Lilith
No sé que és lo que realmente está pasando pero Adán, Nil y sus madres están muy tensos, todos intentan disimular para que Elsa y yo no nos sintamos incómodas, aunque ya es tarde pero intentamos disimular y quitarle hierro al asunto.
— Adán dale a tu madre y a Maruja el pastel que hemos traído. — Lo miro sería. — Dime que lo has sacado del coche. ¿Porqué lo has sacado verdad?
— Nena está en la nevera. — Me mira y se ríe. — ¿Tú crees que se me podría olvidar después del por culo que has dado con el pastel? — Lo fulmino con la mirada.
— ¡Adán! ¿Qué forma es esa de hablarle? — Lo regaña Fina.
— Qué estoy de broma. — Le contesta mientras va a la nevera.Nil se levanta con el y ayuda a recoger la mesa, no nos dejan hacer nada a nosotras. Nil y Adán cuchichean en la cocina, los dos salen con mala cara, uno lleva el pastel y el otro los platos y cucharas.
— ¿Quieres un té de los tuyos? Te los he traído. — Su voz es dulce.
— ¿De verdad que me los has traído? — Le digo sorprendida.
— Claro mi niña, me he dado cuenta que eres un desastre haciendo maletas, así que la he tenido que hacer por los dos.
— ¿Ya vas a empezar con el tema maletas?
— No os preocupéis esto es el pan nuestro de todos los días. — Elsa les dice a las mujeres que nos miran.
— Nena si por ti fuera solo traerías lo puesto. — Me dice en el tono de resignación.
— Si te parece me voy a traer todo el armario como vosotros, que parece que os vais para meses. — Los miro a los tres. — Es ganas de ir cargado, que cojais lo necesario lo veo normal, pero lo vuestro es exagerado.
— ¡Pero tu no has cogido ni lo necesario! — Dice Nil. — No te has traído ni una chaqueta con el frío que hace aquí.
— ¿No has traído chaqueta? — Me pregunta Elsa.
— No. Ninguno de estos dos me dijo que hacía frío y que estábamos cerca de unas montañas con nieve. — Defiendo mi postura. — ¿Acaso a ti te lo dijeron? — Le pregunto a Elsa.
— No, pero estamos en diciembre es lógico que haga frío.
— ¡Menos mal que habla alguien con sentido común! — Dice Adán volviendo con las cajas de las infusiones en la mano. — Gracias Elsa, hay momentos que creo que el ilógico de los dos soy yo. Ahora explicaselo, a ver si a ti te escucha.
— De nada amigo, pero te tengo dicho que yo no la convenzo de nada, me da miedo cuando se cabrea. Además dentro de poco será mi jefa otra vez.
— Es que le gusta mucho mandar. — Dice Nil con rintintin.
— No me busquéis que me encontráis pronto. — Les digo molesta. — Os estáis aprovechando que están vuestras madres delante y me muerdo la lengua.
— Por nosotras no te cortes, nos gusta ver como ponen a éstos dos chulos en su sitio. — Me dice Fina.
— Fina tu nuera es como nosotras. — Se ríen las dos. — Esta es de las nuestras.
— Ten cuidado pequeña que si te muerdes te envenenas. — Suelta Nil.
— ¿Por qué no discutes un rato con tu marido? Y me dejáis tranquila. — Ya estoy perdiendo la paciencia.
— No discute conmigo porque ya lo hace contigo, tú eres más divertida que yo. — Me da un beso.
— Ya sé que soy más divertida que vosotros. — Ahora vamos a jugar todos. — Por cierto cariño tienes que dejarme las llaves del coche esta noche, o vamos a buscar el que me han alquilado.
— ¿Para que las quieres?
— Ten cuidado hermano que ya va a tu punto débil. — Le dice Nil.
— Es evidente para que quiero el coche. Parece que no me conoces. — Le sonrió. — Está noche tenemos... ¡"Noche de chicas"!
— ¡¿Qué?! — Gritan todos.
— Ya me habéis escuchado. Como no les habéis dicho nada a vuestras madres que veníamos, pues me las llevo a tomar algo, así nos conocemos mejor las cuatro.
— ¡Oh hijo! Me has traído la mejor nuera que podía imaginar, ¡Maruja que salimos esta noche y encima acompañadas! — Me rió al ver las caras de todos.
— ¡Podemos llevarlas al club y luego al karaoke! — Dice Maruja a Fina, las dos se van emocionando por momentos.
— Luego llamo y les aviso que vamos para que nos reserven nuestra mesa. — Comenta Fina.
— Espera que no sabemos si a ellas les gustan los striptease.
— Que cosas dices mujer, a todas les gusta ver unos buenos cuerpos moviéndose. — Maruja asiente con la cabeza, pensando que menuda tontería había dicho.
— Adán cariño dale las llaves a Lilith. — Le dice la madre de Nil.
— ¿No podéis dejarlo para mañana? Estamos cansados del viaje. — Dice Nil.
— Yo prefiero mañana. — Dice Elsa.
— ¿Cansados del viaje? — Los miro. — Que cojones tenéis, la que tendría que estar cansada soy yo que soy la que ha conducido.
— Las mejores noches de chicas son las que salen solas, como esta. — Dice Fina.
— Nena yo te dejo las llaves, pero... ¿Tienes ropa para salir por la noche? — Me mira riéndose. — ¿Qué te pondrás el pijama o el chándal que has traído?
— Claro que tengo ropa, lo que llevo puesto. Me doy una ducha, me pongo bragas limpias y las pinturas de guerra. Y quemamos la noche.
— ¡Así se habla! — Grita Maruja.
— ¡Ese es el espíritu! — Dice Fina, las dos me aplauden.
— Espero no tener que ir a buscaros a la comisaría. — Dice Adán.
— ¿Hijo por qué siempre estás con lo mismo? Solo fue una vez.
— Cualquiera que te oiga Adán va a pensar que siempre estamos detenidas.
— Mejor les explicamos lo que pasó, porque a saber que habrán dicho estos dos. — Nos dice Fina.
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Si me hubieras preguntado, te hubiera dicho SÍ
RomanceLilith después de salir de una relación de 10 años, ha perdido los mejores años con una persona que nunca la valoró como mujer. ¿Conseguirá volver a juntar sus pedazos? ¿Se conocerá a ella misma? ¿Llegará a sentirse querida? Es un largo camino que t...