(Verdades ocultas y una cena inesperada)Mordisqueo mi labio inferior con nerviosismo. Lander está de pie frente a nosotros. Su rostro es de una completa curiosidad mientras nos mira a los tres. Cárter vuelve a mirarme, abre la boca y antes de que pueda decir cualquier cosa, lo interrumpo.
—Nada.
Él se acerca a nosotros y se coloca junto a Cárter. Me mira.
—¿De qué no me puedo enterar, Eira?—repite con calma. Una calma poca inusual.
—Ya te dije, no es na...
—La golpearon.
Miro a Artie y le lanza una mirada alarmada. Definitivamente, ella no sabe ser discreta.
—Creo que escuché mal—pregunta Lander, colocando sus manos en la cadera—. ¿Que te hicieron, qué?
Me enderezo en mi puesto, tratando de ocular cualquier ápice de dolor que pueda demostrar mi cara.
—Lander...—escucho la fuerte respiración que toma mientras intenta mantener la falsa tranquilidad que tenía. ¿Cuánto tiempo, después de la pelea, él lograba calmarse por completo?
—¿Podrías decirme quién fue?—su voz suena ronca y amargada. Yo le lanzo una mirada a Artie y esta se encoge de hombros en modo de disculpa.
—No lo sé—respondo.
Aprieta los puños a ambos lados de su cuerpo al igual que su mandíbula. Sus ojos se mantenían igual, llenos de calma. ¿Cómo era posible que su cuerpo demostrara más el estado en el que estaba, que sus propios ojos?
—Eira...
—No lo sé, Lander, no sé quién fue—le interrumpo. Él pasa las manos por su cabello y retrocede unos pasos.
—Joder—se acerca de nuevos e inspecciona mi rostro—. ¿En dónde fue?
—En su estómago—fulmino a Artie con la mirada mientras lo oigo hablar, ella se levanta de mi lado y aprieta mi hombro mientras camina hacia Cárter. De una amiga a otra, ¿qué clase de ayuda era esa? quise gritarle. Sin embargo, mantuve la boca cerrada.
Devuelvo la atención a Lander y tomo el borde de mi blusa, inquieta. Lander dirige la mirada a esa zona y yo titubeo antes de animarme a mí misma a subirme la blusa.
Es sólo una prenda, idiota. Súbela ya. Trago duro y busco la mirada de Lander. Él me observa con insistencia.
—No es nada grave, ¿bien? No hay necesidad de que te alarmes.
Él asiente apresuradamente y me incita a subir el dobladillo. Suelto un suspiro de resignación y dejo mi estómago a la vista. Sus ojos recorren esa zona de mi cuerpo, buscando los cardenales. Su mandíbula se contrae cuando nota las marcas en mi cuerpo, a pesar de que no son muy grandes, se están empezando a notar con más facilidad.
—Es difícil cuando veo en ti las marcas que tanto ves tú en mí—musita por lo bajo. Yo no sé qué responder a eso—. Dime quién fue, Brown.
—Dime qué piensas hacer—repongo—. ¿Recuerdas qué fue lo que te dije después de la pelea con David? No necesito que pelees por mí.
—Es diferente cuando te han golpeado—bajo el dobladillo de la blusa y encaro a Lander. Él me mira con insistencia, aguardando a que yo le dé un nombre que ni siquiera sé.
—¿Qué importancia tiene? Déjalo así, estoy bien.
—Joder, mira tan solo como te dejaron—espeta, señalando mi estómago.
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Dulce Error ©
Novela JuvenilDicen que después de la tormenta viene la calma, sólo que éste no era el caso. Ella no sabía exactamente qué hacer con su vida. Él intentaba luchar con algo que lo descontrolaba. Ella siempre se reprimía. Él era muy impulsivo. Ella era una sobrevivi...