Alessio
Fui directo a la oficina en cuanto pisé Italia. Alexander me había recomendado descansar aquel día, pero perdí demasiado tiempo y debía cobrarme con creces cada valioso minuto que desperdicié en Gina. Seguía deseándola con todas mis fuerzas, eso era algo que no podía negar y que me enloquecía, pero estaba enojado. Debía hacerle entender que este juego tenía un solo ganador y que yo tenía el control.
—Señor, la señorita Deyna ya está aquí.
—Hazla pasar —dije con altivez.
—¿Me mandó a llamar, señor? —preguntó Deyna cuando estuvo frente a mí.
Me acomodé en el sillón y sopesé por un momento mis palabras.
—¿Está concluido el contrato de la señorita Stevens?
Deyna me observó, interrogante.
—No, señor, pero estamos trabajando en ello.
—Déjalo como está. —Me contempló con sorpresa—. Prepara la demanda por incumplimiento de contrato.
Una sonrisa maliciosa adornó su rostro. Aunque trató de disimular, me di cuenta.
—Iré al departamento legal para comenzar a procesarla.
—Otra cosa —hablé antes de que se marchara—: quiero que le veten de todas las agencias. Deberá venir a suplicarme para que le devuelva su carrera.
Deyna asintió y salió de mi oficina.
Necesitaba una buena distracción esta noche y descargar toda la ira que crecía dentro de mí, aunque sabía que aquello no menguaría por completo el deseo que corría por mis venas. Me odiaba por desearla con tanto desespero. Nunca una mujer me llevó a tal extremo, ni siquiera aquella a la que le juré amor. Gina Stevens era mi maldita y enfermiza obsesión.
***
Bebía aquella copa de whisky en la oscuridad de la habitación.
Alexander arregló y apresuró a la próxima en la lista. No habían depurado a nadie, así que la cosa debió hacerse exprés. No tenía paciencia para esperar y para mí no podía haber negativas. Bebí otro trago y comencé a sentirme caliente. La sangre comenzaba a arderme.
La puerta se abrió.
—No temas —solté con voz rasposa, extendí mi mano para que se acercara a mí y dejé que se sentara en mis piernas.
Era otra muñeca con el cuerpo perfecto. No era que no me gustaba lo que veían mis ojos, pero mis gustos habían dado un pequeño giro y la imagen de Gina encadenada llegó a mi cabeza. Me puse duro. Agarré a la chica por el cabello e hice que se arrodillara frente a mí. Soltó un grito por la impresión, mas no tardó en quitarme la correa y bajarme la bragueta.
—Ahora chúpalo —exigí.
Mi mirada que era perversa, igual a la de un depredador.
Su boca se cerró alrededor de mi pene y comenzó a chuparlo. Era buena, pero no tanto como para dejarme loco, así como lo había hecho aquella mujer. Empecé a fantasear con la boca de Gina, con su lengua, que era tan suave cuando se enredaba con la mía, y con aquellos senos que moría tener en mi boca otra vez. Cerré los ojos, tomé a aquella chica más fuerte del cabello y aceleré sus movimientos.
—Oh, Gina—jadeé solo para mí mientras me corría.
Limpió la comisura de sus labios y luego relamió su dedo. Estaba lista para esto. Seguro se preparó para cuando llegara este instante. Me gustaba que se tomaran aquellas molestias, aunque nunca nada llegaba a satisfacerme. Nada podía saciarme, solo ella. Tenía el poder para que solo sus manos en mi pene fueran suficientes para mí. Estaba obsesionado y no sabía si sería capaz de soportar la tortura que me suponía no poseerla.
—Ponte en cuatro —sentencié sintiéndome impotente por no poder tenerla y no poder hacerla mía de la manera en la que quería hacerlo. No obstante, la haría desearme con locura y la haría rendirse a mis pies.
Rompí la diminuta tanga de aquella chica con enojo, la sostuve firmemente por la cintura y la penetré con rudeza. Le di una nalgada con más fuerza de la esperada y la escuché gritar, pero aquello no me detuvo. Buscaba deshacer esta furia que crecía en mi interior y apartar el rencor que comenzaba a consumirme por dentro.
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La Oscura Obsesión de Alessio✔ (Libro #1 serie Oscura +18) Disponible en Amazon
Roman d'amourGina Stevens es una modelo curvy estadounidense que ha escalado por su cuenta. Tomó la decisión de irse a vivir a Italia, donde se ha convertido en una de las modelos más solicitadas. Sin embargo, no todo es tan hermoso y maravilloso. El día de su f...