Deyna
Esperabas con ansias el momento en que Alessio estuviese dentro de mí. Aquellos días fuera fueron un martirio. Aunque nunca besé sus labios, me imaginaba los mismos recorriendo cada centímetro de mi piel. Tenía que masturbarme por esos pensamientos. Aquel hombre tenía mi mente trastornada y quería complacerlo en todo sin límites.
—Deyna, has regresado. ¿Cómo te fue en tu viaje? —Miré a Crista poco sutil.
No me caí nada bien y yo mucho menos a ella.
—Bien. Voy a entrar a ver a Alessio. —Hice uso de la autoridad que él me proporcionó.
—Lo siento, pero el señor Lombardi tiene visita.
La contemplé, confundida.
—Si es algunos de los inversionistas, no importa que entre —espeté y me aproximé a su puerta.
—Es la señorita Stevens. —Me giré hacia ella y la observé con asombro—. Parece ser que va en serio. —Se rió con burla.
Me molesté.
—¿De qué demonios hablas? —pregunté con los dientes apretados.
—No creo que estén haciendo nada fuera de lo común. El señor Lombardi mandó a pedir comida y una botella de vino. —Levanté las cejas, sorprendida—. También dijo que de ahora en adelante no había necesidad de anunciar a la señorita Stevens. Parece que al fin el señor encontró su corazón.
Me reí sin ninguna gracia. Crista estaba que no se aguantaba de la felicidad.
—Anúnciame. —La miré con molestia.
Procedió a marcar la extensión de Alessio.
Tomé una larga respiración, acomodé mi falda y planté una sonrisa en mi rostro, que desapareció en el momento en que vi a Gina sobre las piernas de Alessio.
¿Qué se creía esa maldita perra?
Tuve que disimular el enojo que comenzaba a crecer en mi interior.
Alessio parecía feliz. Parecía ser otra persona.
—Señor Lombardi, señorita Stevens. —Sabia que Gina notó mi incomodidad al saludarla—. Aquí está la información sobre las nuevas modelos. Sabía que era urgente por lo del próximo desfile. —Rocé su mano al pasarle la carpeta, pero ignoró aquel gesto.
—Lo estudiaré —contestó con frialdad y dejó las carpetas a un lado. En otra circunstancia hubiese mirado con detenimiento aquella información y hubiese sido minucioso en su elección. Ahora parecía no poder apartar las manos de aquella gorda—. Si necesito algo más, te dejaré saber con Crista. —Depositó toda su atención en esa mujer.
Devastada, salí de la oficina.
Pensé que había algo entre él y yo y que no solo era sexo ocasional porque siempre me buscaba. Creí que podría lograr conquistarlo. Sin embargo, esa maldita mojigata comenzaba a arruinar mis planes. Visualicé mi futuro con Alessio; merecía ser la señora Lombardi, no alguien más.
—Creo que pronto tendremos una jefa —expresó Crista con burla.
Tragué lo que iba a decirle, dado que no me rebajaría a su nivel. Esa maldita estúpida se divertía mucho con la situación.
Tenía que buscar la forma de deshacerme de Gina Stevens. Esa mujer se convertía en un dolor de cabeza. Tenía que sacarla de mi camino. Debía hacer que Alessio entrara en razón y regresara a ser el de antes. Desde que comenzó a perseguir a Gina, muchas cosas empezaron a cambiar. Pensé que solo era otro de sus caprichos, pero al aparecer la muy maldita le comenzaba a importar.
Me encerré en mi oficina y caminé de un lado otro. Estaba desesperada, nada llegaba a mi cabeza. Quizá sí había una persona que podría ayudarme, una que estaría tan encabronada como yo con la nueva parejita, la cual odiaba a Alessio Lombardi y a la que podría revelarle una verdad que lo llevaría a odiarle aún más. Él también conocía sobre los bajos instintos y cómo someter a una mujer para que cumpliera sus oscuros deseos.
—Cuanto tiempo —soltó aquella voz.
—¿Cómo dejaste que pasara? —le reclamé.
—No es mi maldita culpa —respondió alterado—. Esto me molesta tanto como a ti. —Se escuchaba fastidiado.
Aquel era un punto a mi favor, así que solo debía encender la mecha para que comenzara a arder la llama.
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La Oscura Obsesión de Alessio✔ (Libro #1 serie Oscura +18) Disponible en Amazon
RomanceGina Stevens es una modelo curvy estadounidense que ha escalado por su cuenta. Tomó la decisión de irse a vivir a Italia, donde se ha convertido en una de las modelos más solicitadas. Sin embargo, no todo es tan hermoso y maravilloso. El día de su f...