Remedy

Alcohólica Navidad.

Greco Rodríguez.

El día de Nochebuena había llegado casi sin darse cuenta. Entre todo el lío que tenían montado en comisaría y luego encargarse de ayudar al superintendente a organizar las fiestas, prácticamente se había despertado un día dándose cuenta de que su momento favorito del año era esa noche.
Afortunadamente para él y todos los policías, habían conseguido mantener la ciudad entera y a los criminales entre rejas para poder disfrutar de la Navidad tranquilos.
Tanto él como Volkov, aun que este último obligado, se dirigían a casa de Conway por la tarde con al intención de preparar la cena y decorar el lugar. En ese sentido Greco era tremendamente perfeccionista y no permitiría que a aquella noche le faltase ni el último detalle navideño.
Allí su jefe les abrió la puerta vestido con un traje aparentemente nuevo y perfectamente arreglado, aunque igual de sobrio que siempre. Volkov, animado por Horacio, había escogido una gabardina negra, sus pantalones negros de vestir y una camisa color vino diferente a la que usaba habitualmente. Él se había puesto una camisa y corbata también, pero conjuntada con unos jeans negros ajustados, zapatillas deportivas negras y su chaqueta de cuero, dándole su toque personal al conjunto.
Quién los viera a los tres en la cocina de aquella gisa pensaría que iban a un banquete con la nobleza.

-El pollo está en el horno, he conseguido poner una alarma en el móvil para dentro de dos horas.- Dijo secamente su superior tendiéndole dos cervezas, mientras ellos trataban de aguantar la risa. Su jefe no era precisamente un máquina para las tecnologías, pero iba aprendiendo de a poco.- ¿Qué coño es toda esa mierda?- Cuestionó mirando las bolsas con decoración que el barbudo había traído.

-A mi no me mire Conway, son cosas de Rodríguez.- Se escaqueó el ruso acusándole.

Los tres comenzaron a abrir bolsas y sacar cosas. El mayor al ver tanta purpurina y color quiso negarse rotundamente a poner aquello en su casa pero tras escuchar como él insistía bufó y le dejo hacer con tal de que luego recogiera todo.
Greco, ayudado por ambos hombres, comezón a colocar las guirnaldas con motivos invernales y navideños por la sala-comedor, poniendo después un mantel con dibujos de muñecos de nieve sobre la mesa y velas de color dorado. Poco a poco la habitación iba tomando forma, como él se la había imaginado. Incluso sus dos compañeros se animaron a montar el árbol de navidad cerca de los ventanales sin que él se lo pidiera.
Estaba seguro de que con un poquito de esfuerzo conseguiría que a todos les agradaran algo más aquellas fiestas.

Cuando absolutamente todo estaba decorado los tres volvieron a la cocina, para echarle un vistazo al pollo y comenzar a preparar el acompañamiento. Si bien no era un chef de cinco estrellas, el barbudo disfrutaba de cocinar, cosa que se había acrecentado cuando supo que a su novia también le gustaba. De hecho, desde que salían juntos se tomaban más tiempo cenando en casa y cocinando juntos, algo que cuando estaba solo no solía hacer mucho.
Conway por otro lado era un cocinero magnífico pero que parecía estresarse muchísimo, y Volkov no sabía casi cocinar, no fue hasta que empezó a salir con Horacio que empezó a mostrar interés por aprender.
Pero allí estaban los tres en la cocina, él aderezando las patatas para meterlas al horno, mientras Conway le explicaba al ruso como cocinar el arroz perfectamente. Era una imagen digna de ver.
Con el asunto de la cena solucionado también se permitieron beber relajadamente en la cocina, hasta que el mayor se marchó a algún lugar del apartamento afirmando que tenía algo que hacer.

Viktor le miraba fijamente mientras fumaba, como si quisiera decirle algo pero no encontrara la forma. De pronto, asegurándose de que su superior no se encontraba cerca se acercó al barbudo claramente avergonzado.

-¿Has recibido alguna sorpresa eh... digamos romántica esta semana?- Balbuceó el ruso mirando a sus espaldas se nuevo.

-¿Romántica? Pues aparte de despertarme con el desayuno en la cama no.-Respondió sin entender.