Capítulo 4. Pisotear

66.4K 5.3K 611
                                    

Alessio 

Todo fue silencio cuando entré en el salón de ensayos seguido de mis guardaespaldas y mi mano derecha, Alexander. Las miradas lascivas no se hicieron esperar. Me encantaba aquella atención y tener de donde elegir. Las modelos esperaban con ansias el momento en que yo posara mis ojos en ellas.

Aquí había mucho de donde escoger. El menú era realmente variado.

—¿Dónde está? —le pregunté a Deyna.

En aquel momento, apareció ante nosotros.

Gina no era 90-60-90, pero no lo necesitaba. Agradecí que esa colección fuese de lencería. Sus pechos se apretaban en aquel sujetador transparente y dejaba ver aquella piel lechosa. La diminuta braga dejaba a la vista más piel de la cuenta. Aquello fue una fantasía erótica; sentí mi pantalón apretarse. Le ordené a Alexander que todos miraran en otra dirección. Aquel monumento solo podía ser contemplado por mis ojos.

—¿Puedes prestarme una bata? —le inquirió Gina a Deyna.

Me aproximé a ella.

Dio un paso atrás.

Me detuve con las manos apretadas en puños.

—Señorita Stevens.

—Señor Lombardi —saludó con notable molestia—. Deyna, necesito cubrirme —comentó de nuevo.

Le hice un gesto con la cabeza para que hiciera lo que le pedía.

No despegué mis ojos de ella y sentí envidia cuando aquella bata cubrió su cuerpo. Me imaginé mil maneras de quitar aquella bata, cómo la usaría para amarrar sus manos y cómo quitaría aquella lencería con mis dientes.

Gina Stevens se buscaba un buen azote si no hacía lo que le pedía.

—¿Por qué rechazó mi invitación? —cuestioné.

Los murmullos no se hicieron esperar.

Era la primera y última vez que una mujer me rechazaba.

—Lo siento. —Se acomodó el cabello detrás de la oreja. Sabía que solo buscaba que viera la piedra que adornaba su dedo anular—. Pensé que Deyna le había comunicado que estoy algo ocupada con mi compromiso.

No pude evitar reírme, sarcástico.

—Para mí no hay excusas, señorita Stevens. —Clavé mi intensa mirada en ella, pero en ningún momento pestañeó.

Ella me desafiaba y yo me encabronaba.

Debía salir de allí, poner distancia con aquella mujer y descargarme en algún coño antes de cogerla allí mismo delante de todos.

Di media vuelta sin mediar palabras. Miré Alexander y señalé a la chica que quería en media hora en mi ático.

No pude evitar mirar por encima de mi hombro; recorrí a Gina por última vez con la certeza de que no me importaba cómo lo hiciera, ella debía ser mía.

—Averigua todo de su prometido. Trapos sucios, pasado... todo. Si tienes que sacar fotos, hazlo. ¿Entendiste?

Alexander asintió.

Él sabía que iba a pisotear la reputación de aquel hombre.

Aunque fuese a la fuerza, la haría mía.

La Oscura Obsesión de Alessio✔ (Libro #1 serie Oscura +18) Disponible en AmazonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora