39. Sublime manipulación.

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(Sublime manipulación)

Nota: Parte del capítulo 39. (Sublime manipulación), está basado en el capítulo 17. ( Kiss me) y estará narrado desde la perspectiva de Lander y Eira.

***

Hace tres meses y quince días.

Lander.

A nadie se le ocurre meterse en una pelea a las cinco de la mañana.

A nadie, excepto a mí.

Los murmuros y cuchicheos que sonaron cuando entré a la cafetería me confirmaron lo mal y golpeado que estoy, pero aun así no me importó llegar a la universidad en estas condiciones por dos cosas.

La primera, hablar con el profesor Frederick sobre las tutorías y el porqué no podía seguir dándolas, y lo segundo, quería saber cómo estaba la terca y fastidiosa chica que empezaba a volverme loco.

En conclusión , tal vez no debí ir a la cafetería. No, tal vez no debí ir ni siquiera a la universidad.

Porque, tal vez, no estuviese ahora aquí.

Miro por última vez a Eira antes de que salga de la casa de Elly, directo hacia una farmacia. Aunque había intentado negarme varias veces, estas dos mujeres eran bastante insistentes y un poco fastidiosas.

La puerta de la entrada suena cuando Eira sale de la casa, apoyo los codos en mis rodillas y hundo la cabeza en mis manos. Definitivamente había sido un error ir a la universidad.

—Te vas a lastimar—levanto la cabeza cuando la suave voz de Elly se hace presente.

Ella parecía ser una de esas personas que cuando comenzaba a hablar, aunque no les hubieses demostrado indicios de querer escucharla, no paraba.

Camina hacia el sofá de enfrente y se sienta con las piernas cruzadas.

Sus ojos me miraron y me analizaron de una manera muy extraña, pasó una mano por su cabello y luego las restregó sobre la tela de su pantalón.

—Es sólo un golpe, puedo curarme yo mismo cuando llegue a casa—digo y ella suspira cuando sabe que es otro intento mío de querer escapar de ese lugar.

Sin embargo, era más que evidente que no era sólo un golpe. Era consciente del estado en que se encontraba mi rostro y todo mi cuerpo, en general.

—Creo que ambos estamos de acuerdo en que no es sólo un golpe, así que déjalo ya—repite, ella ladea la cabeza y me mira con más detenimiento—. ¿Cómo te hiciste eso?

Aparto la mirada y la clavo en un jarrón que se encontraba en el centro de la mesa de la sala.

No sabía el porqué de su pregunta, tampoco sabía por qué tanta curiosidad de su parte y tanta insistencia. Elly parecía una mujer de casa, educada, aunque muy habladora, rica y elegante, pero la mirada interrogativa que me daba en estos momentos me hace saber que, además, era curiosa. Bastante curiosa.

—Una pelea—digo con simpleza.

—Por lo visto, no es la primera pelea en la que te metes.

Vacilo un momento antes de hablar. Aunque me incomodara un poco su presencia, su curiosidad parecía ser genuina. No creía que me la fuese a topar en otra ocasión, y tampoco parecía que ella tuviese una relación cercana con Eira, así que...

—Hago boxeo.

—¿Y es costumbre que te muelan a golpes todas las mañanas?—pregunta, poniendo una mano bajo su mentón. No se notaba alarmada por mi respuesta, ni siquiera sorprendida.

Dulce Error ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora