35. Un corazón roto, unos pensamientos insensatos.

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(Un corazón roto, unos pensamientos insensatos)

Y, sin más,
su inestable y ya roto corazón,
se rompió un poco más.


You broke me first—Tate McRae.

Lander y yo llegamos a Brooklyn a las seis de la tarde.

A las seis y media llegamos a mi apartamento.

A las seis y cincuenta y dos recibimos una llamada de Reece.

A las seis y cincuenta y seis casi me quiero morir de la vergüenza al no recordar el cumpleaños diecinueve de una de mis mejores amigas.

A las siete y dos de la noche, avergonzada, acepto la invitación de pasar la noche en un bar de la ciudad.

—Estamos cansados—murmura Lander cuando cuelgo la llamada—. ¿Por qué no la felicitas y ya?

—Porque eso sería muy bajo de mi parte—voy a mi habitación y dejo la maleta en mi cama, todo el apartamento estaba en silencio, según lo que sabía, Titán había estado con Artie toda la noche en su casa, así que en el lugar no se escuchaban más que las palabras de Lander y las mías—. Reece no suele celebrar sus cumpleaños, el año pasado Artie quería hacerle algo grande por sus dieciocho, pero ella se negó hasta el final, supongo que Artie la convenció de ir hoy a algún lado.

—¿Y por qué no te avisó antes?—Lander se queda en el marco de la puerta con los brazos cruzados.

Reviso las llamadas y los mensajes que habían antes de recibir la llamada de Reece y suspiro.

—Tengo cuatro llamadas perdidas de Artie y dos de Reece. Y un mensaje de Artie diciendo que Cárter te llamó a ti.

Él hace una mueca y tantea los bolsillos traseros de su pantalón.

—Tengo el celular en silencio.

—Bueno, supongo que es culpa nuestra, entonces, por no atender antes.

Me quedo a un lado de la cama y lo observo, se veía tan bien ahí donde estaba, con el rostro medio serio y los brazos cruzados.

Ladeo la cabeza y levanto las comisuras de mis labios.

—¿Por qué parece que estás enojado?

—¿Yo, Brown? Para nada.

Se separa del marco y camina hacia mí, se detiene enfrente y coloca con suavidad sus manos a ambos lados de mi cara.

—Sólo pensé que podíamos pasar el resto de la noche juntos.

—Pero también estás invitado a venir con nosotros.

—Tenía en mente hacer otra cosa contigo—entreabro la boca, pero me callo antes de decir alguna idiotez, Lander ríe abiertamente—. Te estás volviendo una malpensada, ángel. No me refería a eso.

—No pensé en nada—él asiente, burlón—. Y con respecto a lo otro, si estás muy cansado, puedo decirle a Reece que te encuentras mal.

—Nah—mueve la mano para restarle importancia al asunto—. Lo dije sólo para ver si te convencía de quedarte.

—Egoísta—murmuro, dándole un golpe en el hombro.

—¿Ahora? Sí, lo admito.

Ruedo los ojos un poco divertida y me quito los zapatos que llevo, Lander se recarga en una pierna y vuelve a cruzar los brazos.

Dulce Error ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora