Gina
La cita con Camilo fue maravillosa, pero todavía tenía dentro de mí la espina de la conversación que tuve más temprano con Deyna. No había tenido noticias de ella en todo el día y no sabía por qué presentía que se debía a mi negativa ante la invitación de aquel hombre. Ella me conocía mejor que nadie. Sabía con certeza que diría que no. Aun así, me hizo aquella propuesta. No sabía hasta qué punto la manipulaba el señor Lombardi, pero, al parecer, era su dueño.
La mano de mi prometido no tardó en deslizarse por mi muslo. Dejaba que Camilo me tocara. Aunque no había rebasado aquella parte y simplemente teníamos sexo oral, era excitante sentir sus manos sobre mi piel. No importaba dónde y cómo fuera. Era la virgen más puta del mundo. Sin embargo, por lo menos cumplió con lo de mantenerme intacta hasta el día de la boda. Sabía que era anticuado, pero les había dicho que cuando me proponía algo lo cumplía, y esto estaba incluido en todos mis propósitos.
—No comas ansias. —Aparté con delicadeza su mano de mi muslo—. Llegaremos en unos minutos a tu apartamento.
Mirar lo duro que estaba su pene era un deleite para mí. Pasé mis uñas por su bragueta, cosa que lo hizo mirarme con lujuria. Tomó una larga respiración y posó su mirada en el camino. Me encantaba que se resistiera porque sabía que cuando el momento llegara, lo disfrutaríamos demasiado, aunque también presentía que sería doloroso para mí.
El apartamento estaba oscuro y Camilo no dudó en tomarme de la cintura. Sentí su erección en mi estómago y mi bajo vientre se apretó ante la antelación de las cosas que podían ocurrir ante aquella oscuridad. Sus manos rodearon mis pechos y luego las deslizó con suavidad por mi estómago, hasta llegar a mi sexo. Estaba mojada, extremadamente mojada y preparada para Camilo, pero tenía el freno, esa voz en mi cabeza que me decía que no me perdiera en la locura.
Rompí los botones de su camisa y me deleité con su cuerpo. Era maravilloso. Los pocos tatuajes que cubrían su pecho y abdomen lo hacían ver aún más deseable. Era casi imposible no perder la cabeza. No obstante, él sabía que no podía sobrepasarse. Con aquel pensamiento, me dejó caer sobre el sofá y metió la cabeza entre mis piernas. Su lengua no tardó en tocar mi cavidad. Me perdí en la locura de esa sensación tan excitante y me imaginaba que, si era tan bueno con su boca, con su pene sería un dios, así que antes de llegar, hice que se colocara encima de mí y me rozara para llegar juntos al orgasmo.
—No me hagas esto —dijo con voz seductora—. Me muero por estar dentro de ti.
Tomé su pene en mis manos y lo pasé una, dos, tres veces por mi coño, hasta que sentí cómo se venía y luego lo acompañé con un grito que llenó toda la habitación. Camilo se dejó caer a mi lado y me besó con ternura.
Odiaba torturarlo de aquella forma, pero también sabía que la espera valdría la pena.
—Si esto es sin entrar en ti, no sé qué pasará cuando eso suceda.
Acaricié su mejilla y tomé su labio inferior con mis dientes. No pude evitar reírme de manera seductora.
—Será una locura —contesté, me puse de pie y caminé hacia el baño. Me quité de paso la ropa.
Sabía que tendríamos otra sesión en el baño y era algo que me encantaba: saber que tendría aquel hombre sexi todos los días de mi vida.
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La Oscura Obsesión de Alessio✔ (Libro #1 serie Oscura +18) Disponible en Amazon
RomanceGina Stevens es una modelo curvy estadounidense que ha escalado por su cuenta. Tomó la decisión de irse a vivir a Italia, donde se ha convertido en una de las modelos más solicitadas. Sin embargo, no todo es tan hermoso y maravilloso. El día de su f...