas

—Tengo que hacerlo, Eitan. Lo he estado haciendo desde que llegamos y no me pasó nada. Las primeras semanas son las más riesgosas y no paso nada. Este renacuajo es todo un guerrero, créeme, sino me pasó nada, ya no me pasara a estas alturas.

— ¿Cómo lo llamaste?

—Renacuajo

— ¿Por qué?

—Porque eso es lo que es en estos momentos, lo hubieras visto, parecía uno

Él comenzó a reírse. Me abrazó y nos fuimos a la bodega. 

Mentiras EstafadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora