48. Por Fin Llegamos A Ansó

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Nil

Cada vez estamos todos más nerviosos, cada uno lo disimula como puede, Elsa es la que peor lo lleva, menos mal que Lilith sabe llevarla y tranquilizarla.

— ¿No crees que deberíamos haber avisado de que vendriamos? — Miro a Adán.
— Sabés que si lo supieran no nos habrían dejado hasta que llegáramos, además el verles las caras cuando nos vean a los cuatro no tiene precio.
— Supongo que conociéndolas haremos comida y cena conjunta. — No podemos evitar reírnos.
— Ya estamos llegando. — Comenta Adán. — Bienvenidas a Ansó.
— ¡Me encanta! — Dice Elsa.
— Es muy diferente a dónde vivimos. Se hace raro volver a casa. — Miro a Adán. — ¿Qué te parece pequeña?
— Creo que me he enamorado Nil. — Dice Lilith sonriendo sin dejar de mirar por la ventana.
— ¿Cómo qué te has enamorado? Al final no va haber sitio para mí. — Le dice Adán, ella sólo lo mira, levanta los hombros y le tira un beso.

Adán aparca el coche cerca de nuestras casas, nuestras familias viven una casa al lado de la otra y en la otra calle está el negocio de nuestras madres, al principio era una tienda de víveres ahora tienen un pequeño supermercado, lo llevan las dos.

— Ahora voy a llamar a mi madre, todos callados. — Dice Adán.
— ¿Cariño podemos salir? — Pregunta Lilith.
— Sí, pero no te alejes mucho.
— Ni que fuera una niña pequeña. — Protesta. — ¿Te vienes Elsa? ¡Mira cuántos gatos hay!
— Ahora iré. — Le contesta. Lilith le da un beso a Adán y se va en dirección dónde están los gatos.

Adán coge el móvil y marca el número del supermercado, no lo coge nadie, estás dos con el teléfono del supermercado son como Lilith con el móvil.
Ahora lo intenta con el móvil.

Llamando a Mama...

  Mama:
— ¡Hola hijo! ¿Estás bien? ¡No me diga que le ha pasado algo a mi hijo! — No deja hablar a nadie, ya se está montado una película.
  Maruja:
— ¿Qué les ha pasado? ¡Hay por Dios! ¿Quién ha tenido un accidente? ¿Adán? ¿Nil? ¿Los dos?
  Adán:
— Mama estamos bien, no dejáis hablar con vuestros delirios.
  Mama:
— Están todos bien Maruja, hay hijo nosotras pensábamos que ibais a venir, os echamos mucho de menos.
  Adán:
— Ya te expliqué que por cuestiones de trabajo no podemos ir.
  Mama:
Es que como últimamente no me llamás pues cuando lo haces me asustas. ¿Y Nil cómo está?
  Nil:
— Aquí estoy tía Fina. ¿Dónde estáis?
  Mama:
¿Dónde vamos a estar? En el súper, trabajando.
  Nil:
Pues hemos llamado al súper y no cogéis el teléfono.
  Mama:
— Es que no se escucha mucho y si estamos por la tienda no nos enteramos. Uy que raro acaba de entrar una forastera.

Nos miramos los tres y miramos dónde Lilith decía que estaría, pero no está.

— Buenos días señora. — Es la voz de Lilith, está en el supermercado.
— Buenos días bonita. — Se escucha mi madre de fondo también. — ¿Puedo ayudarte en algo?
— Sí muchas gracias, me gustaría saber si aceptan tarjetas. Es que no llevo nada suelto.
— Tienes que hacer una compra mínima de 12 euros, es que sino no nos sale a cuenta.
— Supongo que gastaré más, pero si es un problema me dicen dónde hay un cajero y ahora vengo. ¿Tiene comida de gatos y comederos?
— Acompáñame.

  Mama:
Nil esta chica es muy guapa si estuvieras aquí te la presentaba, a mi hijo no porque ya está pillado.
  Nil:
No sé porqué, pero creo que esa forastera es más del tipo de Adán, además a mí también me han pillado.
  Mama:
¡Adán qué no me enteré que miras a otras! Espera un momento que ya viene a pagar. Dejo el móvil, ahora lo cojo.

Si me hubieras preguntado, te hubiera dicho SÍ  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora