Capítulo 73. La bruma

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Gina

El lado de la cara donde Camilo me golpeó palpitaba de manera dolorosa. Abrí los ojos con dificultad. Traté de moverme, pero mis brazos y piernas estaban inmovilizados. Me asusté, pero intenté mantener la calma. Estaba acostada sobre una cama. Miré a mi alrededor para tener una idea de dónde me encontraba. Al contemplar una foto que colgaba sobre la pared que estaba frente a mí, lo supe de inmediato. Vi a mi costado y analicé a Camilo. Miraba con sospecha por la ventana, tenía un arma en la mano y parecía que pasó la noche en vela.

—Despertaste —dijo cuando clavó su fría mirada en mí.

—¿Por qué me trajiste aquí? —No reconocí mi propia voz, parecía una extraña.

—Quería saber cuánto tardaría mi padre en descubrirlo. —Se alejó de la ventana y caminó hacia mí—. Ese policía corrupto está con él. Creo que ya tomó una decisión.

Lo miré, confundida. No entendía una mierda de lo que decía.

—No entiendo —resollé casi entre dientes. El dolor en mi garganta era poco soportable.

—Es más fácil deshacerse de mí que de su fortuna, así que hoy nadie saldrá vivo de aquí.

—Solo estamos tú y yo. —Esperé que eso fuera del todo cierto.

—Y Alessio, por supuesto. —Me sonrió con malicia.

Tuve un mal presentimiento.

—Déjalo fuera de todo esto, ya me tienes. ¿Qué más quieres? —Sentí tanta desesperación que comencé a pensar en una forma de soltarme.

—Esto no se trata de ti, se trata del hombre que siempre me ha hecho ver inferior. —Se lanzó sobre mí y me puso la pistola en la cabeza—. Debiste quedarte tranquila. Nunca debiste poner tus ojos en él. No debiste enamorarte y darle lo que era mío. Ahora tengo que ver cómo se retuerce de dolor cuando termine con lo más preciado para él. Me suplicará que lo mate también. —Se alejó y caminó hacia la ventana.

Las lágrimas mojaban mis mejillas otra vez.

Escuché que decían el nombre de Camilo por un altavoz. Le pedían que saliera por las buenas, pero el demente a mi lado ya había tomado una decisión. No le importaba morir y ver morir a otros. Lo único que él deseaba era llegar hasta el final con aquella absurda venganza y hacer pagar a Alessio por la humillación que él mismo se buscó con sus actos, con su locura y con su enferma obsesión.

—Pensé que no lo haría —expresó con sus ojos clavados en la ventana—, pero al parecer te ama demasiado.

Se oyó un golpe seco en la puerta. Se trataba de él, aunque tenía la remota esperanza de que fuese un oficial de policía.

—Aquí estoy. Terminemos con esto, Berlusconi.

Quería gritarle que se fuera, que diera media vuelta y se marchara, que no valía la pena todo aquello. Sin embargo, no tuve las fuerzas y la voz no me alcanzaba para gritar. Sería inútil.

Escruté de nuevo esa foto y me fijé en un pequeño detalle que no miré aquel día. Camilo me veía con desprecio. No había amor o felicidad en su mirada, solo repulsión y una frialdad que te cortaba la piel. No sabía cómo no me di cuenta. Siempre tuve la verdad frente a mis ojos. No obstante, fue más fácil para mí vivir esa absurda fantasía. Quería demostrarle a las demás que yo sí podía. No había amor. Aquello nunca existió entre nosotros, solo era un espejismo, una vil y cruel mentira.

Me arrastré sobre la cama y me senté como pude. Camilo bajó las escalares. Solo estuve una vez en esta casa. Después de todo lo sucedido, jamás pensé que volvería a estar aquí, ni siquiera pensé en volver a ver su cara. Quería olvidarme de aquella pesadilla a la que él me arrastró. Quería vivir y olvidarme del pasado que nos había unido, pero él estaba demasiado dañado y ya nada podría arreglarlo.

Oí unas firmes pisadas acercarse y la puerta se abrió con un estrépito. A Alessio le bajaba sangre por la frente. Camilo lo empujó a mi lado sobre la cama. Alessio no tardó en revisarme por todos los lados.

Camilo, sin más, blandió su arma sobre nosotros.

—Me repugnan —espetó al tiempo que apuntaba en mi dirección con el arma.

Alessio me cubrió con su cuerpo.

—Terminemos esto por las buenas. Sabes que no tienes escapatoria.

—¡Cállate! —Blandió la pistola de modo peligroso—. Siempre has querido hacerme sentir menos. Siempre has ganado en todo. Ya estoy harto de ti. Harto de ustedes.

Alessio le hablo con firmeza. Me asustaba la tranquilidad con la que él lo miraba.

—Sabes que nos saldrás vivo de aquí y que tu padre no permitirá que lo sigas perjudicando.

No sabía por qué Alessio lo provocaba, pues este no era el instante para tentar al demente frente a nosotros.

—Por favor —supliqué por lo bajo y escondí mi cabeza en la espalda de Alessio—, no lo provoques más. —El miedo corría por mis venas.

—Ella debió ser mía y tú debiste dejarme ganar. Luego vas y me humillas frente a mi padre. ¡Tienes que morir! —Soltó un disparo al techo.

Mi corazón comenzó a martillar con fuerza.

—No tienes el valor para matarme —resolló Alessio.

La mirada de Camilo se oscureció y algo se quebró en su interior.

Todo pasó en fracción de segundos. Alessio se abalanzó sobre él y otro disparo estremeció aquella habitación. Sentí un extraño calor en mi costado derecho; la sangre manchó las sábanas. Camilo echó a correr y Alessio se acercó a mí. Su rostro palideció y se apresuró a desatarme. No pude evitar llevar la mano a mi costado. Cuando vi mis dedos manchados de sangre, sentí que perdía el sentido.

—No, no, no —lo escuché decir con desesperación—. No te duermas. —Puso su mano sobre mi rostro.

Otras personas entraron, pero no podía oír lo que decían. Alessio señaló la puerta y después les dijo que se escapó. Las lágrimas mojaban su rostro. Sentí una honda tristeza al mirarlo tan roto. No quería que se sintiera angustiado, solo deseaba llenarlo de felicidad. Ahora no sabía si tendría la oportunidad de hacerlo. Me sumergía en una bruma oscura de la cual no tenía conocimiento si podría escapar.

Sí quiero —le susurré.

—No hables. No hables, por favor —me suplicó.

Sí quiero casarme contigo. —Traté de secar las lágrimas de sus mejillas y la bruma me arrastró con ella hacia una oscuridad desconocida.

La Oscura Obsesión de Alessio✔ (Libro #1 serie Oscura +18) Disponible en AmazonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora