Pecando.

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Importante, recomiendo leer este capítulo con las últimas dos canciones de la playlist, se viene mambo.

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L.J Morgan.

Besar a su Henry Cavill barbudo de noche en una playa con el sonido de las olas acaba de convertirse en una se sus cosas favoritas.
Cuando él la había invitado a dar una vuelta en moto aquella tarde no se esperaba que fuera a llevarla a una cita en toda regla. Pero le había encantando.
Greco tenía ese tipo de romanticismo y detalles que no se le hacían tan empalagosos y le calentaban el corazón. Era una persona tan pura y dulce como Horacio, una persona que quieres tener en tu vida para siempre como sea.

El mismo chico de cresta le había dicho que seguramente se tratase de una cita cuando le había llamado para contarle sobre su quedada.

"-Él vive en el Norte, tal vez acabéis en su casa.- Había exclamado el chico emocionado apareciendo en su casa para comer en su casa y hablar. Morgan simplemente le asentía sin tomar mucho en cuenta sus palabras.- ¿Qué opinas del sexo en la primera cita?

Sorprendida ante aquella pregunta se giró hacia su amigo dejando su vaso sobre la mesa trantando de no atragantarse con su bebida.

-Primero, si es una cita no es la primera y segundo, ¿qué es lo que me intentas decir?- Exclamó a toda velocidad viendo la sonrisa burlona de su amigo crecer.

- Habéis quedado varias veces pero nada serio, y si mi instinto no me falla esta vez será diferente.- Dijo el metiendo la mano en el bolsillo de su pantalón para tenderle un par de paquetitos de condones.- Llévatelos y a ver que pasa."

En un principio no había querido llevarlos, pero luego los cogió para guardarlos en el bolsillo de su chaqueta antes de salir de casa.

Y ahora, después de la confesión de ambos, dándose un ardiente beso pensó en lo bien que había hecho. Tal vez el de barba pusiera freno al asunto si creía que aún no era el momento, cosa que ella aceptaría sin problemas, pero no fue así.
Si no que en cuanto el nivel del beso escaló a algo más y tomó la decisión de sentarse sobre el regazo del chico sin dejar de besarlo, él había apretado su trasero con fuerza pegando más sus cuerpos.
Ni si quiera la manta parecía necesaria en aquel momento, porque la temperatura del comisario había subido haciéndola arder en sus brazos. Si por ella fuera, lo harían allí mismo aun que al día siguiente se arrepintiera por haber cogido un catarro.
La boca de Greco se apartó de la suya para besar su cuello y gruñir con los roces de sus entrepiernas. Ella sentía su erección crecer más y más bajo ella, y recordó cuando le había acariciado en la fiesta del casino, haciendo que un nudo de calor se formase en su vientre ante la imagen.
Se permitió ver su cara y comprobó como la mirada del moreno parecía nublada, como si estuviera borracho. Sus ojos conectaron en aquel momento, ambos parecían estar en la misma página.
Dándole un beso más, cargado de hambre y necesidad, se apartó de él para levantarse. Él imitó su gesto y cogiendo las mantas a toda velocidad comenzó a tirar de ella de vuelta hacia su casa.
Iba a suceder, la diosa protectora de los tios buenos le estaba concediendo una nueva oportunidad.
Llegaron hasta la puerta y él se las arregló para abrir a toda velocidad y guiarla hacía el interior, donde tras cerrar la puerta y arrojar las mantas en el suelo la agarró de la cintura para besarla de nuevo con la misma pasión que antes.
Morgan se permitió acariciar los brazos fuertes del comisario, disfrutando de la tensión de sus músculos bajo su mano, para luego llevarla a su torso y meterlas bajo el jersey para sentir cada milímetro de su piel con sus dedos.
Estaba viviendo una fantasía erótica digna de película.
Sin soportar más la poca libertad que le concedía la ropa tiró del jersey de él para quitárselo, separándose unos segundos y mirando el torso del hombre mordiéndose el labio con fuerza.
Se permitió observar sus anchos y definidos hombros, bajando por sus duros pectorales que tenían alguna que otra cicatriz, para finalmente recorrer también con sus dedos sus trabajados abdominales hasta la cinturilla del pantalón.
Greco era un pecado para los sentidos, pero a ella no le importaba ir al infierno.
Tiró de la cintura de él para acercarle lo máximo posible y comenzó a besar cada lugar de su torso mientras él parecía vibrar.
Él disfrutó de cada beso mientras continuaba pasando sus manos de su espalda a su trasero, con su cabeza cerca de su oído notando como parecía respirar agitado. Estaba dejando que ella le disfrutase, pero su calma se estaba desvaneciendo. Morgan de pronto sintió la boca de él volver a atacarla antes de cogerla en brazos, obligándola a rodear las caderas del comisario con sus piernas, y llevarla hasta su cuarto.
Tras cerrar la puerta y apoyarse sobre ella la soltó para introducir sus grandes manos bajo el jersey vino y agarrar uno de sus pechos, haciéndola soltar un gemido. Él quería que supiera que él también sabía jugar como ella.
Dejando que le retirase el jersey y continuase tocándola, bajó su manos para llevarla hacía la erección del chico, comenzando a darle atención encima de la ropa.

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