50. Dudas

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Buenas tardes mis pequeños viciosos, ya que estamos en el capítulo 50 vamos a calentar un poco el ambiente, ya podéis imaginar que esté capítulo está catalogado para +18 se describen escenas sexuales. Espero que lo disfrutéis al igual que ellos.

Lilith

Ha sido una tarde bastante intensa, después de explicarle a Adán todo lo que llevaba guardado me siento rara, no es una mala sensación, parece que me he liberado de un gran peso, por primera vez me siento en paz y relajada, en cambio Adán está serio y pensativo.

- ¿Estás bien? - Me acerco un poco más a él, aún estamos estirados en su cama.
- Sí, no te preocupes. - Me da una sonrisa.
- ¿Sabes que mientes fatal?
- Entonces ya me parezco más a ti. - Nos reímos.
- ¿Qué te pasa cariño? ¿Es por lo que te he dicho?
- En parte sí, no te voy a engañar, estoy intentando poner cada cosa en su sitio e ir asimilandolo. - Me mira y me acaricia la mejilla. - Pero no te sientas mal, me tranquiliza ver que esta vez llevas mejor lo que te dijo esa señora.

Cuando dice "esa señora" se refiere a mi madre, no le gusta nombrarla.

- No puedo evitar recordar el día que te encontré en el baño con la cuchilla. Me da miedo despertarme y verte igual o peor de como te encontré. - Puedo notar el dolor en su voz.
- Pues no tengas miedo porque no lo volverás a ver. La vida que tengo últimamente me gusta mucho y quiero más.
- ¿Segura que quieres más?
- Segurisima, tengo ganas de vivir, quiero vivir y pensar en tener un futuro. - Sus ojos se ponen cristalinos.
- Escucharte decir que tienes ganas y quieres vivir es el mejor regalo que me podías hacer. - Se acerca y me besa. - Desde que te conozco quería y necesitaba escuchar eso de ti, no te imaginas lo feliz que me acabas de hacer.

Sigue besandome, sus manos empiezan a pasear por mi cuerpo, no podría decir que es lo que quema más mi piel, las yemas de sus dedos o el rastro de su lengua.

- Te necesito tanto en estos momentos. - Habla entre gemidos.
- Cariño...
- Dime...
- No te emociones porque no vamos hacer nada. - Al escuchar mis palabras para de golpe y me mira a los ojos.
- ¿Cómo que no vamos hacer nada? - Dice extrañado.
- Pues que estamos en casa de tu madre y no me siento cómoda, es como una falta de respeto.
- ¿Me lo dices en serio? - Me mira estudiando mi cara. - Lo dices en serio.
- Cariño entiéndelo...
- ¿No pensarás que estaremos tantos días juntos y sin hacer nada?
- Sí, claro.
- ¿El problema es la casa?
- A ver cariño es la casa de tus padres y no estoy cómoda, aparte puede venir tu madre, o la madre de Nil o todos juntos, ya sabes que no tienen mucho problema con dejar el súper solo.
- Esta bien. Ponte los zapatos que nos vamos.
- ¡Qué! - No entiendo nada. - ¿Dónde vamos? - Le pregunto confundida.
- Acabar esto. Te quiero en el asiento trasero y ves quitandote la ropa mientras llevo el coche a un sitio apartado.
- ¿Cómo me voy a ir desnudando en el asiento del coche?
- No hagas preguntas y espabila, no te lo estoy diciendo, te lo estoy ordenando. Te iba hacer el amor pero como no quieres la cama pues ahora te voy a follar.
- ¡¿Te estás escuchando?! - Le digo riéndome.
- Contra más tardes en bajar la follada será más dura. - Se acerca a mi oído y me susurra. - Así la próxima vez que te ordené algo lo harás, quiero que cuando des un paso te acuerdes que he estado dentro de ti.

Veo que coge las llaves del coche y sale de la habitación.

- No hace falta que cojas el bolso, no lo vas a necesitar. - Lo escucho escaleras abajo. - Toallitas para limpiarnos hay en el coche.
- ¡Adán espérame! ¡Nos vamos a morir de frío!
- No te preocupes por el frío, el calor ya te lo doy yo. Estás tardando mucho y cada vez voy a ser menos gentil.

Cuando le dan estas neuras me vuelve loca, con este hombre nunca te aburres, siempre es una aventura y sabe como despertar mi lado salvaje. Subimos al coche, él empieza a conducir, yo voy atrás, menos mal que tiene los cristales tintados.

Si me hubieras preguntado, te hubiera dicho SÍ  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora