Gina
Me encerré en el baño para poner distancia con él. Sin embargo, con lo enfurecido que estaba, no me seguiría. Me eché agua en la cara y traté de calmarme. Me estaba volviendo loca. Cada vez que se me acercaba, se apoderaba de una parte de mí, pero me prometí mantenerme firme. Las cosas no podían ser tan fáciles. No era un objeto que él podía utilizar a su antojo.
Me quedé un momento de pie al borde de las escaleras y tomé una profunda respiración antes de volver a entrar en el salón. Debía mantener serena y hacer de cuenta que nada pasó, pero en cuanto pisé el lugar, no pude evitar mirar cómo Alessio jugueteaba con una de las chicas que se encontraban allí. El ambiente estaba algo tenso y sentía que todas las miradas estaban puestas en mí.
—¿Por qué tardaste tanto? —preguntó mi hermana con cierta curiosidad.
—Me perdí —le quité importancia y me acomodé a su lado.
—Prueba esto, está buenísimo. —Agarré la copa que me ofrecía y me bebí aquella bebida de un trago. Genave me miró, preocupada—. ¿Pasó algo? —indagó con el rostro contrariado.
—No. —Forcé una sonrisa—. Todo está perfecto.
Asintió, pero no estaba muy convencida.
Traté de no mirar por todos los medios en la dirección de Alessio. Mis palabras lo habían molestado y aún no conocía hasta dónde era capaz de llegar. Él me tenía confundida y asustada. Escuché que tenerlo como enemigo era lo peor que podía pasarte en la vida. Nunca antes dejé que nadie tuviera control sobre mi vida. Tendrían que pasar algunos inviernos antes de que eso pasara.
—Bueno, creo que es hora de marcharme —dijo Alessio en voz alta. Todos depositaron su atención en él, menos yo—. Disfrutaré mi última noche en Nueva York por todo lo alto al estilo Lombardi —soltó, pretencioso.
Genave me codeó y tuve que levantar la mirada. Alessio salía de la mano con aquella chica y sentí que algo me apretó el estómago. No podía darme el lujo de sentir celos por un hombre así, uno que hace solo unos pocos minutos decía estar loco por mí, el cual la noche anterior me tocó como si fuera única, pero no era tan ilusa como para creer que él podría ser un hombre de una sola mujer, acababa de demostrarlo.
—Es de lo peor —comentó mi hermana. La observé, apenada. Parecía ser que su hermana mayor tenía mala suerte con los hombres—. No tienes por qué sentirte mal. Disfrutemos el resto de la fiesta.
Asentí con una sonrisa, aunque por dentro estaba hecha un lío.
***
Los matices naranjas del atardecer se veían en el horizonte cuando llegué a casa.Me sentía algo mareada, pero no tanto como para estar ebria.Esperé a que el ascensor llegara.
Nunca tuve tantas cosas en mi cabeza y lo único que agradecía de todo aquello que me pasó era el hecho de haberme olvidado por un instante lo que me había ocurrido, aunque estaba ahí todavía palpable el dolor de la traición.
El pasillo estaba a oscuras. Levanté los brazos y comencé a moverlos para que los censores se activaran, entonces lo vi de pie frente a mi puerta con un ramo de tulipanes en la mano. Eran mis favoritos y él lo sabía mejor que nadie. Levantó la mirada y clavó sus ojos en mí. Se veía cansado y parecía atormentado, pero no podía creerle. Aquello era una actuación más. Además, ni siquiera podía creer que se atrevió a venir aquí.
—He estado aquí toda la tarde como un loco —comentó con voz cansada—. Simplemente soy nada sin ti, Gina.
Sentí pena por él, pero me recordé a mí misma que él nunca sintió pena por mí.
—No deberías estar aquí —dije con los dientes apretados.
—Todos cometemos errores. —Caminó hacia mí—. Pero ¿dejaremos que eso empañe los dos maravillosos años que hemos pasado juntos, Gina? Te amo.
Lo miré con enojo. ¿Cómo se atrevía a decirme que me amaba?
Me acerqué a él, amenazadora. Mirar sus ojos me confundió por un momento. Esta no era la mirada que vi aquella noche; no había frialdad. Solo pude atisbar una honda tristeza que se buscó él mismo. No podía, ni debía sentirme culpable. Creí que amaba al hombre frente a mí, pero ahora, mirándolo de frente, no estaba tan segura de ello. En realidad, no estaba segura de nada.
—Tú solo amas mi coño apretado —siseé con dureza—. Tú... —toqué su pecho con mi dedo— solo amabas el hecho de que serías el primer hombre en mi vida. Eso estaba alimentando tu maldito ego de mierda. —Lo aparté de mí y me apresuré para encerrarme en la seguridad de mi apartamento.
—Es por él, ¿verdad? —Dejé la llave a medio camino—. Es por Alessio Lombardi. —¿Qué demonios sabia él sobre eso?—. ¿Acaso lo conoces, Gina? ¿Sabes de lo que es capaz ese hombre?
Me lancé a abrir la puerta y me perdí detrás de ella.
Teniendo la certeza de que era verdad, yo no conocía a ese hombre.
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La Oscura Obsesión de Alessio✔ (Libro #1 serie Oscura +18) Disponible en Amazon
RomanceGina Stevens es una modelo curvy estadounidense que ha escalado por su cuenta. Tomó la decisión de irse a vivir a Italia, donde se ha convertido en una de las modelos más solicitadas. Sin embargo, no todo es tan hermoso y maravilloso. El día de su f...