Capítulo 41. Catalina Leoni

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Gina

Me dolía el coño, debía admitirlo, pero era una sensación gratificante, una de las miles que me estaba perdiendo. Agradecía haber experimentado aquello con el hombre a mi lado. La noche fue demasiado intensa. Tenía unas ganas inmensas de quedarme en la cama, mas no podía. Alessio dormía plácidamente a mi lado y no pude evitar mirarlo, embobada. Los tatuajes que cubrían su cuerpo eran una obra de arte y sus malditos abdominales parecían hechos a mano. Tenía un cuerpo de infarto, uno que nunca imaginé tocar. No quería ilusionarme. Él me había dicho que estaba enamorado de mí, pero ¿qué tal si eso era una absurda fantasía?

—¿Adónde vas? —Sostuvo mi brazo con firmeza—. ¿Te piensas escapar? —Me haló con tanta fuerza que caí sobre él.

Mi cuerpo reaccionó al instante. Estaba muy perdida por este hombre.

—Tengo que trabajar —me quejé—. Hoy se unirá una nueva modelo talla grande y Adrián quiere que esté ahí para orientarla en algunas cosas.

Su mirada fue lastimera.

—Vuelve a trabajar para mi marca —sugirió, pero ahora mucho menos podría trabajar en su empresa—. Y hablando de todo, ¿cómo hiciste todo esto en primer lugar? ¿Cómo es que estás tú aquí?

Una mujer celosa era capaz de cualquier cosa y no era tan difícil hacerme pasar por una de las asistentes de Alessio. Alexander se encargaba de todo el proceso de la lista. Sin embargo, aquella chica ni cuenta se dio que esa llamada fue un maldito engaño. Tenía mis trucos, sabía cómo actuar y mi tiempo junto a Deyna me sirvió para algo. Esa mujer sabía cómo envolver y engañar a las personas.

—¿Importa eso ahora? —indagué con cara inocente. Negó con la cabeza—. Ahora las cosas son diferentes entre nosotros, Alessio. El trato que tengo con los Berlusconi es bueno y quiero seguir trabajando allí.

Me miró con molestia y traté de quitarme de encima, pero él no lo permitió.

—Comamos juntos. —Su mirada me decía muchas cosas. No obstante, aún me sentía insegura. Todavía sentía que debía mantener la guardia alta frente a él.

—¿Quieres hacer esto de verdad? —le pregunté con toda sinceridad. Asintió sin dudarlo—. Está bien —solté un suspiro—, aunque aún no respondes a mi pregunta.

—¿Qué pregunta? —Me miró, confundido.

—La de la lista y muchas otras que debo hacerte, así que prepárate.

Deposité un beso sobre sus labios. Me sostuvo con más fuerza y me besó con pasión. Me aparté de él porque sabía que una cosa nos llevaría a la otra.

—Ah —dije antes de perderme detrás de la puerta del baño—, sé que esta no era la habitación asignada para la chica de la lista, pero no iba acostarme contigo donde llevas todas tus putas.

Soltó una carcajada y su rostro se iluminó. Aquella sonrisa me acompañaría todo el día.

Me apresuré a ducharme con un millón de preguntas dando vueltas en mi cabeza, porque yo no solo quería al experto en la cama, también quería al hombre que Alessio tenía por dentro.

***

Me percaté de la agitación en el ambiente en cuanto entré al salón de ensayos. Camilo estaba allí y todas las modelos iban de un lado a otro revoloteando a su alrededor. Era un hombre bien parecido, de gran estatura y cuerpo tonificado. Cualquier mujer moriría por estar cerca de él. Sin embargo, en mi caso, lo quería lo más lejos posible de mí. Nunca se mereció el respeto y amor que yo le di.

—Gina, qué bueno que llegaste —dijo Armando algo sofocado—. Cariño, te ves diferente. Radiante sería la palabra correcta. —Lo miré, avergonzada.

Sabía que mis mejillas se habían sonrojado.

—Solo me bañé —respondí, estúpida.

Me observó, extrañado.

—Ok. —Hizo un gesto raro con su cara—. Yendo a lo importante: Camilo ha traído a la nueva modelo. Adrián me dijo que te había comentado sobre ella.

Asentí mientras me escoltaba hasta donde estaban ellos.

Camilo hablaba muy animado con aquella chica. Al parecer, ya se conocían. Eso me dio mala espina. No podía negar que me encantaba la idea de que otra modelo de mi talla fuera parte del proyecto, pero si venía de Camilo, nada bueno se podía esperar. No confiaba para nada en aquel hombre y era posible que la modelo hubiese sido una de sus tantas amantes.

—Gina —saludó Camilo con exagerada simpatía. Puso su mano sobre mi espalda y yo la aparté con disimulo—. Ven, quiero presentarte a Catalina.

La mujer frente a mí me sonrió algo avergonzada. Con rapidez, me di cuenta de que su rostro alguna vez fue perfilado. Fue delgada. No todo el tiempo fue gorda, como yo.

—Mucho gusto, Catalina Leoni —se presentó. Extendió la mano y se la estreché.

No negaba la singular belleza de esta mujer. Aquel cabello rojizo iba perfecto con su aspecto. Comprendí por qué los Berlusconi la habían contratado.

Me sentí recelosa y no entendía por qué si era la primera vez que veía aquel rostro.

La Oscura Obsesión de Alessio✔ (Libro #1 serie Oscura +18) Disponible en AmazonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora