Horacio
Bailar con Volkov de aquella manera era algo que Horacio había soñado muchísimas veces.
Pero aquello era mejor que un sueño.
En cuanto Volkov había agarrado su cintura con sus suaves pero firmes manos para girarlo hacía él creyó que se desvanecería.
Él tenía experiencia suficiente como para no dudar en aquel momento, pero cuando su frente estuvo pegada a la del ruso y sus ojos conectados se le olvidó absolutamente todo.
Su actividad neuronal en aquél momento era la justa para seguir el ritmo que el ruso de su corazón marcaba.
Las frías manos de Volkov mandaban corrientes desde su cintura a todo su cuerpo y eso que no era la primera vez que se encontraban tan juntos.
Era cierto que aquella mañana se había sentido rechazado cuando tras invitar al peligris este le había dicho que no se crease ilusiones. Pero también sentía en ese instante Viktor estaba haciendo un gran esfuerzo por hacerle saber sus sentimientos.
Era inevitable para ellos, eran como dos imanes con polos opuestos que no dejaban de atraerse una y otra vez.-Siento haberte dado a entender que te rechazaba, Horacio.- Murmuró el chico con un suspiro sin separar sus ojos de los del cresta.- Me gustas, me gusta esto, pero necesito que vayamos con calma.
Horacio ahora si que se iba a desmayar. Cuantas veces había escuchado a Morgan decirle aquello sin creérselo "Confia en mi, estoy totalmente segura de que le gustas", le decía ella cuando él se deprimía y dudaba.
Envalentonado por la confesión acercó su boca a la de Viktor, dando una suave caricia que no llegaba a ser un beso real.
Al ruso esto pareció no convencerle del todo, ya que atacó su boca de nuevo pero aumentando la intensidad del beso según pasaban los minutos.
Tímidamente el peligris se atrevió a introducir su lengua en la boca del más bajo que no pudo evitar gemir en respuesta.
El beso estaba escalando a algo más muy rápidamente y eso solo hacía que las mariposas en el estómago de Horacio se volviesen locas.
Se separaron unos segundos para coger aire y recordó a su amiga morena, que seguramente se habría quedado sola con ellos de aquella manera y quiso girarse para verla.-La doctora Morgan está perfectamente, Horacio.- Respondió su acompañante leyendole la mente, para mirar detrás de ellos con una sonrisa socarrona.
Por mucho que él le afirmase eso tenía que asegurarse de ello. Pero seguramente nadie le había preparado nunca para el espectáculo sensual que ocurría a su espalda.
Morgan se besaba con Greco con furia, casi como si fueran a devorarse allí mismo, mientras su JEFE apretaba el trasero de su amiga pegándola más a él.
Aquella imagen calentó totalmente el cuerpo de Horacio, era como ver una de esas pelis románticas de ahora en la que los dos protagonistas están a punto de tener sexo salvaje de una vez por todas.-Ven.- Le susurró Volkov de manera sensual sin apartar el agarre de su cintura, el de cresta casi juraría que Volkov también se había calentado con aquella imagen.
Así mismo, tiró de él hacía la recepción del casino, la administración del hotel del lugar.
Él permanecía sorprendido al lado de su pareja mientras el ruso a su lado solicitaba una suit."Venga Horacio, no te pongas nervioso ahora, esto era lo que tanto querías" se dió ánimos en su cabeza mientras se dejaba arrastrar al ascensor de cristal.
Allí, el peligris volvió a besarle pero esta vez con una pasión e intensidad que lo dejó casi sin aire.
Cuando las puertas se abrieron de nuevo en la última planta el chico tiró de él hacia una puerta para abrirla a toda velocidad y hacerlos ingresar dentro con desesperación.
Horacio respiraba agitado, al igual que el alto y atractivo hombre frente a él, era una visión magnífica para sus ojos.
Cogiendo su valentía obligó al ruso a sentarse a los pies de la cama para sentarse sobre él.- Bailame como lo hacías en la tarima.- Murmuró el peligris con los ojos nublados por el deseo.
🎶-> Shape of my heart - Theory of a Deadman
Horacio no se negó, comenzando a mover sus caderas haciendo que las cuentas y las cadenas en su pantalón de seda tintineasen con cada movimiento. Su acompañante había puesto sus manos sobre su trasero, acariciándolo mientras disfrutaba de aquella imagen tan sensual.
El de cresta azul acercó su boca a la del ruso, lamiendo su labio inferior y luego el superior sin dejar de mover sus caderas.
Su erección se rozaba de cuando en cuando con la del otro, haciéndole suspirar.
Volkov, bajo él pareció no poder esperar más y obligo al chico a mantenerse sentado en sus piernas para empezar a tocar su cuerpo con desesperación. Él con las manos temblorosas acarició el paquete de su amante por encima del pantalón que parecía a punto de explotar. Pero tras unos gruñidos por parte del ruso se animó a desabrochar sus pantalones y bajar la ropa interior para liberarla y comenzar a masajearla.
Viktor llevó sus labios al cuello del cresta mientras su mano viajaba también a la erección del menor queriendo darle las mismas sensaciones que el recibía.
En la habitación solo se oían suspiros y gemidos de ambos chicos.
Apartando la mano de la erección Horacio comenzó a tirar hacia arriba de la camiseta del ruso para luego tirarla en algún lugar de la habitación. El contario por su parte rasgó el top de seda azul dejando su pecho al aire solo con las cadenas de cuentas.
Poco a poco ambos hombres comenzaron a retirarse la ropa para luego acomodarse totalmente desnudos en el centro de la cama.
El menor estaba sentado a horcajadas sobre el comisario mientras acariciaba ambas erecciones, la una contra la otra.
Volkov introdujo dos dedos en la boca de Horacio, que los lamió con gusto, para una vez lubricados comenzar a juguetear con la entrada del chico.
En aquel momento ambos sentían que podrían morir y nada pasaría.
Fue cuando Viktor introdujo uno de sus dedos en su interior para empezar a moverlo cuando él sintió que se iba a derretir de tanto placer, ni hablar de cuando ambos dedos del chico estaban dentro de él tocando su punto sensible.-Si no me follas en este mismo momento me desmallaré.- Gimoteó Horacio en la boca del contrario retorciéndose de placer.
Como si de palabras mágicas se tratase Volkov lo giró retirando su mano de su interior para ponerse sobre él.
Durante unos segundos el ruso se levantó para pelear con el bolsillo de su pantalón donde estaban los condones que Greco le había entregado hacia unas semanas después de lo ocurrido en el Tequila.
Cogiéndolo volvió a ponerse sobre Horacio, abriendo el pequeño sobre de un tirón para colocárselo lo más rápido que sus manos podían.
El de cresta tembló de anticipación cuando Vitkor apoyó su cuerpo contra el suyo sin empujar en su interior todavía para besarle.-No estamos soñando, esto es real.-Murmuró el ruso separándose un poco y comenzando a introducirse en su interior.
El cielo seguramente sería algo parecido a aquello. Su cuerpo recibía descargas eléctricas a medida que el mayor empujaba en su interior despacio. Una vez estuvo totalmente dentro Horacio gimió de puro placer, dándole a entender que debía moverse.
Volkov así lo hizo primero despacio para luego aumentar la velocidad de las embestidas mientras el menor besaba, lamía y mordía la piel de su cuello y de su pecho. El peligris podía sentir que con lo apretada que estaba la entrada de su pareja podría correrse en cualquier momento, así que con una de sus manos libres comenzó a acariciar la erección del chico que comenzaba a estar húmeda de líquido preseminal.
Fue en el momento que Horacio trató de acallar un gemido en la boca de Viktor cuando ambos se corrieron con un jadeo manteniendo sus bocas unidas en un dulce beso.Saliendo de él, el mayor se levantó para retirar el condón y tirarlo a la basura para luego limpiar su mano y el vientre del menor con un clinex de la mesilla.
Finalmente consiguió arropar al de cresta para meterse con él en la cama y atraerlo hacía sus brazos en silencio.Los dos permanecieron en silencio disfrutando de lo que había pasado y del calor del contrario para empezar a dormirse abrazados, sabiendo que ahora las cosas serían muy diferentes.
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Remedy
FanfictionEl comisario Greco Rodríguez cree que su día no podría ir peor. Tras varios códigos 3 fallidos, dos accidentes con el z y aguantar el enfado del Superintendente por el comportamiento inmaduro de los alumnos, está casi seguro de que ha cumplido la cu...