20. Daño colateral.

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(Daño colateral)

El puño de Lander se estrella contra el rostro de David, quien volteó la cabeza por el impacto. Los gritos estallaron en ese momento. Nos encontrábamos rodeados por todo el tumulto de gente.

David se reincorpora y enfrenta a Lander.

—Las vas a pagar, imbécil.

El hilo de sangre cayó de la nariz de Lander cuando el castaño le devolvió el golpe.

—¡Lander!—grito, pero las manos de Artie me sostienen con fuerza.

Lander no tarda en defenderse, empuja con tanta fuerza a David que este cae sobre varias personas que están a su espalda. El sonido de botellas rompiéndose llenan el lugar. Volteo la cabeza y noto que esta no es la única pelea que se ha formado.

—¡No te atrevas a meterte con ella, joder!—por el tono de su voz noto que ha perdido la poca paciencia que tenía.

Cárter, aún estando a su lado, intenta calmarlo, pero Lander se remueve entre sus brazos.

David se levanta del suelo, pasando una mano por su nariz ensangrentada, vuelve a colocarse delante de Lander y sonríe con malicia. La sangre se cuela por su boca, manchando sus dientes.

—¿Qué? ¿Te molesta que la llame perra? Eso es lo que es, eso es lo que son todas. Deberías dejar de idolatrarlas, no son más que una decoración en este jodido mundo superficial—la tranquilidad con la que lo dijo solo hizo que la ira incrementara en Lander.

Logró safarze del agarre de Cárter, y de un tirón, agarró a David del cuello de su camisa, el sonido de un gemido de dolor sale de la boca de David al recibir un nuevo golpe. Lander aprovecha su desconcierto para tirarlo al suelo y sin esperar nada más, coloca sus pies a ambos lados de su cuerpo y estrella su puño una y otra vez contra él.

Esta vez ni siquiera intento detenerlo. Él no quiere ser detenido. Y yo ni siquiera estoy procesando todo lo que estoy viendo.

No tendría por qué temerle, me repito. Sin embargo, nunca había visto a Lander hacer aquello. Nunca lo había visto golpear a alguien con tanta fuerza como lo estaba haciendo con David.

—¿Cuándo aprenderás a respetar a las mujeres, imbécil? ¿Cómo te atreves siquiera a hablar así de una de ellas?—el enojo teñía la voz de Lander. Pero lo único que mis ojos veían era el cuerpo inmóvil de David. Estaba inmóvil, casi inconsciente.

—¡Lander, joder, cálmate!—Cárter intenta acercarse a ellos, pero el empujón que le da su amigo se lo impide—. Joder, ya basta—la histeria en la voz de Cárter aumenta cuando ve los ojos cerrados de David. Su rostro está completamente ensangrentado.

Me remuevo con toda la fuerza que tengo y logro zafarme de Artie. Pero no, ni siquiera corro hacia Lander. Mis ojos están fijos en la salida. La gente que ha empezado a amontonarse a nuestro alrededor me impiden el paso, pero con los fuertes empujones que les propino, estos se alejan de inmediato.

Salgo del club y corro hacia donde habíamos dejado aparcado el coche. La gente me mira con extrañeza cuando pasan por mi lado, pero yo ni siquiera me detengo hasta llegar al auto. Me apoyo contra una de las puertas y me obligo a tomar varias respiraciones.

Mi cabeza estaba intentando convencerse a sí misma de que ese no había sido él. De que no había sido Lander, pero mis ojos lo habían visto, golpeando una y otra vez a David.

Yo ya había vivido con la violencia. No quería otro recordatorio sobre eso.

—Ángel...—la voz de Lander suena a mi lado. Él acorta los metros que nos separaban y se coloca frente a mí. Entonces, por primera vez, su rostro ensangrentado me asusta. Y sé que él lo nota.

Dulce Error ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora