Capítulo 59. Me pertenece

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Alessio

Me encontraba de pie frente a la cama contemplando el cuerpo de Gina boca abajo. Ella dormía plácidamente, pero mi pene estaba muy despierto, aunque pensaba darle un pequeño descanso. Lo de anoche fue intenso y sin pausas. No podía permitir que se me escapara. Me coloqué sobre ella y dejé un beso en su cuello. Se removió un poco y abrió los ojos despacio. No podía creer que seguía siendo tan perfecta incluso hasta la hora de despertar.

—Quiero que vayamos a desayunar —susurré.

Acaricié su espalda Quería cogerla ahora mismo, pero debía poner freno por un rato a mi lujuria.

Se sentó, adormilada, y llevó sus pasos al baño sin decir nada. La seguí para acompañarla. Cuando el agua comenzó a caer sobre su cabeza, sus ojos al fin se abrieron. Enredó sus brazos en mi cuello mientras el efluvio se deslizaba por su cuerpo. Me provocó envidia. Cada parte de ella me pertenecía, su esencia era mía.

—Debo ir a casa por ropa. —Mis manos jugueteaban con sus pezones—. ¿Por qué me siento tan cansada? —Clavó sus ojos en los míos.

La tomé por sorpresa y la cargué sobre mi cintura.

—¿Quieres que te recuerde por qué estas tan cansada? —Un gemido escapó de sus labios cuando sintió mi erección—. Aunque quiero recordártelo, por ahora te llevaré a casa y luego iremos a desayunar.

—Sí, amo —gorjeó.

La puse sobre sus pies y dejé que ella terminara de ducharse.

Disfrutaba de la paz en nuestro mundo.

***

El apartamento de Gina era pequeño; no me fijé en el gran librero que dividía la sala de la cocina aquella vez que estuve aquí. Era acogedor. A Gina le gustaba, pero debíamos hablar de algunos cambios respecto a cómo viviría de ahora en adelante. Ser dueño del conglomerado Lombardi indicaba que toda mi vida se encontraba en Italia. Estaba al frente de una compañía y tenía un gran personal bajo mi mando, así que debía convencerla de regresar y vivir conmigo.

Corrió hacia su habitación.

Observé aquel pequeño espacio. Estaba acostumbrado al lujo y las casas grandes. Gina vivió en este pequeño apartamento sin problemas y sin quejas. Todo lo que me rodeaba la abrumaba, aunque no me lo dijera. Mi mundo era bastante complejo para aquella sencilla chica de curvas pronunciadas. Sin embargo, decidí bajarle el mundillo a sus pies. Me propuse protegerla de toda la maldad en la que se encontraba sumida la clase alta. Cometí un error que no se volvería a repetir.

—Lista. —Apareció de nuevo frente a mí; se puso una camiseta de aquellas que odiaba, unos jeans rasgados y unas zapatillas deportivas—. Estás en mi mundo, Alessio Lombardi. —Se acercó a mí, provocativa.

La agarré por las nalgas y no pude evitar besarla.

—¿Qué planes tienes para hoy? —curioseé.

—Pues recibí un mensaje de mi padre. Ya sabes, ¿verdad? Ayer olvidé por completo la reunión de hoy. —Tragué con dificultad y comencé a sentirme algo ansioso—. No hagas drama, solo conocerás a mis padres. —La miré con poca sutileza.

Soltó una carcajada.

—Creo que llegó el momento de conocer a mis suegros —manifesté con poco entusiasmo.

—Es un desayuno por lo de la graduación de Genave. Mi papá hace un alboroto por todo y como su pequeña princesa ya es toda una mujer, planificó esto mucho antes de la fiesta de anoche.

Solté un resoplido y me resigné, pues no había forma de convencerla para no ir.

***

La casa de los padres de Gina era la típica americana. Tenía un jardín trasero perfecto para cualquier evento. Gina y Genave se abrazaron como si tuvieran años sin verse y la chica me miró con cara de pocos amigos. Sabía que Gina la puso al tanto de todo y ganarme su confianza iba a ser toda una odisea. Lo que más me incomodó fue ver al tipo de la noche anterior charlando de manera animada con los padres de Gina. Contemplé a la susodicha; se encogió de hombros.

Observó a Genave, interrogante.

—¿Qué hace Hardin Hale aquí? —le preguntó Gina con incomodidad.

Genave me volvió a mirar de mala forma.

—Tú mamá lo invitó. Está muy molesta contigo por irte anoche, incluso me preguntó quién era el gánster con quien te fuiste.

Sentí que mis orejas se calentaban.

Los padres de Gina se acercaron a nosotros. Por la forma en que me miraron, al parecer no era de su agrado. Mucha gente siempre me juzgaba por mi apariencia. Los padres de mi novia no eran la excepción. Me molestaba porque sabía que ellos preferían mil veces al niño bonito con cara de no rompo un plato que se encontraba en el puesto número uno de mis más odiados.

—Mamá, papá, él es Alessio Lombardi.

Extendí mi mano a su padre y él la tomó un tanto resistente.

—Gina, cariño, ¿por qué te fuiste así anoche? —Su madre me ignoró por completo—. Hardin se quedó esperando que regresaras. —Me regaló una mirada reprobatoria.

Agarré a Gina de la cintura para marcar mi territorio.

—Hola, Gina —la saludó aquel tipo.

Mi mirada y la suya se encontraron. Sus ojos me estudiaron con detenimiento. Tampoco tuve ningún tipo de recato al mirarlo.

No dejaría que nada ni nadie me quitara lo que me pertenecía, mucho menos el tal Hardin Hale.

La Oscura Obsesión de Alessio✔ (Libro #1 serie Oscura +18) Disponible en AmazonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora