40. Te Necesito

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Este episodio contiene contenido sexual, es decir que está catalogado para +18

Y a mis queridos viciosos espero que os guste.

Adán

Un poco más y se quedan a dormir, con el rollo tenemos tele y hemos bebido mucho, no se iban. Lilith esta estirada en el sofá, tiene los ojos cerrados.

La miro y se ve tan inofensiva, pero luego es un peligro, cuando su cabeza empieza a funcionar te puedes esperar cualquier cosa, pasan por mi mente imágenes de todo este día, su mal humor mañanero, como me obliga a cantar con ella, lo cabezona, obcecada y rencorosa que puede llegar a ser. Hasta sus cosas malas me gustan, no puedo quitar mis ojos de ella y se forma una sonrisa en mi cara.

- ¿Puedes dejar de mirarme? - Me habla sin moverse y ni siquiera abre los ojos.
- ¿No estabas dormida?
- Si me estás mirando no puedo dormir.
- No te estoy mirando. Me parece que te lo tienes muy creído que yo esté tan interesado en ti. - Intento sonar casual.
- No seas mentiroso, puedo notar tu mirada sobre mi.
- Está bien, me confieso culpable, no puedo evitarlo.

Se incorpora un poco, voy a la cocina y traigo una copa de cava con trocitos de fresas dentro.

- No te hagas ilusiones, es para los dos.

Le acerco la copa para que beba pero no se la doy, cojo unos trocitos de fresas con una cucharita de café y las pongo en su boca, luego me acerco y le robo alguna, ella me sonríe.

- ¡Eh! ¡Qué eran mías! ¡Estaban en mi boca! - Protesta de broma.
- Sí, pero tu boca es mía.
- ¿Seguro? - Dice en un susurro, mientras se va acercando.

Sus ojos ya tienen ese brillo lascivo que me vuelve loco, espero con ansias sus labios pero cuando está a milímetros de mi boca se separa riendo.

- Espera nos falta una cosa.

Veo que se acerca con un par de bolsas que llevaba en Barcelona, las pone en la mesita de cristal que tiene delante del sofá, cojo una de ellas y saco dos libros, uno de ellos es un tocho, solo de verlo te cansa.

- ¿En serio lees esto? - La miro.
- ¿El qué? - Ella sigue en su búsqueda. Miro el título.
- El mundo de Sofía. - Levanta la vista y me sonríe.
- Claro que lo leo, si no lo hiciera ¿para que lo habría comprado?
- Son... 640 páginas. Demasiado para mí.
- Todo es ponerse, lo leí cuando tenía 17 años y al verlo hoy no he podido resistirme, es de esos libros que tienes que leerlos en diferentes etapas de la vida. Cada vez que lo lees lo ves mentalmente diferente. - Lo explica con pasión.
- ¿De qué trata? - Ha hecho que me pique la curiosidad.
- Basicamente es de Filosofía Occidental. Pitágoras, Sócrates, Platón...
- Ahora entiendo porque le das tantas vueltas a las cosas y porque tu cabecita loca no para. Al final todo tiene una explicación.
- Supongo que tienes razón. - Se ríe y saca una caja. - ¡Por fin lo encontré! Chocolate Belga, ya verás que rico. - Dice satisfecha, coge un bombón y me lo ofrece.

Da un trago a la copa, se estira y pone su cabeza en mis piernas, por inercia mi mano acaricia su mejilla, su cuello, su pelo... Cierro los ojos y me pierdo, mi mente está viajando.

- ¿En dónde te encuentras? - Su voz es igual de dulce que el chocolate que me ha dado.
- Me estoy acordando del día que nos conocimos, eras tan inaccesible... - Suspiro al recordar. - Esa misma tarde ya me propuse como reto que tenías que ser mía.
- Aún no he sido tuya del todo.
- Es verdad, pero creo que nuestros cuerpos tomarán la decisión por nosotros, contigo todo se vive intensamente, tanto lo bueno como lo malo.
- ¿Te arrepientes? - La miro a los ojos.
- Aunque quisiera nunca podría arrepentirme, eres esa parte que me faltaba. Me complementas, más bien nos complementamos.
- Pero tú sabes que nunca voy a poder darte una buena relación, sabes que estar conmigo es malo.
- No estoy de acuerdo, todos tenemos nuestra parte buena y nuestra parte mala. - Necesito que entienda como veo todo esto. - Sacamos el uno del otro nuestro lado bueno y también sabemos apaciguar el lado malo del otro. No quiero una barbie tonta, quiero una persona con la que poder hablar tranquilamente sin tener que medir mis palabras, contigo siempre he podido ser yo mismo. No quiero una persona que me diga amén a todo.

Si me hubieras preguntado, te hubiera dicho SÍ  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora