Gina
La cabeza me daba vueltas y sentía que iba a perder nuevamente el conocimiento. Escuchaba voces en la lejanía y mi estómago se revolvió hasta vomitar. No podía ver nada porque mis ojos estaban cubiertos. Las muñecas me dolían por lo bien sujeta que se encontraba aquella cuerda. Lo que ocurrió iba y venía en mi mente. Recordaba con claridad mi conversación con Genave de camino a la universidad, un zumbido, mi hermana llena de sangre y luego todo fue oscuridad.
—Qué asco —escuché decir a una voz que no reconocía.
Alguien más se acercó y sentí su respiración sobre mi cara.
—Creo que es un efecto secundario del sedante. —Sentí miedo al oír ese tono que tanto conocía. Todo mi cuerpo tembló.
Allí supe que mi vida corría peligro.
Me quitó la venda de los ojos con rapidez, pero mantuve por un momento los párpados juntos. Los abrí despacio y traté de acostumbrarme a la luz que iluminaba mi cara. Miré a mi alrededor, desconcertada.
—Estamos volando a la mía patria —manifestó con una sonrisa maliciosa pintada en su rostro. No sabía qué tan mala podría ser una persona, aunque Camilo rebasó todos los límites—No dices nada, cara mía.
Sentía la garganta en carne viva a pesar de que no recordaba haber gritado. Muchas cosas estaban confusas en mi cabeza.
Aparté mis ojos de los suyos y me hice un ovillo ahí donde me encontraba. Camilo trató de acariciar mi rostro, pero me aparté lo más rápido que pude. Me agarró con fuerza del cabello y el cráneo me dolió; provocó que las palpitaciones en mis sienes aumentaran. Me sujetó con fuerza de la barbilla y me obligó a que lo mirara. Vi al monstruo que había dentro de él, a la persona vacía y sin escrúpulos. Se había caído la máscara que lo cubría.
—Ya sabes quién soy —siseó con los dientes apretados—. Ya sabes de lo que soy capaz. —Haló aún con más fuerza mi cabello—. Mi deseo es matarte aquí y ahora, pero quiero que tu amado Alessio vea cómo mueres.
Las lágrimas se deslizaron por mis mejillas. Aquello pareció divertirle.
—¿Qué vas a ganar con todo esto? —Mi voz se oía ronca y me dolió demasiado pronunciar esas palabras.
—¿Siquiera tienes idea de la forma en la que él me humilló frente a mi padre? —gruñó—. Solo me quedé callado mirando cómo el gran Alessio Lombardi pretendía salirse con la suya de nuevo. —Se alejó de mí y se pasó la mano por la cara con ansiedad—. Estoy cansado de ser el segundo y de siempre quedarme atrás. Contigo pensé demostrarle que yo podía tener privilegios que él nunca tendría.
Lo observé, confundida.
—¿De qué estás hablando? —le cuestioné y cerré los ojos por el dolor que le causó aquello a mi garganta.
—Eras modelo de su marca. Yo hice todo para que él supiera de tu virginidad, ¿o qué creías? ¿Que de verdad yo te amaba? —Sentí que algo se rompía dentro de mí, no por saber que él nunca me amó, sino por el hecho de haber sido tan estúpida—. Lo que nunca me esperaba era que él se enamorara de ti y que al final, después de sacrificarme dos años contigo, le dieras lo que era mío. —Amenazante, se acercó y me golpeó en la cara.
—¿Te sientes mejor? —indagué con sarcasmo mientras una fina línea de sangre se deslizaba por la comisura de mi labio—. ¿Eso te hizo sentir más hombre?
La persona que escuché hace un momento se acercó a nosotros.
—En unos minutos estaremos aterrizando —informó y me miró, asqueada.
Recordaba haberla visto, pero ahora todo en mi cabeza era un garabato.
Camilo cubrió mis ojos otra vez y oí sus pasos alejarse. Estaba dispuesto a todo, lo vi en su mirada y sentí que la vida se me iba de las manos. Todavía no le había dicho a mi madre cuanto la amaba, que sus críticas me convirtieron en la mujer que era hoy, que amaba su terquedad y que la admiraba por haber perdonado a mi padre aun después de todo lo que pasó. Ellos eran el uno para el otro y por lo menos me consolaba saber que se tenían. Me sentía aliviada al saber que, si me iba, Genave la cuidaría. Me arrepentía de no haber aceptado la propuesta de Alessio. Ahora quizá nunca podría darle la respuesta que guardaba en mi corazón.
Alguien me tomó por el brazo y me puso de pie mientras me empujaba para que caminara. Una fresca brisa acarició mi rostro cuando salí de aquel jet y bajé despacio la escalinata para no caerme. No podía ver nada, pero sabía que aún estaba oscuro. El silencio que nos rodeaba me hizo saber que nos encontrábamos en la pista privada de los Berlusconi. Estuve aquí cuando jugaba a ser la prometida de Camilo. Nadie conocía este sitio, solo ellos, así que era el lugar perfecto para mantenernos oculto.
—Todo está arreglado —comentó aquella mujer.
El solo escucharla hablar me enfermaba.
Me obligaron a subir a un vehículo y este se puso en marcha de inmediato. Acepté sin más que no tenía escapatoria y que para cuando el sol saliera, quizá ya estaría muerta.
Nunca me detuve a pensar en el futuro, pero ahora viendo cómo la vida pasaba frente a mis ojos, me hubiese gustado mucho más decirle a Alessio cuanto lo amaba y no contenerme por temor a salir lastimada. Si tuviera la oportunidad de volver atrás, me encantaría regresar a aquella mañana para decirle sí a su propuesta de llevarme a la universidad y dejarlo marcar su territorio. Sin embargo, dentro de mí sabía que la razón por la que no se lo permití era porque lo presentía. Sentí que algo malo pasaría y esa extraña opresión en el pecho que siempre presagiaba que las cosas no serían buenas.
—Lo siento, pero debes dormir nuevamente —expresó Camilo con perversidad al pincharme el brazo.
Me perdí en aquel limbo entre la vida y la muerte.
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La Oscura Obsesión de Alessio✔ (Libro #1 serie Oscura +18) Disponible en Amazon
RomanceGina Stevens es una modelo curvy estadounidense que ha escalado por su cuenta. Tomó la decisión de irse a vivir a Italia, donde se ha convertido en una de las modelos más solicitadas. Sin embargo, no todo es tan hermoso y maravilloso. El día de su f...