Capítulo 29

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Estábamos en la entrada de la bodega, esperando a los demás del equipo. Vi como se acercaba Adam Steven. Vestía un esmoquin color negro, era el disfraz perfecto para él, porque aparentaba ser una persona decente.

Se acercó a donde estábamos Annie y yo.

—Te ves muy bien, Nina

—Gracias— respondí de manera apática —pero alardear no te servirá de nada

Él se dio cuenta y trató de arreglarlo diciéndole a Annie lo mismo.

—Al igual que tú, Annie, También te vez bien

—Gracias Adam, es muy amable de tu parte

— ¿Puedo hablar contigo, Nina?— me preguntó Adam

— ¿De qué quieres hablar? —arqueé una ceja.

—Annie nos puedes dejar a solas unos minutos—pidió privacidad.

Ella asintió

—Iré a ver en que les puedo ayudar a los chicos en la camioneta

Annie se fue, dejándome sola con él

— ¿Qué es lo que quieres?

— ¿Ves como me tratas? —se hizo la víctima —sólo estoy tratando de ser amable contigo.

—Te trato, como me trasteaste al principio, ¿lo recuerdas?

—Sí. Sólo quiero llevar la fiesta en paz, pero contigo es imposible. Sólo te diré una cosa, esta noche tiene que salir todo bien, porque de esto depende si me quedo o no y me conviene quedarme.

— ¿Por qué tanto interés? Tengo entendido que tú tienes carrera solo y te va muy bien

—Tengo mis razones

— ¿Y cuáles son esas razones?

—No las sabrás o tal vez, sí; todo a su debido tiempo, Nina—me miró fijamente

Se reojo vi como se acercó Dissarno a nosotros, los demás tambien lo hicieron, quedamos todos frente a él.

—Todos saben lo que tienen que hacer. Eitan y Michel los estarán esperando en la camioneta, ellos serán sus ojos y oídos. Si se traban en algo, ellos los podrán ayudar. Annie, Nina y Adam, serán quienes los guíen, cuando uno de los meseros apague la luz, tendrán aproximadamente unos 10 minutos para llevar a cabo el plan, quiten lo mejor, ya saben cómo hacerlo han tenido los mejores tutores para esto, nadie traerá sus bolsos o algún dispositivos con luz, para que no estén con el pendiente, se les serán retirados al entrar. Tengan mucho cuidado y recuerden ante todo su identidad, si algo sale mal pueden decir la palabra de seguridad; Michel y Eitan sabrán que algo anda mal y los expertos irán en su ayuda.¿Alguna duda?

—No, señor— dijimos a unísono.

—Pueden irse, los espero de regreso— desapareció entre las sombras del pasillo en el que iba caminando.

Se acercó a mi Eitan, junto con Michel y Annie.

—Hermana, si no supiera que eres tú, juraría que eres otra persona, ya extrañaba verte caracterizada—Eitan se subió a la camioneta.

Arqueé una ceja

—Te ves muy bien de Rubia y con ojos azules— Michel hizo lo mismo.

Era cierto, mi reflejo no era el mismo de todos los días. Había adquirido un nuevo alias, que se sumaba a la larga lista, Queen Robertson

—Ya saben qué hacer, los vemos allá, tengan prendidos sus micrófonos para cualquier cosa. Hermanita, cuídate— me sonrió desde la camioneta—cuídala Adam, si le pasa algo, no pasas la noche—lo miró con crueldad.

—No te preocupes, Eitan. La cuidaré— me tomó de la cintura con fuerza.

Lo tomé de la muñeca y se la doblé y apliqué presión. Lo solté y se quejó del dolor.

— ¿Qué te pasa? —me preguntó

—Sin tocar—respondí

—Estoy entrando en el papel, recuerda que en el plan tú eres mi esposa.

—Para mi desgracia. Recuérdalo, sólo es una actuación, tienes que esperar hasta llegar al lugar— expresé con resentimiento

—Sí, pero recuerda: "tienes que ser el alias, tienes que ser uno solo, para que las demás personas te puedan creer".

Aunque me costara admitirlo él tenía razón.

—Vámonos

Nos subimos en el Ferrari F430 que Dissarno había conseguido para la ocasión, color azul, último modelo, con placas falsificadas por Michel. Después de esto sería transformado en algo distinto.

Llegamos a la galería, podía ver cómo estaban escondidos en las sombras, los chicos en la camioneta

— ¿Me escuchas, Nina?— preguntó Eitan por el micrófono

—Fuerte y claro

—Ya saben qué hacer, actúen natural, las invitaciones y la lista, todo está listo para que puedan actuar con facilidad. Suerte, hermanita

—Gracias, Eitan

Adam me dio su brazo para que lo tomara, lo tomé con fuerza

—Comienza el juego—sonreí

—Lo sé a partir de ahora somos Queen y Steven Robertson—me devolvió la sonrisa. Respiré profundo. Caminamos hacia la entrada.

—Bienvenidos, sus invitaciones y sus nombres, por favor—nos dijo la persona de seguridad de la entrada.

—Queen y Steven Robertson— respondió Adam al darle las invitaciones.

—Aquí están. Pasen por favor, señor y señora Robertson

Otro joven, nos recogió los teléfonos celulares y mi bolso al entrar a la galería.

—Entramos— comuniqué a Eitan por el micrófono

—Ya estando dentro lo demás será pan comido.

A los minutos Annie se unió a nosotros.

—No me puedo quedar mucho tiempo con ustedes para que no sospechen. Te deseo suerte y relájate todo saldrá bien.

—Muy bien, gracias—sonreí aparentando para los demás.

Ella hizo lo mismo y estrechó mi mano y la de Adam.

—Mucho gusto en conocerla, señora Robertson— se alejó perdiéndose entre la multitud. 

Mentiras EstafadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora