Greco Rodríguez.
Sus costillas estaban en perfecto estado otra vez, pero de su hígado y su pulmón aún le quedaba un largo camino para la recuperación total.
Cuando la radióloga le dió el visto bueno quiso rápidamente apuntarse para todas las sesiones posibles de rehabilitación, pero Morgan, con mucha paciencia, consiguió explicarle que no era la cantidad de sesiones lo que haría a su brazo ser el que era, si no la continuidad que tuviera, para que poco sus músculos volvieran a entender como funcionar.
Antes incluso de empezar le pidió a su novia que le dijera como serían los primeros días de la misma, y se sorprendió al comprobar que durante bastante tiempo simplemente haría estiramientos con el brazo para quitarle la rigidez y que luego, si avanzaba bien le harían coger cosas de sitios, agarrar, por ejemplo, bolígrafos o simplemente mover sus dedos y su mano.
Greco era muy ambicioso en cuanto a su recuperación, y deseaba que con apenas un mínimo tiempo notase resultados increíbles, cosa que no era así, y saber que iba a ser un proceso largo le desanimó.Tras una semana entera en rehabilitación no veía cambios, por lo que el doctor que se la llevaba le animó a hacer las mismas cosas que en la terapia en casa con la supervisión de la doctora morena.
El día anterior como estaba de mal humor, ella le llevó al supermercado, donde le pidió que la ayudase a coger cosas y meterlas en el carro.
Le costó tanto esta tarea que si antes estaba frustrado, cuando llegó a casa estaba deprimido como nunca. Cogía un paquete de un estante y su brazo entero temblaba, haciendo el objeto caer. Era lo más triste que había visto en su vida.Por la mañana de aquel día se despertó sin mucho ánimo para nada. Morgan en la cocina preparaba café para los dos y tostadas sin dejar de tararear una canción. Al notar su presencia se volteó con una sonrisa, y tras darle un beso cogió las tazas y platos para dejarlos en la isla.
A esas alturas Greco creía que en algún punto ella se cansaría. Se cansaría de sus cambios de humor, de su inutilidad e incapacidad para realizar cualquier tarea o para ser un novio normal. Era sencillo para él, creer que en algún punto la doctora explotaría al soportarle las veinticuatro horas del día con comprensión.-Tal vez mañana vengan Horacio y Viktor a verte, no les has llamado en toda la semana.- Dijo ella con suavidad dándole un sorbo a su café. ¿Para que iba a llamarlos? ¿Para decirle que seguía siendo un inútil en todo el sentido de la palabra?- Solo llevas una semana, sé que quieres ver algún cambio, pero tienes que ser paciente. -Añadió acercándose para acariciarle la mejilla barbuda.
Desde que había salido del hospital y retomado su relación con ella había sido incapaz de darle algo más que algún beso. Ese era todo su contacto. Normalmente se duchaban juntos para que ella pudiera ayudarle a asearse, pero era la única manera en la que eran tan íntimos.
¿Qué pasaría si quisieran tener algún encuentro sexual con su brazo así? Apenas podía coger un cubierto. ¿Y si su brazo quedaba así para siempre como lo haría para satisfacer las necesidades de Morgan en todos los aspectos?
Era casi inevitable pensar en el momento en que aquella conversación saliera a flote y se rompiese la burbuja de felicidad.-No tengo mucha hambre.- Murmuró el barbudo sorprendiéndola para terminar el café de un trago y volverse al cuarto, con la intención de tumbarse a leer.
La mañana pasó mientras él fingía atender a aquel libro, cuando su cabeza revoloteaba entre la idea de ella dejándole y los sonidos de la casa, que ella estaba limpiando y ordenando con un poco de música.
Para la hora de comer tampoco tenía apetito y a pesar de que ella le insistió por un buen rato, consiguió su cometido de que le dejara en paz con su libro y su cabeza.
Estaba volviéndose tan difícil, hermitaño y hermético con el paso del tiempo que para cuando se diera cuenta ni siquiera sus allegados del CNP podrían soportarle.
Pero lo soportaría, porque prefería estar solo y hundido, que pensar en que si no se recuperaba se quedaría sin su trabajo y todo en su vida se iría al garete solo.
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Remedy
FanficEl comisario Greco Rodríguez cree que su día no podría ir peor. Tras varios códigos 3 fallidos, dos accidentes con el z y aguantar el enfado del Superintendente por el comportamiento inmaduro de los alumnos, está casi seguro de que ha cumplido la cu...