53. ¿En Serio El Alcohol Provoca Esto?

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Adán

Me acerco a la habitación, la veo sentada en la cama con la mochila que ha traído de equipaje, se la mira estudiándola mentalmente.

- Al final va a tener razón con lo de la maleta. - Se dice en voz alta. - Pero no le pienso dar la razón, prefiero pasearme en pijama por el pueblo.

Me rio al escucharla, mira que llega a ser cabezona.

- ¿Por qué me siento tan mal? ¡Joder sólo fue un maldito morreo y un poco de calentón! Yo es que ni lo toqué.

Quizás no tendría que espiarla en éstos momentos, pero la curiosidad me puede. Sé vuelve a mirar la ropa.

- Me parece que ninguno de los que estamos bajo este techo ha tenido una vida fácil, después de todo lo que he visto desde que llegué ayer, mi vida no ha sido tan mala, al final seré afortunada y todo. - Se ríe al escucharse. - ¿Y si tienen razón las chicas de oro y estoy embarazada? - Su mano baja a su barriga mientras se mira con terror. - No, es imposible, solo era el ron el que hablaba por ellas, supongo que la misma frustración que tienen les hace disfrutar de lo que tanto desean, aunque saben que es mentira, pero es una buena forma para ser feliz aunque sea a ratitos, quizás tendría que probarlo un día. Aún no sé cuidarme yo, ¿como podría cuidar a un bebé?
Se me están pegando los delirios y sin tocar el ron.

- ¿Aún no te has cambiado? - Le digo desde la puerta de la habitación, ella sólo me mira.
- Estoy en ello, sólo estaba pensando un poco.
- ¿Qué estás pensando que ropa te vas a poner? Con la gran variedad que has traído es difícil decidirse por una. - Su mirada es "no te atragantaras hablando", me acerco y le doy un pequeño beso. - Si quieres te ayudo.
- Hoy te has levantado con el gracioso subido.
- La verdad que no, aún no me he acostado. - Cojo su ropa. - La verdad es que és difícil elegir algo, estoy indeciso.
- ¡Oh para! - Me quita la ropa de las manos. - Da igual lo que me ponga, cuando salga de aquí me subo al coche y ya no bajo hasta llegar a mi casa.
- ¿Te das cuenta que tú dejadez te está pasando factura?
- ¡Tonterías! Sólo dices tontunas cariño. - No puedo evitar reírme, cada vez más testaruda, la abrazo por detrás y me acerco a su oído.
- En mi maleta tienes ropa, la cogí de tu armario, ya sabía que iba a pasar esto. - Voy besando su cuello mientras le hablo. - Tu con tener el coche y la tarjeta, no necesitas nada más. Siento decírtelo pero eres un desastre y aunque no te lo creas eso es una de tantas cosas que me gustan de ti, cada minuto contigo es una aventura.
- Adán...
- Qué mi niña.
- Deja de buscarme, que no soy de piedra.
- Ya lo sé. - Paso mi lengua por el rastro de chupetones que le hice por la tarde. - Eres puro fuego y a mi me encanta quemarme.
- Ya te dije que aquí no iba hacer nada, así que para de una vez.
- La culpa es tuya por ir con una toalla solo.
- Te da igual lo que lleve puesto, siempre estás igual y ahora déjame ir al baño a limpiarme antes de vestirme.
- ¿Te vas a duchar otra vez?
- No, solo quiero secarme.
- ¿Ves como tu cuerpo me ama? Quiere que esté por él. - Verla así me llena, me hace sentir poderoso.
- Lo único que veo es que mi cuerpo es masoquista.

Sale de mi agarre y a los pocos minutos vuelve.

- Oye Lilith tengo que decirte una cosa. - Me mira muy seria.
- ¿Qué sucede? Cuando me llamas por mi nombre és porque lo que tienes que decirme es muy importante.
- Tienes razón, prefiero ser sincero contigo ahora. No quiero más mentiras o ocultarnos cosas.
- ¿Qué te falta por contarme?
- Te juro que no sabía nada, me he enterado antes de venir a la habitación.
- ¡Oh por favor! Deja los rodeos, habla de una vez. - Ya está cabreada.
- Se trata de las chicas de oro, han hecho una cosa que no está bien.
- ¿Qué han hecho? - El enfado se le cambia por preocupación.
- Lo han hecho con su mejor intención, sin pensar en las consecuencias que puede traer.
- ¿Qué les pasa? ¿Es por mi culpa? ¿Por emborracharlas? Si les pasa algo me muero. - Esta a punto de llorar. Veo que se pone el pijama corriendo.
- Tranquila, no creo que se mueran. - Me rio al ver la situación. - Nena no te necesitan para emborracharse, ellas sólitas se bastan y se sobran. El caso es que están mintiendo, no se encuentran mal, se les ha ocurrido que si tú las veías así te irías más tarde. No quieren que te vayas.

Si me hubieras preguntado, te hubiera dicho SÍ  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora