Pídemelo.

60 6 6
                                    

Greco Rodríguez.

La habitación estaba silenciosa ahora que Horacio, Gustabo y Conway se habían marchado a la cafetería para cenar algo, mientras él se había quedado allí para acompañar a Volkov.
Su amigo había despertado de la anestesia hacía una hora y había hablado bastante poco, como si su cabeza estuviera en otra parte.
No quería ni pensar el susto que se habría llevado el ruso, que para más inri no le gustaban los hospitales.
Greco por su parte también había estado callado como nunca. La preocupación por Volkov lo había mantenido en tensión mucho rato, sin contar los nervios por sincerarse con L.J.

-Está muy callado.- Murmuró Viktor trayéndole de vuelta a la realidad.

-Si.

Esas eran las pocas palabras que podría arrancarle ahora mismo, pero el ruso no se rendiría.

-Esto me ha hecho pensar en las palabras de Conway de él otro día.- Añadió mirando hacia la ventana.- Quiero aprovechar cada minuto, antes de que sea él último y me arrepienta de ello.

Rodríguez se sintió sorprendido de oír su compañero decir aquello sin necesidad de beber unos vodkas.

-Creo que estoy listo para asumir mis sentimientos, listo para dejar que la gente pueda conocerme y... listo para estar con él.- Continuó jugueteando con sus manos, mientras Greco no podía evitar sonreír.

-Me alegro hermano.- Respondió el barbudo para apoyar su mano en el hombro del contrario.- Aun que te cueste ahí vamos a estar, todos. - Finalizó viendo como Volkov parecía sonreír un poco.

- ¿Y ella?¿Estará?

La pregunta le pilló totalmente desprevenido. Primeramente, porque no había tocado el tema con Viktor sabiendo lo difícil que era para él entender sentimientos ajenos, y también porque no estaba totalmente seguro de que paso dar a continuación con la doctora.
Había tenido una relación en su vida, y cuando Sofía se fue, hacía casi dos años y medio, él se había quedado devastado sin plantearse en ningún momento la posibilidad de conocer gente.

-No lo sé, supongo que si ella acepta conocerme, el tiempo lo dirá.- Murmuró encogiéndose de hombros.

-Ella me cae bien.- Afirmó el ruso con una sonrisa.- Y tú sabes lo poco que me gustan los EMS en general.

-Volkov, ¿estás tuteandome?- Bromeó Greco realmente sorprendido.

Viktor se rió con él antes de asegurarle que no se acostumbrase a ello.
Alguien llamó a la puerta y tras indicar que podía pasar L.J apareció con una sonrisa amable vestida con su uniforme y la bata blanca.

-¿Cómo se encuentra comisario?- Preguntó acercándose al peligris despacio.

-Bien, bueno, con un vodka estaría mejor.- Respondió el ruso con el rostro serio pero claramente bromeando.

-Le mentiría si le dijera que es la primera vez que escucho eso.- Dijo ella siguiendo la broma del comisario con una bonita sonrisa en su rostro.- Debo asegurarme que se encuentra bien o los tres hombrecillos de abajo me regañarán.- Explicó  colocándose su estetoscopio para comprobar los pulmones y el corazón de su compañero.

Una vez hubo finalizado con ello, comprobó su temperatura y la movilidad del brazo derecho, dónde había recibido el disparo mas serio, sin dejar de hacerle preguntas sobre su estado.

-Todo parece correcto, aun que me gustaría asegurarme de que las costillas sueldan perfectamente y no afectan a los pulmones.- Aclaró poniéndose un poco más seria.

Nada más decir aquello los tres hombres se precipitaron en la habitación con un gran peluche de un gato gris y una caja de chocolates.
Volkov pareció ponerse rojo como un tómate en cuanto Horacio le entregó el peluche, pero le agradeció con una tímida sonrisa.

Remedy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora