Prólogo

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Greco Rodríguez, Comisario del CNP de los Santos, 29 años. Un hombre al borde de un ataque de nervios.

- Yuu, me quieres explicar otra vez, ¿cómo cojones has lanzado un patrulla de un puente?- Cuestionó el moreno barbudo haciendo acopio de la poca paciencia que le quedaba.

El oficial Yuu, le miró rezando en todos los idiomas posibles antes de proceder a explicarle la situación de nuevo.

-Pues verá Greco, yo estaba conduciendo a 150km en la autopista del Perro en dirección a Vinewood Hills tras un chivatazo de drogas.- Tragó saliva fuertemente antes de continuar. -Entonces al llegar al puente de Comisaria... Apareció un gato, no pude frenar y mi reacción al perder el control fue decirle a Moussa que nos lanzásemos del coche.- Los ojos del comisario parecían a punto de salirse de las cuencas y mantenía la mandíbula tan apretada que se podía oír sus dientes rechinar.- Nos tiramos del coche en marcha, este salió disparado hacia la baranda del túnel, la rompió y cayó en el canal donde empezó a arder.- Finalizó el oficial lo mas rápido posible casi sin vocalizar.

Greco no se podía creer lo que estaba escuchando, este día no podía ir peor, era imposible.
De los numerosos códigos 3 a licorerias que atendieron aquel día, sólo uno había salido bien, y eso sin hablar de los códigos 1 en los que o perdían al vehículo o reventaban los zetas por el camino. 
Pero seguramente lo peor era el cabreo que llevaba encima el Superintendente. Se había puesto a gritarle nada mas entrar de servicio por la nefasta actuación de los alumnos en el turno de noche, para luego echarle la bronca por los alumnos del turno de día y decirle que su departamento de instrucción era basura delante de los subinspectores.

No eran ni las tres de la tarde y ya tenía ganas de marcharse a su casa para darle de patadas al saco de boxeo del sótano.

Todos le conocían por ser el Comisario Bondadoso, Greco el corazón de león, Rodríguez el Amable. Todos los alumnos le trataban como un hermano mayor por lo agradable que era, mientras los demás rangos le respetaban por su paciencia y por ser un policía muy eficiente.
Si algo destacaba en él era eso, su paciencia, que parecía infinita.

Hasta ese día, ese día creía que le iba a explotar la cabeza si seguía intentando ser paciente y calmado, su cerebro estaba a punto de reventar por la frustración y el cabreo.

Respiró hondo unas cuantas veces antes de dirigirse a los dos oficiales ante él.

-Los dos estáis suspendidos de sueldo dos semanas para pagar los daños y la reparación del patrulla.- Repuso con dureza alternando la mirada entre ambos.- Id a hacer 10-33.

Tanto el oficial de piel caramelo como el rubio se marcharon tras disculparse en un susurro y bajar la cabeza.

Greco pasó su mano por su cara apretando el tabique de su nariz para suspirar con fuerza. Cuando llegase a casa se bebería tres cervezas y se replantearía su vida otra vez.

Mientras seguía en sus cabilaciones pudo escuchar la frenética voz del oficial Cruz en la radio.

-Aquí zeta 20, estamos en un código 1 con un Zentorno color verde metálico, matrícula....- Y tan pronto como lo dijo se cortó para volver segundos después.- ¡QRR nos disparan!

Como un resorte volvió en si, corriendo  hacia su patrulla en el garaje de comisaría.

-Cruz , ¡mande 10-20 inmediatamente! - Gritó saliendo del garaje con un derrape.

Por suerte el 10-20 de ambos estaba a apenas 1 kilómetro de comisaría. Cuando estaba a 50 metros frenó en seco con la pistola policial en mano, pero solo encontró el patrulla con las ruedas pinchadas y a ambos agentes con heridas de bala en zonas no letales.
Sin demorar un segundo se acercó a ellos.

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