Remedy

La delgada línea.

Como siempre, playlist para tremendo capítulo, que actualizo cuando subo un cap. No me odien :( https://open.spotify.com/user/fqqd43v85mlv6g77rlso5yzgl/playlist/3XIWrVhazYGVqyN9PaLl5B?si=DESpGhoyRa-A-rJ5C0dZxw

-----------

Greco Rodríguez.

De nuevo se encontraba tumbado sobre el catre de la litera de la sala de descanso de comisaría.
Hacía un par de días habían descubierto la ruta que aquella banda organizada usaba para entregar droga a los chicos en el monte Chilliad gracias a un chivatazo anónimo.
Debido a la gran vigilancia que mantenían allí también habían rastreado sus pasos hasta una casa de campo en el valle del mismo.
En cuanto detectaran la llegada de todos los de la organización al hogar para su reunión semanal harían una redada que tenían más que planeada desde hacía semanas, pero ahora con los planos de la casa y un mapa de la montaña.
Era como si de un día para otro el caso hubiera avanzado a toda velocidad hasta un punto clave, el desmantelamiento de la organización.
Muy en el fondo de su corazón Greco agradecía estar ya en el final de todo aquello. Necesitaba descansar, dejar de estar alerta todo el tiempo y enfrentarse a la incómoda verdad de que llevaba dos meses y medio sin ver a L.J.
Mentiría si dijera que ella no venía a su cabeza numerosas veces en un día.

Agitando su cabeza para borrar aquellos pensamientos, se levantó del catre, fumaria un cigarrillo para relajarse.
Fuera de comisaría estaba cayendo el diluvio universal, una tormenta virulenta con relámpagos incluidos. Suspirando salió por la puerta, quedándose resguardado bajo el tejadillo de la entrada, y encendió su cigarillo para darle una larga calada, mirando como este se mantenía entre su dedo pulgar e índice.
En su interior no dejaban de repetirse los sucesos de los últimos meses como si de un recordatorio se tratase. Esperaba que se pudiera resolver rápidamente aquello sin mayores problemas, pero mal sabía el comisario de pelo oscuro que aquella noche de tormenta era la noche de las bestias.
Ante sus ojos numerosos coches empezaron a llegar a comisaría, como si de una fanfarria aterradora se tratase.
Conway con su gabardina negra totalmente empapada paso delante de él indicándole que le siguiera.
Una vez en el interior se internaron rápidamente en el despacho de los comisarios, mientras a través de la puerta no paraban de llegar números policías para entrar de servicio, cosa que a Greco le estaba dando mala espina.

-¿Qué pasa?- Pregunto cruzándose de brazos a la espera de que su superior dejase de pasear con su cigarrillo por todo el despacho.

La puerta tras ellos se abrió revelando al comisario ruso también empapado entrar, seguido de su pareja y el hermano rubio de este. Algo grave tendría que haber pasado para que hubieran llamado a todas las unidades.

-Arsacio y Gregorio nos han informado que númerosos vehículos todoterreno negros han llegado a la casa esta noche, aprovechando la tormenta.- Exclamó el superior apagando el cigarrillo para poco después encender otro mirándolos a todos.- Tenemos que hacer la redada esta noche, no podemos permitirnos esperar más.

La información le cayó a Rodríguez como un balde de agua fría.
El enfrentamiento estaba más cerca de lo que se había pensado y en unas circunstancias muy poco favorables.

-Volkov, no te lo pediría si tuviera otra opción, pero necesito que vayas en helicóptero con Leónidas, necesito un francotirador en el aire.- Dijo mirando como el peligris comenzaba a torcer el gesto por la ira. - Gustabo, Horacio, Greco y yo dirigiremos los equipos en tierra.

Todos menos el ruso asintieron, preparándose mentalmente para aquel enfrentamiento.

-No Conway, iré por tierra con ustedes, mande a Yuu como francotirador.- Exclamó perdiendo los nervios. El superintendente se negó a la petición del comisario de gris.- ¡No pienso alejarme de Horacio o es que no lo entiende!- gritó cerrando sus manos en puños, dejando a todos sorprendidos.