(El desastre de una cita)Umbrella- Rihanna.
Ha llegado mi día, ya no tengo escapatoria.
Artie está frente a mí con una sonrisa orgullosa mientras pasa el rubor por mis mejillas. Su vestido blanco tiene un leve manchón de la base que se acaba de aplicar en la cara.
Ella agarra un pedazo de algodón de la mesita y se lo restriega sobre la tela, frotándolo delicadamente.
Me mira mientras tanto.
—Lander se va a quedar boquiabierto cuando te vea.
Me dejo cae en la cama, estirando mis brazos a ambos lados de mi cuerpo.
—No puedo creer que se lo hayas pedido a él.
—Tampoco es como si él hubiera puesto tanta resistencia.
—Pero, ¿una cita doble con Lander? ¿de verdad? De todos los millones de chicos que hay en el mundo, ¿tú vas y se lo pides a él?
Ella rueda los ojos y suelta el cosmético, saca el rizador de pestañas y abre ligeramente la boca, concentrándose.
—No sé por qué te quejas. No es tan malo.
—No, no es malo, es horrible—espeto—. ¿Lo comprendes? Terrible.
Ella se aleja un poco y me contempla, luego sonríe. Frunzo el ceño. Es más que obvio que no se está tomando mi mal humor en serio.
Cuando Artie me dijo que este fin de semana es la cita, no me deprimí tanto. Luego, cuando me dio otra de sus inocentes sonrisas, supe que, como siempre, algo iba mal.
Ese mal lleva nombre y apellido. No sé qué le habrá metido Artie en la cabeza a Lander, o tal vez el chico está lo suficientemente trabado con marihuana que aceptó la idea de salir a una cita doble conmigo.
Como sea, no me gusta. Este día no me gusta y tampoco lo que estamos a punto de hacer.
—No podías llevarme a los bolos, no se, o a un picnic, no. Tenías que planear una cita doble. Muy lindo.
—Ya basta de quejas. Levántate. Ponte el labial, los aretes y suéltate el cabello—ella estira su brazo, esperando que le dé el mío, pero al no obtener respuesta de mi parte, se inclina sobre mi cuerpo y jala de mí hacia adelante.
—Artie—me quejo.
—Artie y una mierda. Ven—ella me acerca a su cuerpo, me deja a su lado y se agacha para buscar algo entre su montaña de maquillaje—. Aquí está. A ver, abre esa boca mamona que tienes.
—Si vas a decir algo obsceno, al menos di algo que ayude a mi autoestima, por favor. Decir que mi boca es mamona no es precisamente alentador.
—Por supuesto que sí. ¿A quién no le gusta una buena boca mamona?
Cierro los ojos a la vez en que ella acerca su cara y coloca la punta del labial empapado con tinta en mi labio inferior.
—Creo que tenemos diferentes conceptos de «mamona» y «autoestima».
—Eira, por favor, cállate.
Cierro mi boca, esperando que termine con su trabajo, varios segundos después, se aleja unos cuantos pasos, mirándome con una sonrisa.
—Ya está. Si fuera lesbiana, créeme que me enrollaría aquí mismo contigo.
—Gracias. Yo también me enrollaría contigo.
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Dulce Error ©
Teen FictionDicen que después de la tormenta viene la calma, sólo que éste no era el caso. Ella no sabía exactamente qué hacer con su vida. Él intentaba luchar con algo que lo descontrolaba. Ella siempre se reprimía. Él era muy impulsivo. Ella era una sobrevivi...